Descargar este articulo en formato PDF
048 Entre conchas y océanos: Analizando los artefactos malacológicos procedentes del Entierro 9 de El Zotz, Petén, Guatemala.
Yeny Myshell Gutierrez Castillo, Stephen Houston, Edwin Román, Thomas Garrison, Sarah Newman y Catherine Magee
XXVI Simposio de Investigaciones
Arqueológicas en Guatemala
Museo Nacional de Arqueología y Etnología
16 al 20 de julio de 2012
Editores
Bárbara Arroyo
Luis Méndez Salinas
Referencia:
Gutiérrez Castillo, Yeny Myshell; Stephen Houston, Edwin Román, Thomas Garrison, Sarah Newman y Catherine Magee
2013 Entre conchas y océanos: analizando los artefactos malacológicos procedentes del Entierro 9 de El Zotz, Petén, Guatemala. En XXVI Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2012 (editado por B. Arroyo y L. Méndez Salinas), pp. 597-609. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.
Entre conchas y océanos: Analizando los artefactos malacológicos procedentes del Entierro 9 de El Zotz, Petén, Guatemala
Yeny Myshell Gutiérrez Castillo
Stephen Houston
Edwin Román
Thomas Garrison
Sarah Newman
Catherine Magee
Palabras clave
Petén, El Zotz, Conchas, Entierro 9, Clásico Temprano.
Abstract
During the 5th Field season the Zotz Archaeological Project, held in 2010, the team led by Dr. Stephen Houston, Mtro. Edwin Roman, conducted research on the structure of the Group F8-1 El Diablo, which occurred as a result there of, the finding of Burial 9 of El Zotz. This discovery has been listed as one of the richest contexts, the number of ceramic vessels and artifacts surrounding the buried individual. Among the artifacts found, in addition to the clay pieces were located colorful stucco that covered wooden artifacts, specular hematite, mosaics and other artifacts of jade, carved shells from different families, as part of the ornament of the dome and the buried person. This paper will examine the shell artifacts from Burial 9 and its context and function, cutting techniques and especially the origin of them.
Generalidades de El Zotz
El Zotz se ubica dentro del Biotopo Protegido San Miguel La Palotada-El Zotz, municipio de San José, departamento de Petén. Convergen dentro del área del biotopo, los asentamientos prehispánicos de El Palmar, La Avispa y Bejucal, que desde la geografía se enmarcan dentro del Valle de Buena Vista. Las investigaciones del Proyecto Arqueológico El Zotz (PAEZ) han determinado que tanto El Palmar como La Avispa tuvieron ocupaciones muy tempranas que datan del periodo Preclásico, aunque también se ha detectado esta misma cronología en el sitio Bejucal y aunque no arquitectónicamente, en algunas áreas de El Zotz. Aunque estos últimos tienen una historia más relativa al Clásico Temprano y Tardío.
El Zotz se encuentra conformado por distintos grupos arquitectónicos: La Acrópolis de El Zotz dominada por la Estructura Palaciega L7-6, el Grupo Este dominado por la Estructura M7-1, el Grupo Norte o Las Palmitas, que es un conjunto palaciego, el Grupo Sur, El Tejón, La Tortuga, el Juego de Pelota, La Plaza de los Cinco Templos y finalmente el Grupo El Diablo (ubicado al oeste), el cual es de importancia en esta ponencia (Fig.1).
Grupo El Diablo y Estructura F8-1
El Diablo es un grupo cívico-ceremonial ubicado 1 km al oeste de la plaza principal de El Zotz, fue edificado en el periodo Clásico Temprano sobre una colina (Román 2011). Actualmente para acceder al mismo es necesario recorrer una vereda desde la Acrópolis de El Zotz.
Su importancia radica en una breve ocupación durante los primeros años del Clásico Temprano, antes que la Corte Real se trasladara hacia la planicie ubicada al este de la escarpa donde están ubicadas las ruinas principales de El Zotz (Román y Newman 2010; Román 2011). El Diablo (Fig.2) se encuentra conformado por cuatro patios y 21 estructuras, 15 fueron reportadas por el investigador Ian Graham; presenta un reservorio, ó aguada, que fue creado por la excavación de una cantera durante la construcción del grupo, que posiblemente sirvió para abastecer de agua al mismo (Román y Newman 2010; Román 2011). Esta ponencia se basará principalmente en el edificio piramidal F8-1.
Como antecedentes de la pirámide F8-1 se puede señalar el registro gráfico realizado por el arquitecto George Andrews, quien en 1978 visita el sitio y documenta un túnel de saqueo al sur de la edificación, en su registro fotográfico ubicó una subestructura que estuvo decorada con mascarones estucados (Román y Newman 2010; Román 2011). Más tarde en el año 2006, el PAEZ, dirigido por los Dres. Stephen Houston y Héctor Escobedo, inició investigaciones en el referido grupo y los arqueólogos Juan Carlos Meléndez y Ana Lucía Arroyave documentaron el hallazgo de una estructura con dos cámaras pintadas de rojo y fuerte evidencia de rituales que incluyeron fuego (Arroyave et al. 2007 citado por Román 2011).
Posterior a tales hallazgos documentados en 2009, los investigadores y directores del Proyecto, Dr. Houston y Mtro. Edwin Román, iniciaron en conjunto con los arqueólogos Nicholas Carter, Sarah Newman, Boris Beltrán y Yeny Gutiérrez, investigaciones más puntuales en el edificio de El Diablo, con el fin de documentar los hallazgos que Andrews había reportado más de una década antes.
Edwin Román describe que en sus inicios, la Pirámide F8-1 estuvo formada por una estructura pequeña de muros coloridos en rojo, denominada “Estructura Colorada” o Sub-3, esta fue destruida para construir la Estructura Solar o Sub-1 y que contenía en sus muros y frisos un programa de mascarones que representaban distintas deidades, como el Dios Jaguar de Inframundo, el Dios de la Lluvia, Chahk, y el Dios Solar en distintas etapas o roles de su vida; fue al frente de este edificio que se construyó El Santuario o Sub-2 (Fig.3) que fue muy importante en el desarrollo de la historia del grupo El Diablo y de las primeras generaciones de habitantes de El Zotz. Posterior a dichas edificaciones, dos fases constructivas más y una etapa final formaron parte del edificio F8-1, sin embargo los mismos habitantes de El Diablo en un bien documentado proceso de abandono destruyeron intencionalmente el estuco de los muros y de los frisos, cerrando así el ciclo de vida de la Estructura y del resto del complejo de El Diablo (Román 2011).
Entierro 9 de El Zotz
En la temporada de campo del año 2010, las investigaciones en El Diablo estuvieron a cargo del Mtro. Edwin Román y la Mtra. Sarah Newman, con la colaboración del Dr. Stephen Houston, Dr. Thomas Garrison y la conservadora Mtra. Catherine Magee. En el proceso de excavación y documentación de la Estructura F8-1, los arqueólogos realizaron un magnífico descubrimiento para la historia de El Zotz: una Tumba Real ubicada debajo del Santuario o Sub-2. En esta estructura una unidad de excavación al centro del edificio permitió localizar debajo del piso varias ofrendas consistentes en cuencos pintados de color rojo que en el interior contenían dedos y dientes humanos, mismos que en conjunto rodeaban la Tumba Real. En el perfil sur de esta unidad, los investigadores descubrieron un agujero de forma triangular que posiblemente representaba un psicoducto asociado a la tumba (Román y Newman 2010).
Román y Newman mencionan que el contexto funerario estaba conformado por una cámara funeraria abovedada construida sobre la roca madre y que fungió como piso del recinto funerario. “La cámara estaba orientada norte – sur y midió 3.12 m de largo por 1.25 m de ancho, con una altura de 1.50 m. Los muros de la cámara funeraria fueron hechos de bloques de piedra caliza que en algunos casos evidenciaron restos de pintura roja sobre una capa fina de estuco, lo cual implica que esta haya pertenecido a otra estructura y que fueron reutilizados para la construcción de la cámara de El Diablo. Las paredes estuvieron recubiertas por una capa de lodo que recubría los cuatro muros hasta la altura del arranque de la bóveda, lo cual indica que este recinto no contó con una puerta de acceso y que por tanto, fue sellada por la parte superior. El Entierro 9 cuenta al menos con 7 individuos (los cuales fueron 6 niños ofrendados en vasijas labio a labio con evidencia de exposición al fuego y de edad aproximada de uno a cinco años); el personaje principal es posiblemente de sexo masculino, de aproximadamente 39 años y fue colocado sobre una tarima de madera que estuvo decorada con estuco color verde y rosado, lo cual fue evidenciado al momento de realizar la excavación ya que muchos de los huesos del personaje principal se encontraron sobre las ofrendas, al igual que un material orgánico color café obscuro que posiblemente corresponda a restos de madera, además paralelo a este material se encontraron fragmentos de estuco que dan la impresión de que estuvieron colocados inicialmente sobre la madera del entarimado. El individuo fue encontrado en posición de cúbito dorsal extendido, con su cráneo orientado hacia el norte” (Ibíd.).
Según Román (2011, citando a Houston 2010), este personaje fue el primer rey de El Zotz, llamado “Chak (Pescado-Perro) Ahk (Tortuga)” y que según la secuencia dinástica de El Zotz, gobernó este sitio hacia el año 400 DC, fue enterrado durante el Clásico Temprano y venerado por los pobladores del sitio hasta por lo menos doscientos años después de su muerte.
Los objetos recuperados que formaron parte de las ofrendas en la tumba fueron 38 vasijas incluyendo algunas parejas de base y tapaderas y cuencos colocados labio a labio, algunas con representaciones zoomorfas y otras con representaciones de antepasados, todas correspondientes al periodo Clásico Temprano. El contexto incluyó además, tres fragmentos de jade en forma de pectoral, asociados a dos objetos circulares parecidos a orejeras pero de gran tamaño; el individuo tenía un tocado hecho de materiales orgánicos posiblemente textiles, restos de madera cubiertos por una capa fina de estuco, un objeto globular de color rosado que presenta tres soportes con rostros de jabalí y una figurilla que representa un pez de color rosado, éste último objeto era de madera cubierta de estuco pero lamentablemente la madera desapareció. Es importante señalar también la presencia de textiles de color café claro en el recinto funerario de color café claro y con un grosor de 3 a 4 cm, muy bien preservados. Otro material orgánico localizado fue un fragmento de cordón hecho de cuero de animal u otro material orgánico el cual apareció alrededor del asa de un cántaro color rojo que presenta dos aplicaciones en forma de botón y dos asas, la base de la vasija es convexa lo que la hace inestable al colocarla sobre una superficie plana, por lo que se sugiere que el cordón fue utilizado para colgarla. También es necesario mencionar que se encontraron 15 cubos de hematita especular (Román y Newman 2010). Finalmente es imprescindible mencionar que dentro del contexto funerario fueron recuperados conchas y artefactos de conchas, los cuales se describirán a continuación y que por supuesto, son el foco de importancia de esta ponencia.
Descripción y análisis d e los artefactos malacológicos del Entierro 9 de El Zotz
El gobernante de El Zotz fue enterrado con bienes de gran prestigio, dentro de estos se cuenta una cantidad considerable de conchas, las cuales fueron clasificadas de a cuerdo a Clase, Familia, Género y Especie; en algunos ejemplares el artesano modificó las características de las conchas que ha sido complicado asignarles una descripción más puntual en sus aspectos biológicos. Asimismo el estudio practicado incluyó la descripción de los objetos hechos de concha, su función y técnicas de talla.
En total las conchas recuperadas del Entierro 9 ascienden a 192 (sin contar los fragmentos incrustados en la máscara y las pequeñas cuentas del collar), las cuales fueron identificadas y distribuidas de la siguiente manera: 14 Spondylus, 76 cuentas de concha, 98 Conus, tres colgantes, una incrustación, una máscara de jade con incrustaciones de concha, un collar al que no fue posible contabilizar las diminutas cuentas de concha.
Spondylus calcífer
En primer lugar debe indicarse la alta presencia de valvas encontradas y clasificadas de acuerdo a características como forma, tamaño, color, etc. En ese sentido conchas de la familia Spondylidae, género Spondylus y especie Spondylus calcífer, conformaron la mayoría de los ejemplares recuperados del Entierro 9 ó Tumba Real de El Diablo (Fig.4). Estas pueden encontrarse tanto en el océano Atlántico como en el Pacífico, pero específicamente la especie calcífer sólo se ubica en el Pacífico. Según Myra Keen (1971), su nombre significa “portador de cal” y se refiere a la concentración de cal que las conchas de esta especie tenían y que por lo mismo eran empleadas por los colonos españoles de América Central, como recurso para el cemento.
En cuanto a la familia, debe señalarse que la concha de los individuos adultos es gruesa, pesada y piriforme, de colores variables, usualmente rojo ladrillo, con el interior blanco y un margen violeta o púrpura. Spondylus calcifer (Carpenter 1857), es la especie más grande en el continente americano, la concha es de color café claro-rojizo y se le conoce comúnmente como “almeja burra” (Villalejo y Muñetón 2002), tiene una amplia franja purpura rojiza en el margen interior. Los especímenes grandes pueden medir 150 mm de diámetro; también es conocida como Spondylus limbatus (Keen 1971).
De las conchas localizadas dentro del contexto del Entierro 9, once valvas corresponden a la especie Spondylus calcífer, y presentan medidas oscilantes entre 106-204 mm de altura y entre 95-161 mm de ancho (Fig.5).
En cuanto a las conchas siete y diez identificadas en la muestra, no fue posible clasificarlas, debido a que no presentaron rasgos particulares como dientes y su grosor fue claramente diferente al del género Spondylus; las conchas 7 y 10, son muy delgadas y no se engrosan en el umbo, tampoco presentaron en el exterior costillas o espinas, su textura no es porosa y su tamaño es mucho menor en relación al de Spondylus, las dimensiones de estas fueron de 73-105 mm de ancho y 100-119 mm de altura, con un grosor de 1-5 mm, en contraste, los ejemplares de Spondylus presentan de 3-12 mm de grosor en la parte más delgada de la concha. La concha dos fue identificada como una posible Spondylus aunque aún está en análisis para confirmarlo. De estas 14 conchas, cuatro se encontraron fracturadas.
Para inferir su función dentro del contexto funerario de El Diablo, el análisis se basó en distintas características, en primer lugar en las perforaciones elaboradas en la mayoría de las valvas, las cuales fueron realizadas por medio de la técnica de desgaste (única forma de manufactura), de la cuales se visualizaron entre dos y tres perforaciones en cada concha. Las perforaciones presentadas fueron agrupadas como bicónicas, irregulares, cónicas, cilíndricas y combinadas.
La valva No. 13 no presentó claras las perforaciones, muchas veces estas conchas poseen perforaciones hechas por esponjas, gusanos y pequeños bivalvos que las taladran (Keen 1971). La única concha que no tiene perforaciones es la No. 12.
Otra característica importante que resaltó el análisis fue el hallazgo de conchas que en su interior contienen restos de un color rojo brillante posiblemente cinabrio y/o hematita especular; la mayoría de ejemplares fueron encontrados con una elaborada cuenta de concha en el interior, esto condujo a una pregunta de investigación clave ¿Cuál fue su connotación dentro del entierro?
A través del análisis por sí solo es prácticamente imposible indagar su connotación, por lo mismo el contexto del entierro se vuelve igual de primordial que al momento de su documentación y excavación. Las conchas fueron encontradas debajo de una plataforma de madera sobre la cual reposaba el cuerpo del gobernante; la mayoría de estas contuvo en su interior una cuenta elaborada también de concha, probablemente estas jugaban un papel representativo, conformando tal vez un collar, parte del atuendo que el individuo enterrado empleó en vida y que después le fueron depositadas como ofrenda o bien que por la asociación mismas de las conchas con el inframundo, las mismas le habrían de servir en la vida más allá de la muerte. Sin embargo, aunque dicha premisa contesta una gran interrogante, aún así surgen dudas de por qué algunas valvas contenían un tinte rojo. Una suposición sería que algunas de estas conchas fueron utilizadas también como recipientes para colocar dentro el cinabrio y hematita, minerales con los que fueron pintados los restos óseos del rey, empero, aún persistiría una pregunta: Por qué estaban perforadas las conchas? Esta es una duda que está aún sin resolver claramente y por lo mismo podría suponerse que las conchas fueron comercializadas estando ya perforadas, cumpliendo con una función primaria y que posteriormente fueron reutilizadas en el contexto de El Diablo para ofrendarlas al gobernante.
Cuentas de concha
Dentro del contexto funerario también fue posible identificar un total de 76 cuentas todas oscilantes entre 12-27 mm de diámetro y 2-16 mm de altura, del total de cuentas, ocho se encontraron asociadas a conchas Spondylus (contenidas dentro de estas) y otras asociadas a vasijas.
Posiblemente cada fragmento tallado fue trabajado por medio de percusión o de corte, posteriormente cada cuenta fue desgastada para lograr su forma final, así como para su perforación. Algunas presentaron evidencia de pulido como acabado de superficie, en otras esto no fue posible de observar por su mal estado de conservación. Por el estado, su diminuto tamaño y la modificación original de la concha, no fue posible clasificarlas taxonómicamente, aunque podría pensarse que estén hechas de Spondylus.
La forma de las cuentas fue determinada de acuerdo al tamaño y posteriormente fueron organizadas de acuerdo a los tipos de perforaciones. La mayoría correspondieron a cuentas con forma de disco (Fig.6) y en menor escala, cuentas con forma de rueda y cilíndricas. Asimismo la mayor parte de las cuentas presentó perforación cilíndrica, porcentualmente le siguieron las que presentaron perforación bicónica y en menor escala las cuentas con perforación cónica.
Posiblemente entonces la connotación de estos objetos pudo ser de una forma ornamental por sus rasgos de talla, pero su uso fue cívico-ceremonial o votivo.
Conus Spurius
En la tumba fue recuperado también un conjunto de conchas de la clase Gastrópoda o como se les conoce comúnmente univalvas. La clasificación genérica de estas se realizó de acuerdo a su forma y color, logrando así determinar que estas conchas corresponden a la familia Conidae, género Conus y especie spurius, comúnmente conocida como Alphabet cone, denominadas así por su forma cónica y la decoración de la concha. Esta especie es procedente del Caribe, es de color crema-blanco, decorada con pequeños cuadros que son usualmente de color amarillo-anaranjado, y por lo regular son bastante comunes en la arena de 1-50 pies (Abbott 1996).
Estas conchas en total son 98, presentan un tipo de talla por medio de percusión, la cual fue realizada para remover tanto la espira como la columela, esta técnica es observable en la mayoría de las conchas. Asimismo, se puede observar el desgaste realizado para elaborar las perforaciones de las cuales estas conchas pendían junto a un colmillo (posiblemente de perro) en el interior, que pudieron formar un cinturón de cascabeles o sonajas, como parte del vestuario del gobernante (Fig.7).
La mayoría de perforaciones de estos colgantes fueron realizadas en el vértice de cada cono, en general algunas presentaron una perforación cónica, unos pocos ejemplares tienen doble perforación cónica, otros con perforación cilíndrica. A juzgar por la evidencia física puede señalarse que la talla hecha no fue desarrollada por un artesano experto o bien los objetos fueron tallados por distintas personas, sin embargo en la mayoría de los ejemplares puede notarse falta de precisión en los cortes realizados y en las perforaciones.
Objeto tallado (incrustación)
Un pequeño objeto de concha tallada en forma de gota de agua, la cual presenta en su cara anterior una pequeña incisión curvilínea. También fue recuperado y posiblemente por su forma y la falta de perforaciones, se infiere que pudo corresponde a una incrustación, el cual no fue posible identificar al menos la clase a la que pertenece.
Colgantes
Dos objetos más fueron recuperados, asociados al tocado del gobernante (Fig.8), miden 18 mm de ancho y 45 mm de altura y 4-6 mm de grosor. Su forma es casi triangular con un vértice más o menos redondeado, ambos están decorados por finas líneas incisas de motivo indeterminado; uno presenta una acanaladura y cada uno posee dos perforaciones cónicas. Probablemente estos pendían del tocado como objetos ornamentales. Otro objeto de forma similar fue recuperado pero su estado de conservación no fue bueno, presenta dos perforaciones cónicas; no está asociado al tocado y tampoco fue posible clasificarlo taxonómicamente.
Collar
Un bien ornamental importante fue un collar de diminutas cuentas, las cuales estaban en un estado de conservación muy delicado (Fig.9), por lo que no fue posible analizarlas individualmente, sin embargo como proceso de conservación la especialista Catherine Magee, aplicó un tratamiento a través de ciclododecano fundido (sustancia sólida y blanquecina, en forma de cristales, de aspecto ceroso, que se usa como fijativo y consolidante temporal (con información de Unicum).
Máscara
Finalmente es necesario mencionar la máscara de jade con incrustaciones de concha que fue restaurada por la especialista Magee (Fig.10). Estos pequeños objetos de concha tallados de distintas formas, fueron colocados en distintos lugares del rostro, en una diadema que formaba parte del tocado, ojos, boca y dientes, todos finamente elaborados, aunque es sumamente complejo señalar con veracidad, es posible decir que estas incrustaciones fueron manufacturadas de algún bivalvo que no fue posible determinar específicamente el género o especie a la cual pertenecen.
Análisis complementario
El Entierro 9 de El Zotz es sumamente importante dentro de la historia del sitio, pues en la secuencia dinástica el gobernante que yacía en El Diablo fue el fundador del linaje. Si eso se toma en cuenta dentro de un conjunto de sitios prehispánicos con una historia ahora identificada, el hallazgo de las conchas del Entierro 9 o Tumba Real de El Zotz, representa una connotación que Fitzsimmons (2009) considera como “un mundo terrenal acuático” asociado al Inframundo; esto de acuerdo a la ubicación de las conchas Spondylus como ofrenda debajo de una plataforma de madera sobre la cual descansaba el cuerpo del gobernante, ambiente que simbolizaría la teoría de Fitzsimmons.
Por tradición las conchas de Spondylus, son hasta cierto punto, comunes en contextos funerarios de las Tierras Bajas Mayas como Piedras Negras (Escobedo y Houston 1998), Uaxactún (Valdés et al. 1999; Valdés 1994), Tikal (Moholy-Nagy 2003), Belice, Copán entre otros. Si bien es cierto, su connotación asociada al Inframundo es fuerte, también se sabe que eran bienes muy preciados y que reflejaban un alto status. La investigadora Lourdes Suárez (1981) en un estudio de conchas generalmente aceptado por la comunidad académica señala que estos bienes usualmente no estaban trabajados cuando eran empleados como recipientes, pero que eventualmente presentaban alguna perforación para que fueran fácilmente colgados, lo cual coincide íntimamente con las conchas recuperadas del Entierro 9 de El Zotz. Otro supuesto interesante que indica la relación del Entierro 9 con las conchas depositadas allí, es una observación de Di Peso (citado por Suárez 1981) en la cual señala que en Arizona estas eran empleadas como recipientes para resguardar pigmentos, como podría indicarlo el entierro de El Zotz, hematita especular y/o cinabrio.
En el caso de los demás objetos de concha encontrados en el Entierro 9 de El Zotz, las cuentas ocupan un lugar trascendental en el área Maya, dado que se han reportado para varios sitios, entre ellos también Piedras Negras, Uaxactun entre otros. En cuanto a los cascabeles, son comúnmente usados en collares, pulseras, ajorcas y cinturones y acompañaban el ritmo de los danzantes que los usaban en las muñecas, tobillo o cintura, para marcar el ritmo (Castañeda y Mendoza 1933, citado por Suárez 1981).
En cuanto a las máscaras de jade con incrustaciones de concha, la literatura arqueológica señala que los mosaicos consistían de incrustaciones regularmente geométricas en las cuales la cara posterior se pulía previamente para adherirse y ser parte de una figura mayor, habitualmente para este fin se empleaban conchas delgadas (Suárez 1981). Moholy-Nagy (2003) también menciona la presencia de máscaras de jade con incrustaciones de concha en contextos funerarios de Tikal.
De esa cuenta, es importante mencionar la importancia que los objetos elaborados a partir de concha o en sí la materia prima sin trabajar tuvo para el periodo Clásico en muchos sitios de las Tierras Bajas Mayas, especialmente la concha Spondylus que era formó parte de los bienes de gran prestigio y resultaban en numerosos casos extravagantes. Thorton y Emery (2005) reportan la presencia de Spondylus calcifer en El Mirador, lo cual indica la introducción de recursos animales costeros desde distintas direcciones e incluso en diferentes periodos de la civilización Maya, sin embargo también indican la existencia de Conus spurius que reflejan de igual forma un intercambio de recursos animales entre la costa, principalmente del Atlántico y el interior de las Tierras Bajas.
Argumento final
Un importante estudio que sienta las bases para realizar análisis y comparaciones de moluscos, fue realizado por Wyllys Andrews en 1969, quien identifica moluscos de 18 sitios de las Tierras Bajas Mayas; en comparación a los análisis realizados por Hatula Moholy-Nagy, el autor menciona la presencia de Spondylus americanus del Caribe y princeps del Atlántico en sitios como Dzibilchaltun, Barton Ramie, Pusilhá, Uaxactun, Tikal y Piedras Negras. Enfatiza en que este género parece haber sido de importación ceremonial constante, así como la materia prima para un número de artefactos y que la profesión de recuperarlas en los recursos hídricos debió ser importante. Andrews menciona también que “los moluscos están asociados con el inframundo, con la muerte, y (según Forstemann) los cinco días de mala suerte en Uayeb al final del año. Por extensión, la concha se asoció con el agua, Ixchel con la diosa de la luna (que era la diosa de la fertilidad y el parto y también una deidad del agua), y con el parto mismo. En la escritura jeroglífica, la concha era un símbolo de la terminación, que se utiliza como glifo de base para el cero y un componente de los diversos glifos que describen la finalización, como la de fin de periodo” (Andrews 1969). También menciona la presencia de Conus spurius en sitios como Dzibilchaltún, Mayapan, Tikal, entre otros, utilizadas para elaborar pendientes aprovechando su forma original y coloración (Ibíd.).
En el caso específico del Entierro 9 de El Zotz, es necesario mencionar que el contexto del cual fueron recuperados los artefactos de concha no están exentos de tal supuesto, pues la misticidad que encierra el hallazgo y lo complicado del transporte de los bienes de concha establecen supuestos para determinar en principio un proceso de intercambio y al mismo tiempo, una tradición ritual que durante años persistió en la historia de los Mayas.
Andrews (1969), señala que los sitios del centro de Petén, estaban a cierta distancia de cualquier costa, pese a eso, estaban profundamente ligados a las rutas comerciales, probablemente manejaban mercancías en general, pero no en términos de la concha. Gran parte de la concha, como las preciadas Spondylus princeps,
fueron importadas del lejano Pacífico. Pero las importaciones incluyeron un número de las especies del Pacífico menos impresionantes, las cuales pudieron provenir del Atlántico. Sin embargo el comercio eventualmente puede no estar ligado a procesos religiosos, pues aunque los Mayas preferían la Spondylus para contextos importantes, pudieron importar bienes de otras áreas más cercanas como el Golfo de México. Sin embargo, indicios de comercio son frecuentes encontrarlos en las recreadas rutas por el Dr. Arthur Demarest, en la cual menciona la gran ruta comercial de Occidente, creada con el surgimiento de grandes sitio en el centro de Petén durante el Preclásico Tardío y Clásico Temprano (Demarest et al. 2007). Al parecer, esta ruta formó parte de un sistema importante de transporte e intercambio comercial entre las Tierras Altas y Tierras Bajas. Con lo cual bienes suntuosos y utilitarios pudieron provenir de diversas áreas y comercializarse hacia los grandes sitios de las Tierras Bajas Mayas. En todo caso, establecer rutas de intercambio a partir de conchas sería relativamente complejo, valdría la pena hacer el ejercicio mental de seguir rutas ya determinadas por diversos especialistas que infieren una fuerte influencia del centro de Petén hacia las rutas del Alto Pasión y las Verapaces. Demarest sugiere que la demanda de Tikal y de otros sitios del centro de Petén por el acceso a bienes exóticos durante el Clásico Temprano y una probable influencia teotihuacana, condujo a conquistas y alianzas que fundaron dinastías nuevas para tomar el control de los puertos de comercio (Demarest et al. 2007). Es claro que aquellas sociedades Mayas del Clásico necesitaban de bienes rituales y mantener un estatus social ante sitios costeros y de Tierras Altas para mantener su autoridad religiosa y su jerarquía por lo cual necesitaban consolidarse en las rutas fluviales y terrestres (Adams 1981, citado por Demarest et al. 2007).
Conclusión
En conclusión, es posible decir que los sucesores del Gobernante 1 de El Zotz, probablemente quisieron denotar la riqueza, el poderío e importancia que dicho rey tuvo, ofrendando a él objetos suntuosos; en el caso específico de las conchas del Entierro 9, es notorio que la presencia de éstas y cualquiera que haya sido su función, denotan un cierto poder adquisitivo en conjunto con las vasijas cerámicas ricamente elaboradas. No es posible decir con exactitud si las conchas provinieron de un sitio prehispánico con certeza, pero si se puede inferir que fueron parte de un intercambio comercial, político y/o social, y que sin lugar a dudad provinieron de lugares distantes a El Diablo e implicaron por sí mismas la extracción desde el océano, su preparación, un proceso establecido por un artesano y su entrega final para ser conformar el ajuar funerario. Será difícil también, identificar si dichos bienes eran parte de la vida del gobernante o si solamente se adquirieron para su despedida del mundo de los mortales; lo cierto del caso es que dicho supuesto será reforzado cuando más ejemplares provenientes del Pacífico y el Atlántico sean recuperados en otros contextos funerarios y permitan recrear mejores teorías, mientras tanto el análisis de artefactos malacológicos espera brindar pautas preliminares para comprender al sitio y la región del Valle de Buenavista.
Agradecimientos
Se agradece a la Mtra. Lucía Prado, especialista en Malacología, por sus observaciones puntuales en el análisis de los artefactos malacológicos de la tumba real, así como de otros contextos no aparentes en esta presentación y por su conocimiento compartido con la autora principal de esta ponencia. Asimismo se agradece a los miembros del PAEZ por facilitar información documental que ayudara a comprender el contexto funerario del Entierro 9 de El Zotz.
Referencias
Abbott, Tucker
1996 Seashells of North America. A guide to field identification. St. Martin’s Press, New York.
Andrews, Wyllys
1969 The Archaeological Use and Distribution of Mollusca in the Maya Lowlands. National Geographic Society-Tulane University Program of Research in Yucatan. Publication 34. Middle American Research Institute. Tulane University. New Orleans.1969. Digitalized by the Internet Archive in 2011 with funding from LYRASIS members and Sloan Foundation.
Demarest, Arthur, Brent Woodfill, Tomás Barrientos, Mirza Monterroso y Federico Fahsen
2007 La ruta Altiplano-Tierras Bajas del Occidente y el surgimiento y caída de la civilización Maya del Clásico. En XX Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2006 (editado por J.P. Laporte, B. Arroyo y H. Mejía), pp.19-47. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala (versión digital).
Escobedo, Héctor L. y Stephen D. Houston
1998 58 años más tarde: Nuevas investigaciones arqueológicas en Piedras Negras. En XI Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 1997 (editado por J.P. Laporte y H. Escobedo), pp.411-424. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala (versión digital).
Fitzsimmons, James L.
2009 Death and the Classic Maya Kings. University of Texas Press, Austin.
Keen, Myra
1971 Sea Shells of Tropical West America. Marine Mollusks from Baja California to Peru. Second Edition. Stanford University Press, Stanford, California.
Moholy-Nagy, Hattula
2003 Beyond the Catalog. The Chronology and Contexts of Tikal Artifacts. En Tikal: Dynasties, Foreigners, & Affairs of State. Advancing Maya Archaeology. School of American Research Advanced Seminar Series (editado por J. A. Sabloff). School of American Research Press. United States of América.
Román Ramír ez, Edwin René
2011 Living the sacred landscape: The process of abandonment of the Early Classic Maya group of El Diablo at El Zotz, Petén, Guatemala. Tesis de Maestría. Instituto de Estudios latinoamericanos. Universidad de Texas.
Román, Edwin y Sarah Newman
2010 Capítulo 14. Excavación y descripción del Entierro 9. En Proyecto Arqueológico “El Zotz” Informe No. 5 Temporada 2010. Universidad de Brown, Rhode Island, Estados Unidos (editado por J. Garrido, S. Houston y E. Román), pp.417-424. Informe Entregado al Instituto de Antropología e Historia de Guatemala, Guatemala.
Suár ez, Lourdes
1981 Técnicas Prehispánicas en los Objetos de Concha. Instituto Nacional de Antropología e Historia. Colección Científica. Arqueología. 14. México.
Thornton, Erin y Kitty F. Emery
2005 Estudio Preliminar de la utilización animal durante el Preclásico Tardío en El Mirador, Petén. En XVII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2004 (editado por J.P. Laporte, B. Arroyo y H. Mejía), pp.773-780. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala. (Versión digital)
Valdés, Juan Antonio, Federico Fahsen y Héctor Escobedo
1999 Reyes Tumbas y Palacios. La Historia Dinástica de Uaxactún. Universidad Autónoma de México. Instituto de Antropología e Historia de Guatemala. México.
Villalejo, Marcial y Ma. del Socorro Muñeton
2002 Tópicos sobre la Biología de la Almeja Burra Spondylus Calcifer (Carpenter, 1857). Hidrobiológica 1(12):79-81. México DF.
Fig.1: Sitio Arqueológico El Zotz, reconocido por Z. Nelson, J. Kwoka, A. Knodell,
T. Garrison y S. Houston; dibujado por T. Garrison.
Fig.2: Mapa de El Diablo (Tomado de Román 2011).
Fig.3: Perfil de la Estructura F8-1 (Dibujo: E. Román, T. Garrison, S. Newman, Z. Hruby,
S. Houston, N. Carter y A. Coronado 2010).
Fig.4: Entierro 9, con ofrendas de concha Spondylus (Fotografía Yeny Gutiérrez, PAEZ 2010).
Fig.5: Concha Spondylus calcífer proveniente del Océano Pacífico, que fue colocada en una cuenta
en el interior como ofrenda (Fotografía E. Román 2011).
Fig.6: Cuenta en forma de disco, representativa en la muestra del entierro (Fotografía E. Román).
Fig.7: Concha de caracol Conus spurius proveniente del Océano Atlántico con colmillo que posiblemente
pendía dentro como cascabel (Fotografía E. Román 2011).
Fig.8: Colgante asociado al tocado del gobernante (Fotografía E. Román 2012).
Fig.9: Collar de diminutas cuentas de concha (Fotografía E. Román).
Fig.10: Máscara de Jade con incrustaciones de concha (Fotografía PAEZ).