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017 Sistemas económicos e ideológicos en el centro portuario clásico maya de Cancuen: evidencias nuevas, interpretaciones e implicaciones teóricas.
Arthur Demarest, Paola Torres, Horacio Martínez, Tomás Barrientos, Chloé Andrieu, Mélanie Forné y Marc Wolf
XXVIII Simposio de Investigaciones
Arqueológicas en Guatemala
Museo Nacional de Arqueología y Etnología
14 al 18 de julio de 2014
Editores
Bárbara Arroyo
Luis Méndez Salinas
Lorena Paiz
Referencia:
Demarest, Arthur; Paola Torres, Horacio Martínez, Tomás Barrientos, Chloé Andrieu, Mélanie Forné y Marc Wolf
2015 Sistemas económicos e ideológicos en el centro portuario clásico maya de Cancuen: evidencias nuevas, interpretaciones e implicaciones teóricas. En XXVIII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2014 (editado por B. Arroyo, L. Méndez Salinas y L. Paiz), pp. 209-222. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.
Sistemas económicos e ideológicos en el centro portuario clásico maya de Cancuen: evidencias nuevas, interpretaciones e implicaciones teóricas
Arthur Demarest
Paola Torres
Horacio Martínez
Tomás Barrientos
Chloé Andrieu
Mélanie Forné
Marc Wolf
Palabras clave
Petén, Cancuen, intercambio y economía, colapso, Clásico Tardío.
Abstract
Cancuen held a strategic position at the nexus of major land and river routes between the southern highlands, the Maya lowlands, and the transversal route to Tabasco and Veracruz. It was also the frontier center between highland and lowland Maya civilization. For that reason, this mercantile center had a very different set of religious and ceremonial settings, without major temples of the Maya “Theatre State”, but rather settings designed to enhance their interaction with their highland neighbors and trading partners. Recent discoveries, laboratory results, and ethnohistoric evidence all require rethinking the nature of Cancuen. It was not a city of artisans and workshops for the exchange of sacred goods. Rather the only production area found was of unskilled percussion to fashion jade preforms and that existed only during the last decade of the site. Instead more recent evidence indicates that Cancuen’s major role was in the exchange of basic commodities, as indicated by recently discovered massive deposits of obsidian cores, salt grinding tools, the crude jade preform production, and ethnohistorical evidence for large scale production of cacao and cotton in the adjacent Verapaz piedmont zone. All of the current evidence at Cancuen indicates a shift to a Terminal Classic, or even Postclassic, form of political economy.
Como ya se ha presentado en anteriores simposios y publicaciones, Cancuen fue un sitio crítico para el intercambio comercial del Clásico Tardío. En el siglo octavo fue el puerto más importante de las Tierras Bajas Mayas del Sur. En resumen, los 14 años de excavaciones en Cancuen y toda la región y de análisis de laboratorio realizado por más de 40 arqueólogos y otros científicos, han documentado la importancia y la naturaleza internacional de Cancuen, que fue la cabeza de navegación del río La Pasión y a la vez era el centro fronterizo entre los ricos recursos del Altiplano y las ciudades de las Tierras Bajas Mayas (p.e. Barrientos y Demarest 2007; Demarest y Martínez 2013; Demarest et al. 2009; 2014a, 2014b; Forné et al. 2013). Es más, del 760 a 800 DC, si no antes, Cancuen tenía un amplio acceso a la ruta de la Transversal del Norte que corría a lo largo de la base del Altiplano guatemalteco, luego al noroeste hasta llegar a la Costa del Golfo de México. Esta ruta de intercambio llegó a ser muy importante en el periodo de 760 a 800 DC, cuando las vías a lo largo de los ríos La Pasión y Usumacinta estaban afectadas por la guerra endémica y el colapso del reino del Petexbatun. En Cancuen este cambio y el énfasis de la trasversal está demostrado por cantidades significativas de la cerámica de los tipos Gris Fino Chablekal y Naranja Fino Campamento procedentes de Tabasco y Veracruz (Forné et al. 2010, Torres et al. 2013), y por altas cantidades de la obsidiana de la fuente de Zaragoza que venía desde Puebla (Andrieu et al. 2011).
Los “estados teatrales” y los sistemas alternativos: nueva evidencia de la ideología económica del Clásico Tardío
Desde hace ya muchos años se comprendió que los estados Mayas del Clásico Tardío dependían fuertemente del poder de la ideología y la religión. En una perspectiva mundial comparativa, los estados Mayas del Clásico eran una forma de lo que se llaman “reinados divinos”, una estructura política frágil. En tales sistemas, el gobernante lleva la responsabilidad no sólo del éxito, sino también de cualquier contratiempo o crisis. Por dicha razón, cuando se presentaban los problemas estos sistemas colapsaban fácilmente. La inestabilidad de los Estados Mayas del Clásico y las alianzas a lo largo de este periodo, así como la enorme inversión en templos, monumentos y rituales, encajan con el patrón de un sistema de reinados divinos.
Por muchos años, Demarest y otros han comparado más específicamente la forma del estado Maya con la de los “estados teatrales” de los Negara (Geertz 1980) del sureste de Asia (p.e. Demarest 1992; Hammond 1991). Su forma de parentesco divino ponía un énfasis extraordinario en construcciones religiosas inmensas, que proveían los escenarios apropiados (o sea el “teatro”) para rituales extremadamente elaborados. También, se caracterizaron por la rivalidad en estatus, la guerra, el débil control de la infraestructura y por una inestabilidad general. La expansión, contracción y el colapso de alianzas como las de Calakmul, Tikal y el Petexbatun encajan perfectamente con el modelo de “estados teatrales” de Stanley Tambiah, usado para el sureste de Asia, que es denominado “las entidades políticas galácticas” (Tambiah 1977).
Sin embargo, a pesar de que el modelo del “Estado Teatral” continúa siendo útil para describir las características centrales de la mayor parte de los estados Mayas del periodo Clásico, ya no debe ser considerado como un “tipo” de estado (Demarest 2013), en la manera en que originalmente Demarest y otros lo plantearon como hipótesis. Más bien, debe considerársele como un aspecto central de la mayoría de dichos estados. Cancuen carece de la mayor parte de las características del modelo del “estado teatral” y por eso provee un ejemplo de la gran variabilidad que había entre los estados Mayas del periodo Clásico.
Cancuen y la ideología del altiplano
No obstante su obvia riqueza y enorme palacio, Cancuen no tiene grandes templos que eran los escenarios más importantes para los rituales de los Mayas clásicos de las Tierras Bajas. Lo mismo puede decirse de Chunchucmil y de algunos otros sitios (Hutson et al. 2008). En el sitio, los majestuosos teatros sagrados eran reemplazados por una variedad de distintos mecanismos ideológicos que claramente fueron acondicionados para apoyar su función económica como el principal centro de la frontera al sur (Demarest 2013). Los sistemas ideológicos y rituales fueron adoptados de sus vecinos que eran a la vez sus socios comerciales del Altiplano, el pie de monte, y la Transversal del Norte (Demarest et al. 2014a).
Cuando Calakmul estableció a Cancuen como la cabeza de navegación en el sistema de transporte de La Pasión, lo hizo en una zona que tenía una forma de cultura propia del Altiplano, específicamente de la Verapaz. Esto aparece reflejado en las primeras construcciones del palacio de la dinastía recién llegada de Petén, pues están hechas con adobe (Barrientos 2014). Es más, aunque las cerámicas al estilo de Petén están asociadas con las zonas del epicentro del palacio real y con los complejos de los nobles, en las zonas de los puertos son más frecuentes importaciones de la Costa del Golfo de México, y las cerámicas al estilo de la Transversal fueron más comunes en el juego de pelota en estilo del altiplano de Cancuen y en otros complejos no elitistas (p.e. Demarest et al. 2009; Forné et al. 2010, 2013; Torres et al. 2013).
La naturaleza fronteriza de Cancuen y sus habitantes locales se ve reflejada en los lugares para los rituales y en las construcciones que atraían a sus vecinos de la Verapaz. Esto incluye el “juego de pelota de festines” que tiene un diseño característico de la Verapaz y Quiché (Torres 2011). Nótese que en estas zonas se ubican las fuentes de jade que abastecían a Cancuen, así como los lugares productores de plumas de quetzal, que hoy todavía albergan al Biotopo del quetzal. Asimismo a través de ellas corría la ruta que llegaba a El Chayal, de donde se obtenía la obsidiana e interconectaba con rutas del Altiplano y hacia la Costa Sur.
También en las áreas periféricas y del área de sustento de Cancuen se sustituyó a los templos con adoratorios al estilo del Altiplano, ubicados en las cuevas de cerros. En sus investigaciones y análisis Spenard y Woodfill los caracterizaron como cerros kársticos empinados con cuevas, las cuales formaban “templos piramidales naturales” (Spenard 2006). Estos adoratorios recibían las ofrendas cerámicas de Cancuen y definían su área de sustento básica a través de rituales que satisfacían las creencias de las poblaciones locales de la Verapaz. También para las poblaciones iletradas se diseñaron otros escenarios accesibles, tales como un sistema hidráulico ritual provisto de canales de piedra que serpenteaban alrededor del palacio real y que desembocaban en cisternas sagradas (Barrientos y Demarest 2007). Dicho palacio era definido como una “montaña de agua”. La iconografía en los monumentos y las esculturas elaboradas en estuco, identificaban al gran gobernante Taj Chan Ahk como un señor del agua (Barrientos 2014), lo que actuaba como una legitimación del control de la élite en el río y los puertos.
¿La economía de Cancuen: una ciudad de artesanos?
En concordancia con el modelo del Estado Teatral, en 2001-2003 Demarest y colegas (2003) propusieron que las actividades económicas más importantes de Cancuen se relacionaban con los bienes sagrados necesarios para los k’uhul ajaw de las Tierras Bajas, y para sus redes de patrocinios. Tal vez influenciados por la orientación de este modelo, se planteó la hipótesis de la existencia de múltiples talleres ubicados en el epicentro peninsular, ya que además del taller de preformas de jade, otras áreas también evidenciaron la presencia de varios fragmentos o desechos de jade. De igual forma parecía posible una asociación de estos hipotéticos contextos artesanales con la cerámica del Tipo Gris Fino Chablekal del Golfo de México. Desde hace tiempo han sido rectificadas estas hipótesis por análisis más cuidadosos y nuevos datos de posteriores excavaciones realizadas durante una década. Sin embargo continúan siendo publicadas y citadas estas interpretaciones, o sea hipótesis ya denegadas desde 2004 (p.e. Kovacevich 2007, 2013). Es importante aclarar este tema, porque se refiere a la mera naturaleza básica de la economía de Cancuen y al aspecto más importante estudiado en esta ciudad: la evidencia del cambio en la economía en las vísperas del colapso Maya del periodo Clásico.
Ahora se sabe que estas primeras hipótesis se basaron en varios errores metodológicos. El más serio de estos errores, fue agrupar los datos para el análisis de los artefactos por “tipo de estructura” (Kovacevich 2006), en lugar de hacerlo por “lote” (como se sabe este último es el estándar en arqueología). Este análisis basado en “el tipo de estructura” mezcla y pierde toda la información acerca de la cronología (en un sitio formado por componentes múltiples), así como de la distribución (puesto que se hacía por “tipo de estructura” y no por la estructura o contexto específico; véase un análisis de estos problemas en Demarest et al. 2009; Demarest 2012). Esta metodología combinaba materiales de dos, tres o más fases de construcción distintas de una estructura, que algunas veces ha cambiado de función y/o de “estatus”. La pérdida de las asociaciones de distribución específicas llevó a que las estructuras más pequeñas en los grupos de plaza correspondientes al nivel alto de la élite fueran clasificadas en el “tipo de estructura” como “no élites”, cuando de hecho estas estructuras fueron en realidad las residencias de un grupo élite, en la cual la estructura más elaborada en fina mampostería fueron audiencias no residenciales que usaban estas mismas élites –como lo demostró Barrientos (2014) en su gran estudio de diez años de la arquitectura de Cancuen. También el análisis por tipo de estructura llevó a comparaciones de contextos totalmente diferentes, combinando materiales de basureros, rellenos de construcción, enterramientos, escombro, pisos de vivienda, humus, rituales de terminación y otros. Además, la identificación de probables áreas de producción de jade se basó simplemente en la presencia de cantidades notables de fragmentos o restos de este material.
Dado estos errores, fue necesario un re-análisis posterior llevado a cabo por Andrieu y su equipo, quien estudió de nuevo toda la lítica obtenida entre 1999 y 2004 y posteriormente la lítica recuperada entre de 2004 y 2013 con el enfoque normal basado en el lote, y así se retuvo la evidencia cronológica, de contexto y de distribución (p.e. Andrieu et al. 2011, 2014). Este análisis, con altos estándares técnicos, señaló que aparte del taller de preformas, en Cancuen no se ha encontrado ninguna otra área de producción, ya que no hay los tipos de desechos específicos (Fig.1) que se relacionan con otras etapas de producción (Andrieu et al. 2014); por supuesto, la producción no puede ser definida sólo por una gran cantidad de material). De igual forma no había evidencia de un nivel de artesanos elitista, pues no se presentaron los tipos apropiados de desechos de jade y la evidencia citada (Kovacevich 2007, 2013) de dos piedras usadas para pulir orejeras de jade (una encontrada en el relleno de la construcción y otra en el humus) no indican actividades de la élite, pues estudios comparativos realizados en todas partes del mundo indican que el largo y arduo proceso de pulir orejeras de jade nunca es realizado por miembros de la élite (Andrieu et al. 2011, 2014).
Finalmente, la asociación propuesta entre las áreas de artesanos con la cerámica Gris Fino Chablekal simplemente es incorrecta, ni su presencia es más alta en el taller de preformas de jade. El dato correcto de las frecuencias de Gris Fino Chablekal y Naranja Fino Campamento de la Costa del Golfo de México se puede observar en el Cuadro 1, en el cual los datos aparecen ordenados de acuerdo a las frecuencias más altas de Chablekal (Torres et al. 2013). Nótese que el taller de preformas ocupa el puesto cinco y que no hay correlación de Chablekal con las propuestas áreas de producción realizada por artesanos (que de cualquier manera Andrieu demostró que no existieron). La única posible asociación es entre estas pastas finas en los puertos y sus estructuras (Fig.2), pero esto continúa bajo investigación. Mientras tanto, un “escondite” de un bloque de jade (que supuestamente “reforzó la identidad” de los artesanos) ha cambiado en su descripción repetidamente desde 2001 –probablemente porque el núcleo de jade en realidad fue recuperado de un contexto muy perturbado (véase Demarest 2012 sobre la historia de este “escondite”).
¿Cancuen, un puerto y centro exportador de los bienes sagrados de un “estado teatral” y/o de mercancías básicas?
La evidencia más reciente ha retado otro aspecto de nuestra visión general de la economía de Cancuen tal y como la hemos publicado aun en los últimos años (p.e. Demarest et al. 2009). Se pensaba que la importancia de Cancuen se enfocaba en el transporte a larga distancia de jade, pirita, plumas y otros bienes exóticos del Altiplano. Es claro que el transporte de jade y otros bienes sagrados era de gran importancia para las grandes capitales de las Tierras Bajas, y especialmente para Calakmul, la potencia que fundó Cancuen para establecer su “camino real” (como fue designado por Canuto, Barrientos y Freidel (Canuto y Barrientos 2013).
Sin embargo, los hallazgos recientes han comprobado que en su máximo apogeo, de 760 a 800 DC, Cancuen tuvo un papel económico mucho más amplio, que tal vez reflejaba una transición vanguardista hacia los sistemas económicos del Clásico Terminal y del Posclásico. El primer indicador de esto fue el análisis corregido de la producción de jade realizado por Andrieu y sus colegas, que ha demostrado lo que ellos han llamado una “mercantilización del jade” (“comodification of jade”; Andrieu et al. 2012). Se ha demostrado que en Cancuen lo que se realizaba fue simplemente el proceso de quebrar los núcleos para extraer las porciones de la más alta calidad y formar las burdas preformas de cuentas y orejeras (Fig.1). En Cancuen no se ha identificado ninguna de las últimas etapas de producción, y es notable que en cualquier contexto del sitio se encontraran muy pocos artefactos de jade acabados, muchos menos aun de los descubiertos en sitios bastante más pequeños (Andrieu et al. 2014).
Entonces, en Cancuen el jade era simplemente tratado como una mercancía que era exportada en una forma burda y probablemente comerciado como tal, sin el alto valor sagrado caracterizado por los obsequios con obligaciones recíprocas de recibir artefactos de jade acabados. Es particularmente significativo que el taller de preformas de Cancuen tiene una fecha muy clara y exacta solamente para el periodo Chaman Tardío (790-800 DC), que es la última década de su ocupación. Los niveles del taller tienen un 98.4% (N=15,113) de los tiestos identificados para Chaman Tardío y solo 01.6% (N=242) que provienen de la antigua superficie encontrada debajo de un montículo y que corresponden a una fase anterior llamada Los Laureles (760-780 DC; Torres et al. 2013). Esto significa que muchos contextos y objetos que en estudios anteriores han sido relacionados al taller de Cancuen en realidad fecharon a antes de la existencia del taller (Fig.3). Por ejemplo, artefactos en Cancuen y en otros sitios (hasta la máscara de Pakal) que se ha dicho que tal vez fueron hechas en el taller de Cancuen no fueron producidos allí, dado que estos artefactos fecharon de 50 hasta más de 100 años antes del taller (Fig.3). Entonces estas interpretaciones (p.e. Andrieu 2011; Kovacevich 2007, 2013) tienen que ser revisadas. El periodo Chaman Tardío fue el final de una época de interacción con el lejano oeste, en Tabasco y Veracruz, y sus economías más avanzadas, basadas en el comercio de larga distancia y mercados interregionales de mercancías.
Otras evidencias nuevas vienen de los descubrimientos realizados en campo y en laboratorio, que se unen a recientes evidencias etnohistóricas. Como se describió el año pasado (Demarest et al. 2014a), el hallazgo de un escondite tuvo 851 núcleos completos de obsidiana (la mayor parte gastados), suficientes para producir más de 90,000 navajas (Fig.4). Al combinarlos con otros núcleos encontrados en Cancuen, el sitio tenía más núcleos de obsidiana y la mayor producción que cualquier otro sitio del mundo Maya, incluyendo a Tikal. Obviamente Cancuen estaba involucrado en un intercambio y transporte de núcleos de obsidiana de enorme escala hacia los centros de Petén hacia el norte y también en una producción a gran escala de navajas de obsidiana. Dada su fragilidad, lo más probable es que las navajas estaban destinadas a la distribución local y hacia los mercados de esta zona de la Verapaz y la Transversal del Norte (Fig.4).
Se ha podido evidenciar que Cancuen probablemente estaba involucrado en el intercambio de la sal. En Salinas de los Nueve Cerros, al oeste de Cancuen sobre la Transversal, Woodfill y sus colegas han demostrado la producción de sal a una escala industrial, estimada en más de 24,000 toneladas al año (Woodfill et al. 2011). Allí, en las áreas de producción de sal se usaban piedras de moler de una forma particular para triturar los bloques y núcleos de sal (Fig.5). En Cancuen se han descubierto estas mismas formas características en el proceso de la sal. A la vez, se han encontrado figurillas (Fig.5) con el único estilo de Cancuen en Salinas, que por medio de la activación de neutrones, se comprobó que provienen del propio Cancuen.
Es más difícil de comprobar otras evidencias del intercambio de bienes de naturaleza perecedera. Sin embargo, dado el intercambio de mercado a nivel regional de Cancuen y el transporte de la obsidiana, la sal y el jade “mercantilizado”, es muy probable que también estuvo involucrado con los bienes perecederos. Específicamente, la evidencia etnohistórica de varios estudios extensos realizados por van Akkeren, Caso y Aliphat han documentado que en la Época Colonial la Transversal de la Verapaz era un área principal en la producción de cacao, algodón, achiote y vainilla (p.e. Caso y Aliphat 2006). Es más, las fuentes coloniales informan que el cacao de la Transversal era “de la más alta calidad”. Al considerar la ubicación de Cancuen controlando el nexo de la Transversal con las rutas terrestres al río La Pasión, es altamente probable que el cacao y algodón estuvieran pasando por Cancuen. Actualmente se están realizando estudios paleobotánicos para identificar la evidencia de cacao en el registro arqueológico (Woodfill et al. 2011).
Entonces se ha demostrado el intercambio de bienes de Cancuen, que incluía la obsidiana, el jade y la sal –combinado con la evidencia etnohistórica y circunstancial del probable comercio de cacao, algodón, concha y plumas de quetzal. Esto significaría que estos cinco materiales que eran los más importantes para el pago de tributo durante el Clásico (Fig.6) según la mayoría de epigrafistas y arqueólogos, habrían pasado por los puertos de Cancuen. Mientras tanto, la obsidiana, el cacao, la sal, el achiote y el algodón habrían ingresado hacia los mercados generales de Petén (Fig.7).
En resumen, al modificar nuestras anteriores interpretaciones, observamos que en sus últimas cuatro décadas Cancuen se había convertido en un puerto principal que estaba involucrado en todos los aspectos del transporte de mercancías, y no sólo (o principalmente) con los bienes sagrados. Aunque quizás originalmente se le fundó para controlar el transporte de estos últimos, alrededor de 760 DC, Cancuen también se había convertido en una ciudad porteña para el intercambio de mercancías básicas.
Cancuen y su fallida transición a las economías posclásicas: posibles implicaciones para el colapso de la civilización Maya Clásica
El papel de Cancuen en la exportación de bienes también coincide con los cambios políticos y económicos que experimentó a fines del periodo Clásico, de 760 a 800 DC. Hubo un cambio de la autoridad real centralizada a una repartición del poder con los nobles. Probablemente estos últimos estuvieron más directamente involucrados con las actividades económicas, como lo reflejan los complejos arquitectónicos aristocráticos ubicados en posiciones de las partes altas de cada puerto y en el taller de las preformas de jade. Asimismo en los monumentos se observan a los nobles compartiendo la escena con el gobernante. Además, el extenso y detallado estudio del Palacio Real del siglo VIII y de la arquitectura elitista realizado por Barrientos ha demostrado que definitivamente tiene un estilo del Clásico Terminal, que funcionaba para fines administrativos/rituales y por eso tuvo pocas estructuras para residencias de la realeza, pero con muchas cámaras para audiencias (Barrientos 2014). Probablemente estas últimas eran usadas por un gran contingente burocrático, que incluía una creciente clase de élites, en especial a los aj-k’uhuns y a las élites mercantilistas, que eran quienes supervisaban los puertos y las actividades de intercambio y de producción de las preformas.
Por lo tanto, en la mayoría de sus rasgos, Cancuen se había convertido en un centro económico y político transicional entre el Clásico Terminal y el Posclásico, con una división del poder que involucraba a las élites como mercaderes y con una economía basada en el comercio a larga distancia de mercancías (Demarest et al. 2014b). A pesar de ello, en lugar de prolongarse por más tiempo, Cancuen colapsó antes del fin del Clásico Terminal con la violenta destrucción que lo caracterizó alrededor de 800 DC. Una explicación para su declive es que, junto con otros factores, Cancuen pudo estar involucrado muy tempranamente con las entidades políticas y las economías de Veracruz y Tabasco, lo que lo puso en contacto y en competencia con economías de mercado a larga distancia de México y con sus sistemas políticos más fuertes por sus bases más amplias. En tal contexto, a pesar que Cancuen realizo ajustes mayores, no pudo completarlos fácilmente, porque en realidad el sitio y las Tierras Bajas del sur en general carecían de los valiosos recursos, tales como las zonas productoras de cacao y algodón (como las de la Transversal y de las costas de Belice y Yucatán). Dependía del intercambio con el Altiplano, donde estaban las verdaderas fuentes de obsidiana, jade, pirita y otros recursos. Es más, aunque las ubicaciones estratégicas de Cancuen y las rutas (Fig.8) eran originalmente excelentes, la guerra río abajo había dado como resultado que las rutas de Petén quedaran inútiles y la ruta alternativa a través de la Transversal –que había sido exitosa por varias décadas– finalmente ya no fue competitiva frente a las vías marítimas mucho menos dificultosas en términos logísticos y políticos, y fueron más eficientes las rutas que corrían a lo largo de la Costa del Golfo y el Caribe, así como el intercambio en la costa del Pacifico (Fig.8). Por tanto, el declive económico y luego político del Petén era inevitable.
Dicha conclusión respecto de Cancuen también puede sugerir una respuesta, o al menos una respuesta parcial, a otra pregunta más importante: después del colapso, ¿por qué no se recuperaron las Tierras Bajas del sur, como lo habían hecho después de la crisis al final del periodo Preclásico? La precoz transición económica y el fracaso de Cancuen puede ser un ejemplo que muestra que la falta de recuperación durante el Posclásico Temprano reflejó las desventajas de la economía de las Tierras Bajas del Sur, en términos de la falta de bienes básicos de exportación, de rutas de intercambio eficientes y de otras características necesarias para las entidades políticas y los grupos de mercaderes que habían competido exitosamente en el nuevo orden económico (Fig.9). Quizás por estas razones, las Tierras Bajas Centrales y del Sur permanecieron escasamente ocupadas, mientras que otras entidades políticas, que incluyeron los nuevos centros Mayas, ocuparon posiciones económicamente favorables en los ambientes a lo largo de la Costa del Golfo de México y en el Altiplano del este de Mesoamérica. Simplemente no existía un lugar para los estados arcaicos de reyes sagrados Mayas y su débil ambiente natural en el nuevo mundo económico y político de Mesoamérica.
Agradecimientos
Agradecemos por el apoyo a estas investigaciones a: El Ministerio de Cultura y Deportes, Comité del Simposio, Alphawood Foundation, National Geographic, Vanderbilt Institute of Mesoamerican Archaeology and Development, el Consejo Superior de Vanderbilt, Le Centre National De La Recherche Scientifique de Francia, El Museo Louvre, El Instituto Smithsonian, la Fundación Fyssen, la Fundación Perenco, y el Museo Didrichsen de Helsinki, Finlandia.
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Cuadro 1: Contextos con las concentraciones mayores de las cerámicas Gris Fino Chablekal
y Naranja Campamento (en orden de las frecuencias más altas de Chablekal).
Fig.1: Etapas de producción de preformas jade en Cancuen,
con “X” etapas de artesanos elites que no habían en Cancuen.
Fig.2: Áreas de las concentraciones mayores de la cerámica Chablekal Gris Fino
en el epicentro peninsular de Cancuen.
Fig.3: Algunos de los núcleos de obsidiana en Cancuen y área del posible intercambio de navajas.
Fig.4: Fechamiento del taller de preformas de jade, artefactos de jade en Cancuen que fueron antes
de la existencia del taller, y la máscara de Pakal que fecha más de un siglo antes del taller de Cancuen.
Fig.5: Ruta transversal de Salinas a Cancuen, piedras de moler sal,
y figurilla del estilo característico de Cancuen.
Fig.6: Materiales principales de tributo elite que pasaban por Cancuen.
Fig.7: Mercancías que probablemente pasaron por Cancuen.
Fig.8: Rutas de Intercambio que desaparecieron a finales de la Época Clásica
y Rutas que continuaron en el Postclásico.
Fig.9: Nuevas rutas del Postclásico y Clásico Terminal (área indicada en ovalo es la zona de Tierras Bajas
del sur y central que carecía de productos para intercambio de mercancías y que no tuvo rutas
muy eficientes del transporte).