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002 Investigación activista, pueblos originarios y patrimonio arqueológico en Guatemala.
Anabella Coronado Ruiz y Edwin Román Ramírez
XXVII Simposio de Investigaciones
Aqueológicas en Guatemala
Museo Nacional de Arqueología y Etnología
22 al 26 de julio de 2013
Editores
Bárbara Arroyo
Luis Méndez Salinas
Andrea Rojas
Referencia:
Coronado Ruiz, Anabella y Edwin Román Ramírez
2014 Investigación activista, pueblos originarios y patrimonio arqueológico en Guatemala. En XXVII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2013 (editado por B. Arroyo, L. Méndez Salinas y A. Rojas), pp. 45-49. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.
Investigación activista, pueblos originarios y patrimonio arqueológico en Guatemala
Anabella Coronado Ruiz
Edwin Román Ramírez
Palabras clave
Guatemala, Tierras Altas, investigación activista, patrimonio arqueológico.
Abstract
Although the academic concerns of Archaeology are typically limited to the past, the practice of Archaeology in Guatemala is not immune to the resurgent social movements that grew out of the Peace Accords in Guatemala. On the contrary, in this presentation we argue that the field today is strategically positioned for meaningful dialogue on the conservation, management, and historical and material ownership of archaeological sites. How can academic research coexist with the contemporary demands of the Xinca, Garífuna, and Maya nations? What is the nature of the relationship between archaeologists and Maya leaders, if any? This paper explores both the spiritual and scientific value of ancient Maya sites in Guatemala from the activist research perspective. We offer new tools for the archaeologist and conservator, who are seeking methodological theories suitable for creating an environment of shared knowledge that is inclusive of the main social actors involved in Guatemala’s archaeological patrimony.
En este ensayo se argumenta que los arqueólogos y conservadores en el área Maya continúan con inquietudes y búsquedas necesarias para mejorar la práctica profesional en la Arqueología Maya semejantes a otras áreas donde el cambio social puede estar directamente en las manos de la Arqueología (Stottman 2010). Se dice esto, básicamente, porque en los trabajos de Arqueología y conservación del patrimonio arqueológico en Guatemala, pueden observarse los privilegios y las limitantes que rodean el ejercicio profesional y más recientemente, el quehacer académico de jóvenes investigadores como los autores de este ensayo. Si bien la propuesta de realizar una investigación socialmente comprometida llega por inyección de las corrientes antropológicas culturales de la formación académica en el extranjero de ambos autores, cabe resaltar que este tipo de investigación activista
fue originada en Latinoamérica y adoptada por algunos investigadores Estadounidenses en los estudios de género, Antropología Social, derechos Humanos, sociología, Geografía, entre otros (Hale 2008).
En el caso específico de los autores de este ensayo, la influencia ha venido de su estudio dentro del programa de doctorado del Instituto de Estudios Latinoamericanos
en la Universidad de Texas en Austin, el cual proporciona un enfoque en la formación
de agentes culturales para Latinoamérica. Pero antes que todo, es importante explicar dónde se posicionan quienes escriben este documento ante la investigación. Primeramente, la autora se identifica como una mujer mestiza, sonorense, originaria del norte de México, que profesionalmente ha desempeñado su labor en el área
de conservación de arquitectura en sitios arqueológicos de Guatemala. Recientemente, su tesis doctoral se enfocó en el tema de la ética de las ruinas de Petén en el contexto práctico, social, y político (Coronado 2013). Román por su parte, es un mestizo Guatemalteco del área de Chimaltenango con intereses de investigación
en la formación del periodo Clásico en Tierras Bajas y en la percepción del patrimonio cultural en los Mayas contemporáneos. Sus inquietudes académicas son realizables dada la naturaleza interdisciplinaria de un programa académico excepcional donde han sido expuestos a un conglomerado de las diversas facetas que implica el estudio de Guatemala. Estas incluyen más específicamente, la Historia, Literatura, Lingüística, Arqueología, Arte, Arquitectura y Antropología del área Maya. Entonces, no es casualidad alguna que el método activista que aquí se presenta resuene como algo lógico y natural para enfrentar los retos en la Arqueología Maya que se practica en la actualidad.
Por ejemplo y siguiendo la definición del antropólogo Charles R. Hale (2001:13), la investigación activista puede resumirse en los siguientes puntos:
a) nos ayuda a mejorar la comprensión de las causas de raíz que generan la desigualdad, opresión, violencia y otras condiciones de sufrimiento humano relacionadas; b) se realiza, en cada fase desde la concepción hasta la diseminación, en cooperación directa con una organización colectiva de gente, quienes están sujetos a dichas condiciones; c) es utilizada, conjuntamente con la gente en cuestión para formular estrategias que permitan la transformación de tales condiciones y alcanzar así el poder suficiente para hacer efectivas estas estrategias. (Traducción por los autores).
Como lo demuestra esta postura, la investigación activista o socialmente comprometida no es un modelo rígido en su aplicación pero se tiene que cumplir con el requisito mínimo de alinearse a la lucha específica de un grupo donde se cuestione para quién es el conocimiento o la búsqueda de respuestas. Así, los alcances y “aliados” de la investigación no se limitan a los movimientos o grupos de lucha social sino también pueden ser utilizados, por ejemplo, tomando las posturas del Estado, instituciones, o grupos más privilegiados (Hale 2007). Así, comenzamos explorando este texto con algunos conceptos básicos y el contexto histórico en Guatemala que son claves para esta propuesta.
Investigación activista o socialmente comprometida
Arqueología comunitaria, pública, colaborativa, social, o aplicada son algunos de los términos utilizados recientemente para referir los trabajos conjuntos entre profesionistas y comunidades cercanas a sitios arqueológicos. En este caso, es importante poner en la mesa el término activismo, con el que se da título a esta propuesta. Extraído de la Real Academia de la Lengua Española, activismo se define como: “Estimación primordial de la acción.
Dedicación intensa a una determinada línea de acción en la vida pública.” Definido por la popular enciclopedia libre o “la Wiki”: “El concepto de activismo o militancia, se puede generalizar como la acción o la actividad con intención de efectuar un cambio de índole social o política, usualmente dirigida a favor de una postura particular.” Por otro lado, el diccionario Merriam Webster define activismo como: “una doctrina o práctica que enfatiza la acción directa vigorosa especialmente en apoyo u oposición a una postura de un asunto controversial.”
Si bien el activismo puede llegar a ser catalogado como un término o una acción radical (sobretodo en el ambiente político), en este ensayo simplemente forma parte de un interés personal y académico que ambos autores están explorando como investigadores. En el caso de la investigación socialmente comprometida la parte activista no es el investigador o la investigación en sí, más bien es un adjetivo calificativo que modifica los métodos empleados para la obtención de datos (Hale 1997).
Podríamos decir que por el contrario y ya en el contexto de lo que interesa en este Simposio, más que intentar alarmar o recurrir a una actividad violenta o a presiones gubernamentales por parte de los arqueólogos, estamos considerando la investigación activista como una posibilidad alternativa metodológica a la tradicional; un plan alternativo que ayude a solucionar los problemas que consideramos no resueltos en los temas de excavación, interpretación, manejo y conservación de sitios arqueológicos patrimoniales.
¿Pero cuáles son en específico tales obstáculos? Primeramente, en el contexto histórico del país, se puede ver primordialmente, que desde hace siglos existe una segregación de los grupos indígenas y los restos arqueológicos Mayas. La Arqueología, mayormente, ha existido como una disciplina aislada de los sentires e intereses de los pueblos indígenas en Guatemala, casi en apoyo directo a políticas identitarias que promueven una sociedad homogénea y moderna. Desde las primeras excavaciones con inversión y participación de profesionales nacionales y extranjeros, la Arqueología se ha distinguido por crear representaciones de la cultura Maya ancestral que giran alrededor de historias dinásticas, colapsos, o sacrificios humanos. Todos estos de interés público y de aficionados, pero dentro de un discurso que excluye de los derechos autónomos a las comunidades indígenas contemporáneas.
Además, es difícil hablar de un plan de conservación al largo plazo sin identificar a los custodios y patrocinadores de la investigación de sitios arqueológicos en Guatemala cuando, en el supuesto, todos son igualmente depositarios y responsables de su protección. Consideramos entonces, que la Arqueología tiene un papel estratégico para fomentar el diálogo y la discusión en temas de la propiedad material e histórica de los sitios arqueológicos, así como sobre su manejo y conservación. Todo esto hace continuamente formular preguntas alrededor de los objetivos de nuestros proyectos: ¿quiénes están definiendo los alcances de la investigación, de la conservación, o la apertura de un sitio al turismo? ¿para quién se produce el conocimiento? El pasado se vuelve importante para el discurso académico pero también para el contexto social en el que coexisten los investigadores y las poblaciones locales (sean indígenas o no por naturaleza). Si bien, otras propuestas en Guatemala y el área Maya han incluido una función al servicio de las comunidades donde la Arqueología sirve como herramienta de subsistencia, en el caso de la investigación activista lo que se propone es una redefinición de prioridades en un proyecto, originadas y realizables en base a las necesidades e intereses específicos de una comunidad en particular. pero, ¿cómo han convivido arqueólogos y grupos locales hasta ahora?
Pueblos originarios y patrimonio arqueológico
Las diferencias conceptuales de lo que es un sitio arqueológico para los pueblos originarios y para la comunidad arqueológica son varias. Mientras que las preocupaciones teórico-metodológicas del arqueólogo se enfocan en la cultura material, la calidad espiritual y religiosa de los vestigios arqueológicos centran las preocupaciones de algunos grupos indígenas. Es importante notar que con esto no se intenta generalizar ni la práctica profesional de los arqueólogos ni de las naciones indígenas. Existen por supuesto las excepciones, y este enfoque es más bien de carácter ideal o supuesto, donde los arqueólogos quieren afiliarse políticamente a los intereses de un grupo local o donde los grupos indígenas tienen los mismos intereses para investigar un sitio arqueológico en su localidad. Lo cierto es, que los pueblos originarios no han sido parte de la formación del imaginario del pasado que manejan la Arqueología, el Estado, u otros grupos sociales (Esquit 2012).
A partir de la crítica posmoderna y la Arqueología post-procesual se generan una gama de posturas y prácticas donde resaltan, por mencionar algunos, las teorías feministas o la Arqueología indígena. En Guatemala este efecto no fue tan visible como en los Estados Unidos, teniendo procesos distintos de invasión o colonización. Por ejemplo, dado que la Arqueología como disciplina era relativamente nueva en el país, hasta finales de los años setenta se inicia la formación de arqueólogos nacionales, y que durante los ochentas los proyectos arqueológicos eran escasos por el conflicto armado. Sin embargo, después de la firma de los Acuerdos de Paz en 1996, Guatemala experimenta una avalancha de proyectos nacionales y extranjeros, ya dentro de políticas donde los grupos indígenas eran considerados hasta cierto punto porque las percepciones del patrimonio han seguido siendo distintas. Por un lado se mantiene la objetividad científica y por otro la geografía sagrada de algunos pueblos originarios, no incluida dentro del método científico. Así, la crítica de algunos intelectuales estadounidenses y Mayas se genera alrededor de los métodos arqueológicos y la interpretación de sus resultados y representaciones del pasado, señalando la enajenación de las luchas indígenas y sus cosmovisiones.
Es de reconocer que ha habido un avance en el intento por integrar a las comunidades cercanas a los sitios pero utilizando, casi siempre, modelos que todavía están dentro de la jerarquía donde el conocimiento viene del experto hacia la comunidad y donde el esfuerzo se hace para desarrollar económicamente a la región. Como alternativa, el investigador que utilice el método aquí propuesto está comprometido socialmente con un grupo específico que no sólo puede hacer uso de las herramientas de investigación para beneficiarse en lo económico, sino que también está participando en la creación de conocimientos sobre sus orígenes, antepasados, historia, y cosmovisiones. Fomenta así, la generación de sus propias interpretaciones que antes estaban relegadas al experto.
La creación de una Arqueología más responsable en el contexto social significa no sólo colaborar pero también otorgar mayores obligaciones a los grupos locales dentro de los proyectos por medio de un diálogo horizontal y recíproco. Se argumenta así, que el uso de los métodos de la investigación socialmente comprometida puede ayudar a fortalecer las voces de los grupos que hasta ahora han sido negados de la oportunidad de interpretar su propio pasado. Esta Arqueología inclusiva existe, por supuesto, cumpliendo con el rigor metodológico característico de la disciplina pero además siendo enriquecido por la interpretación propia y autónoma de los pueblos originarios de Guatemala. Este modelo propuesto aquí para el altiplano básicamente, o dónde existan asentamientos indígenas, puede así, ser aplicado con ciertas variables en otras regiones del país con otro tipo de condiciones, actores sociales, e intereses más allá de lo arqueológico. Esto es, por ejemplo, el caso del Petén, donde existe una reocupación de territorio relativamente reciente con poblaciones contemporáneas mixtas con grupos indígenas y no-indígenas.
Por medio de un conjunto de herramientas teórico-metodológicas propias de la práctica arqueológica actual, es viable fundamentar un proyecto en donde no sólo la comunidad proporcione la fuerza laboral, si no que a su vez, participe activamente al nivel de toma de decisiones e interpretación de datos. Aun resulta complicado imaginar la ejecución de un proyecto donde las comunidades inviten a los arqueólogos para compartir su conocimiento y realizar un trabajo donde las jerarquías experto-comunidad hasta ahora preestablecidas en este campo puedan desaparecer en la equidad de la generación de un conocimiento recíproco. En vez de que el equipo técnico entable un diálogo horizontal con las comunidades locales para la aplicación de metodologías arqueológicas tradicionales, se propone aquí que dichos métodos se adapten a un interés específico de tales asentamientos. Más claro aun, que el arqueólogo se una a los esfuerzos de un grupo local para que sean ellos mismos quiénes definan, ejecuten y den continuidad y uso a los restos arqueológicos para los fines que ellos consideren relevantes. Este supuesto resulta en regresar los conocimientos adquiridos por medio de la Arqueología para ser integrados en los intereses de los aliados locales del investigador.
La construcción del pasado no está relegada al arqueólogo, al discurso nacional, o a grupos intelectuales, si no que por medio del método activista la creación del conocimiento se vuelve una obligación por medio de una participación colectiva que va desde la selección del tema de investigación, la creación de las preguntas, la responsabilidad de recolectar los datos, procesarlos y analizarlos. La diseminación de los derivados de investigación se generan para varias audiencias. Así, el resultado de la investigación se vuelve útil tanto para los aliados como para los investigadores.
Probando el modelo
Como ejemplo de la aplicación del modelo de Investigación Socialmente Comprometida se presenta a continuación el caso de un proyecto en la región Ixil, el cuál todavía se encuentra en sus primeras etapas. A mediados del año pasado los arqueólogos Edwin Román y Adriana Linares realizaron una visita al municipio de San Juan Cotzal en el Departamento de El Quiché. Esta visita se hizo con el objetivo de conocer el Municipio, así como también el de reunirse con las autoridades ancestrales. Esta actividad se llevó a cabo gracias a la iniciativa de Giovanni Batz, un estudiante de Antropología de la Universidad de Texas, quién en una reunión con las autoridades ancestrales solicitaron apoyo de arqueólogos para platicar sobre qué eran la Arqueología y los antiguos Mayas. Durante la reunión se presentaron imágenes de cómo se realiza arqueología así como sus alcances y metodologías. Durante este proceso los líderes de la comunidad autorizaron una visita a sus lugares sagrados, por tanto al día siguiente con dos miembros de la alcaldía indígena se procedió a caminar hacia distintos lugares de importancia dentro de la comunidad. Así, se visitaron cascadas, ríos, montañas y un asentamiento prehispánico. Este viaje culminó con reuniones informales con los líderes comunitarios quienes expresaron su interés para que los arqueólogos regresaran el próximo año a continuar platicando sobre los antiguos Mayas en las escuelas y con profesores de la región. Sin embargo, ocho meses después de la visita a San Juan Cotzal, dos de las autoridades ancestrales fueron invitados a la Universidad de Texas para presentar su postura de resistencia pacífica ante el tema de manejo de recursos naturales en la región.
Una vez ahí, se efectuó otra reunión para planificar formalmente la realización de foros sobre Arqueología para niños y adultos en su comunidad. Sin embargo, los dirigentes llegaron con una nueva propuesta que consistía en su deseo de formar un proyecto arqueológico en la región Ixil, donde existiera una participación equitativa entre arqueólogos y grupos locales. Este proyecto, más ambicioso que el primero, implicaba un trabajo más allá de compartir los conocimientos arqueológicos sobre los antiguos Mayas. Más bien, el interés de los líderes era de crear un proyecto arqueológico alrededor de preguntas generadas por su comunidad: “¿Quiénes son los Ixiles? ¿Desde cuándo nuestros ancestros ocuparon estos territorios?”. Dichas preguntas han hecho que un grupo de cuatro arqueólogos, interesados en asociarse políticamente a estas comunidades, inicien conversaciones más extensas que incluyen intentar responder a las inquietudes locales. El seguimiento próximo de este trabajo continuará con una visita que guías ancestrales donde conformaremos las estrategias que definirán el proyecto como viable y satisfactorio para la comunidad, combinando y compartiendo los conocimientos ancestrales de los sitios, su paisaje sagrado y cosmologías locales con los métodos tradicionales de la Arqueología en Guatemala y la propuesta de investigación socialmente comprometida.
Conclusión
Se reconoce la dificultad de que una comunidad no sólo invite pero que además esté dispuesta a colaborar y recibir a un grupo de arqueólogos que compartan sus intereses políticos. Dentro del mismo gremio se están estableciendo, por igual, más estrategias para la inclusión de grupos locales para crear conocimientos y la interpretación de los datos que resulten de las investigaciones arqueológicas. La propuesta de investigación socialmente comprometida que se presenta aquí, tiene varios retos a definir todavía. Primordialmente, detalles sobre la planificación conjunta entre arqueólogos y comunidad, la temporalidad, financiamiento, y objetivos del proyecto que vayan de acuerdo con los intereses y las habilidades que podamos proporcionar a la comunidad como investigadores. También resaltar los beneficios que este método tiene para los pueblos originarios que buscan autonomía. La información que pueden arrojar las investigación es vital para el entendimiento de los pueblos prehispánicos, especialmente para aquellos que buscan establecer su origen por medio de la Arqueología de su región, siendo ellos mismos quienes generen las preguntas iniciales y aquellas que puedan surgir conforme la exploración arqueológica avance.
Los autores de este proyecto están convencidos de que este acercamiento de investigación de sitios arqueológicos puede contribuir grandemente en varias direcciones: en primer lugar en lo profesional para los investigadores, segundo ayudará a los Mayas contemporáneos a ser participes de la creación de su historia y en tercer lugar, los hará partícipes de la construcción de su historia local. Las mismas comunidades se convertirán en el arma primordial de defensa para la protección del patrimonio cultural.
Referencias
Coronado Ruiz, Anabella
2013 The Ethics of Ruins in Petén, Guatemala: Problematizing Architectural Conservation in the Context of People, Practice, and Politics. Tesis Doctoral. Teresa Lozano Long Institute of Latin American Studies, La Universidad de Texas en Austin. Austin, Texas.
Esquit, Edgar
2012 Nationalist Contradictions. Pan-Mayanism, Representations of the Past, and the Reproduction of Inequalities in Guatemala. En F. E. Mallon, ed. Decolonizing Native Histories. Collaboration, Knowledge, and Language in the Americas. Durham & London: Duke Univeristy Press, pp. 196-218.
Hale, Charles R.
2001 What is Activist Research? Items & Issues: Social Science Research Council, 2(1-2), pp.13-15.
2007 In Praise of “Reckless Minds”: Making the Case for Activist Anthropology. En Anthropology Put to Work, Eds. Les Field y Richard G. Fox, pags. 103-128. Wenner-Gren International Symposium Series. Berg. New York.
2008 Introduction. En Engaging Contradictions: theory, politics, and methods of activist scholarship. Univeristy of California Press. Berkeley. Págs. 1-30.
Hale, Charles R., ed.
2008 Engaging Contradictions: theory, politics, and methods of activist scholarship. Univeristy of California Press. Berkeley.
Stottman, M. Jay
2010 Archaeologists as Activists. Can Archaeologists Change the World? The University of Alabama Press.