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019 Entre palmas y montículos: resultados de la Temporada 2013 del Proyecto Arqueológico Río Seco, La Gomera, Escuintla.
Mariana Sánchez, Gilberto Cruz, Alejandro González y Rubén Morales
XXVIII Simposio de Investigaciones
Arqueológicas en Guatemala
Museo Nacional de Arqueología y Etnología
14 al 18 de julio de 2014
Editores
Bárbara Arroyo
Luis Méndez Salinas
Lorena Paiz
Referencia:
Sánchez, Mariana; Gilberto Cruz, Alejandro González y Rubén Morales
2015 Entre palmas y montículos: resultados de la Temporada 2013 del Proyecto Arqueológico Río Seco, La Gomera, Escuintla. En XXVIII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2014 (editado por B. Arroyo, L. Méndez Salinas y L. Paiz), pp. 241-253. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.
Entre palmas y montículos: resultados de la Temporada 2013 del Proyecto Arqueológico Río Seco, La Gomera, Escuintla
Mariana Sánchez
Gilberto Cruz
Alejandro González
Rubén Morales
Palabras clave
Escuintla, Río Seco, Influencia teotihuacana, Clásico Temprano.
Abstract
The first season at the Río Seco archaeological site, conducted in 2013, allowed us to reaffirm the importance that Edwin M. Shook gave it more than 40 years ago. This paper discloses the results of the mapping and the analysis of ceramic and lithic recovered materials. Also, preliminary results of the investigations of 2014 are presented. This allows us to start an interpretation of the role that Río Seco could have played in the second half of the Early Classic, when the interaction with Teotihuacan was at its peak.
Introducción
El sitio arqueológico Río Seco está localizado en la Finca San Antonio II, antiguamente conocida como San Antonio Río Seco, en el municipio La Gomera, Escuintla. Está ubicado a una altura aproximada de 30 metros sobre el nivel del mar (IGN 1967) y entre los ríos Coyolate y Acomé. Un tributario de este último, el Río Seco, pasa a pocos metros al norte de la finca y de allí su nombre. Entre las décadas de 1960 y 1980 se cultivó algodón y luego cambió a pastizales hasta finales de la década de 1990, cuando se introdujo el cultivo de palma africana (Sánchez, Cruz et al. 2014).
Las primeras investigaciones en el sitio fueron realizadas por E. M. Shook entre 1969 y 1971. Durante estos años, como resultado de varios viajes cortos, pudo determinarse que el sitio estuvo ocupado desde el Preclásico Tardío, tuvo una importante ocupación durante la segunda mitad del Clásico Temprano y continuó ocupado hasta el Posclásico. Entre los mayores aportes de E. M. Shook en el sitio están la recolección y breves excavaciones en el Montículo 5. En la visita que hizo al sitio en mayo de 1969, él reportó que encontró “…una gran cantidad de cerámica, especialmente fragmentos de incensarios (alrededor de 100 lbs)” de lo que comentó: “la cantidad de incensarios en el montículo es increíble” (Sánchez 2014b:413). En su siguiente viaje, en abril de 1970, realizó unas excavaciones de rescate en las que recuperó dos bases de incensario, un vaso trípode y otros materiales contemporáneos (ídem). Desde mediados del año pasado, el Proyecto Arqueológico Río Seco se encuentra investigando el sitio.
Mapeo
Durante la temporada 2013, uno de los principales objetivos del Proyecto Arqueológico Río Seco fue el confirmar los datos cartográficos de los que se tenía registro. La primera idea espacial del sitio fue dada por Edwin Shook entre finales de la década de 1960 y principios de la década de 1970 (Fig.1). Este croquis lo elaboró basándose en uno que Carlos Notteböhm le había proporcionado casi 20 años antes, en 1952 (Sánchez 2014a:10). En mayo de 2013, Ernesto Arredondo, como parte de la etapa de reconocimiento y recolección de superficie actualizó el croquis de Shook (Fig.1). El mismo año, en junio, Rodrigo Guzmán realizó el levantamiento topográfico del sitio de manera formal y completa, mapeando Río Seco casi en su totalidad. Los resultados fueron los siguientes (Guzmán 2014b:30):
La orientación del sitio es difícil de determinar debido al alto grado de erosión y destrucción que presentan las estructuras arquitectónicas. Sin embargo, se sugiere una orientación de 22⁰ hacia el Este. Este dato se ve apoyado por la orientación de los dos entierros encontrados (que corresponde con la sugerida) y por el hecho de que el solsticio de invierno se marca en el sitio a 23⁰ hacia el Este (Guzmán 2014b:32).
En el sitio se lograron identificar 16 estructuras. Estas están compuestas por una plataforma muy extensa y baja (Plataforma 1) y por 15 montículos. La plataforma se encuentra al noroeste del sitio y posee una tendencia de orientación de 23⁰ hacia el Este y está separada del resto del sitio por una depresión (ibid: 36) de aproximadamente 85 m de ancho (Guzmán 2014a). Se cree que esta división se hallaba ya presente en la época prehispánica, durante la ocupación del sitio. Esto se logró determinar por medio de las excavaciones de la Operación J-141, en las que se encontraron dos estratos grisáceos de consistencia compacta y dura. Este tipo de estratos se forma cuando el suelo está por mucho tiempo bajo el agua, además, la presencia de materiales culturales fue casi ausente (Sánchez 2014b:415).
La separación entre la Plataforma 1 y el área de los montículos es un aspecto que no puede pasar inadvertido y es probable que esta fuese realizada intencionalmente. En la Plataforma 1 se encuentra lo que se cree es la zona doméstica y en el área de los montículos la zona administrativa y ritual. Esta idea encuentra su fundamento en que en la zona de la plataforma se halló una cantidad mayor de cerámica utilitaria. Por si esto fuera poco, la lítica mayor recuperada proviene, casi en su totalidad, de esta zona (ver apartado de lítica mayor en este artículo). Al ser estos elementos utensilios puramente domésticos, tiene mucho sentido el hacer esta separación.
Las mediciones topográficas y de posicionamiento realizadas durante la temporada de campo 2014 (Guzmán 2014a) permitieron conocer la forma del terreno y la ubicación de rasgos arqueológicos/arquitectónicos presentes en el noreste del área nuclear del sitio. Gracias al croquis de Shook y los reconocimientos realizados durante la temporada 2013 se pudo observar la presencia de elevaciones en el terreno, pero estas requerirían de limpieza de vegetación para poder ser medidas. Durante la presente temporada se incluyeron en el mapa un total de tres montículos y se hicieron modificaciones en cuatro (Fig.2). Los montículos incluidos son los No. 8, 9 y 10; los que sufrieron modificaciones fueron los No. 1, 7, 11 y 12. Las modificaciones se debieron principalmente a la utilización de más puntos de topografía en sus alrededores, salvo el No. 11, al cual se le cambió de posición, pues la elevación considerada anteriormente correspondía aún a la base de los Montículos 1 y 10, este último aparece en el mapa hasta la presente versión. Los montículos 8, 9 y 10 son elevaciones de baja altura en el terreno con evidentes muestras de erosión debido a la caída de árboles y al hecho de que en ese lugar estaba el casco de una finca. Sin embargo, al observarse su posición con respecto al Montículo 1 se puede distinguir un área pequeña a manera de plaza rodeada por estos montículos.
Una de las características que vale la pena resaltar es la morfología del Montículo 1. En este se ha observado una conexión con el Montículo 2 a través de una plataforma alargada adosada a ambas elevaciones. Originalmente se pensó que esta alteración se debía a la falta de puntos de topografía, sin embargo, al detallar las mediciones de altura en el área se pudo notar con mayor claridad dicha elevación. Esta se diferencia de los montículos de material removido en que tiene una elevación más baja que los otros y el material se observa más compactado. Asimismo, a pesar de ser de baja altura, ostenta un gran volumen y su orientación no es arbitraria, une a dos montículos del área nuclear. También, es importante mencionar que en alguna etapa de las prácticas agrarias de la finca, el montículo sufrió de severas mutilaciones en sus extremos norte y sur, dejando en algunos casos muros en vez de taludes en tales extremos. En el extremo sur aún se pueden observar grandes volúmenes de tierra removida, caracterizados por ser de extremos afilados y con taludes de ángulos elevados, con formas cónicas en posiciones irregulares. Esto mismo se observó durante la temporada anterior en los montículos 4 y 5 del sitio.
Excavaciones
Las excavaciones de la temporada 2013 se concentraron en la Plataforma 1 y en el Montículo 5. Aunque no se encontró suficiente información para poder establecer generalidades sobre la arquitectura de barro característica del sitio, más que algunos fragmentos de pisos, sí fue posible recuperar material que ayudará a entender mejor lo que pasó mientras estuvo ocupado (Sánchez 2014b:413). Asimismo, se lograron excavar algunos rasgos relevantes:
El Rasgo #9 fue localizado en la pendiente Este de la Plataforma 1. Se localizó un elemento cóncavo ovalado de barro cocido de la cual salía un pequeño canal hacia el Oeste. Aunque no se logró identificar su función, se piensa que pudo haber sido utilizado para captar agua.
El Rasgo #10 también se encontró justo donde inicia la pendiente Este de la Plataforma 1, al norte del Rasgo #9. Este se localizó debajo de un estrato café oscuro que presentaba terrones de barro, a una profundidad de 0.80 m. Este agrupaba una gran cantidad de cerámica, lítica y huesos, por lo que fue identificado como un denso basurero doméstico. Se llegó hasta una profundidad de 2.30 m para descubrir la alineación de tiestos más profunda (más temprana), cubriendo aproximadamente 1.5 m de grosor de materiales.
El Rasgo #11 fue localizado al Sur del Montículo 5. Este estaba formado por un agrupamiento de huesos, posiblemente de un cuadrúpedo pequeño (¿felino?) asociados con áreas de quema. Se cree que esta área era parte de una más extensa, por lo tanto con funciones públicas más que privadas.
El Entierro 1 fue localizado cerca de lo que habría sido la cima del Montículo 5. El entierro era primario y directo. Asociado al mismo se encontró una cuenta tubular de piedra verde cerca del cuello, cuatro vasijas y una espina de pez raya fragmentada en dos. El Entierro 2 fue localizado al este del Entierro 1. Este se encontraba extendido, en posición decúbito ventral. Cerca de la mano derecha, se encontró un fragmento medial de navaja prismática de San Martín Jilotepeque. Asimismo, tenía tres cuentas tubulares de piedra verde con inclusiones brillantes.
Cerámica
El análisis de la cerámica del Rasgo #10 que, como se mencionó anteriormente, correspondía a un basurero doméstico identificado en la pendiente de la Plataforma 1, mostró que, esa sección del sitio, fue principalmente ocupada durante la segunda mitad del Clásico Temprano y luego estuvo levemente ocupada durante el Clásico Tardío. Asimismo, fue posible establecer que ese sector fue un área residencial elitista, por la cantidad y calidad del material recuperado. También fue posible establecer que los habitantes del sitio tuvieron cierta relación con Teotihuacan. Aunque es muy temprano para saber su naturaleza, se sabe que fue tanto a nivel doméstico –con artefactos como por ejemplo, candeleros, figurillas y dos ejemplos de la Vajilla Anaranjado Delgado– como ceremonial (dada la presencia de fragmentos de incensarios y de adornos de los mismos). Sin embargo, cabe mencionar que a pesar de que se localizaron todos estos rasgos asociados con Teotihuacan, la población parece haber sido local ya que las vajillas identificadas son propias de la región para la segunda mitad del Clásico Temprano y Clásico Tardío (Sánchez 2014b:415).
El Montículo 5 tenía una función ceremonial. Esto es respaldado, de nuevo, por la alta concentración de incensarios de estilo teotihuacano encontrados por E. M. Shook, así como por la presencia del Rasgo #11, al Sur del montículo, que fue interpretado por L. Miguel Ros (Sánchez, González et al. 2014: 113-114) como un área que fue utilizada para fines rituales.
El análisis se concentró principalmente en el basurero identificado en la Operación J-143 y que se extendió en la Operación J-161 (Rasgo #10). El análisis de la cerámica se realizó con el Sistema Kidder también conocido como Vajilla, aplicado por Alfred Kidder durante las investigaciones en Kaminaljuyu (Kidder, Jennings y Shook 1946). Algunas de las vajillas ya habían sido identificadas y nombradas en otros sitios (como por ejemplo, Vajilla Esperanza Flesh o Vajilla Nahualate). Otras vajillas fueron nombradas en este proyecto debido a su alta frecuencia (por ejemplo, vajillas MARCA, Las Palmas, RISECA y Griselda). Por último, se trataron de adaptar los nombres tomados de los tipos establecidos por el Proyecto Costa Sur (Medrano 1995), ya que estos han sido identificados y descritos, para poder establecer una versión unificada sobre la cerámica de la Costa Sur. En otros casos, está pendiente de asignarles un nombre y solamente se identifican por su color y tratamiento de superficie. Al analizar la cerámica de los niveles h, i y j de la Operación J-143 y los niveles a, b y c de la Operación J-161, se identificaron en total 41 vajillas. A continuación se presenta información general de las más representativas que permitieron establecer el fechamiento en ese sector de la Plataforma 1 y su posible función.
Vajillas representativas de la segunda mitad del Clásico Temprano
Vajilla MARCA (Marinalá Café): las formas predominantes son los cuencos profundos con borde evertido y los cántaros. Otra forma consiste en cuencos con borde reforzado y aplicaciones triangulares en el borde que pudieron funcionar como asas.
Vajilla Las Palmas (Café-Negro Veteado): las formas comunes son los cuencos de paredes divergentes, cuencos de paredes divergentes y borde evertido, cuencos de paredes curvo-convergentes, cuencos de paredes curvo-divergentes con base anular y los vasos. Como caso especial se encontró un fragmento de pichel con vertedera. Esta vajilla es conocida como Polanco en el Sistema tipo-variedad (Medrano 1995:36). Los vasos pueden presentar decoración impresa con motivos teotihuacanos en el cuerpo del vaso y/o en los soportes. Asimismo, pueden tener decoración incisa. Janet Berlo afirma que las formas de los vasos de la región de Escuintla están estrechamente relacionadas con los prototipos teotihuacanos a pesar de que existen variaciones en cuanto a las proporciones. Estas variaciones parecen corresponder a libertad que tuvieron los alfareros para experimentar con la forma y el contenido simbólico plasmado en los vasos trípodes. Estos vasos eran el vehículo para la expresión iconográfica, por lo tanto, el tamaño del vaso dependió de la escena narrativa a plasmar; narrativa extensa requería de un vaso con circunferencia mayor, mientras que escenas pequeñas se adaptaban a vasos de menores proporciones (Berlo 1980:225-226). Por la información iconográfica que proporcionan, se presentan a continuación algunos ejemplos relevantes:
Vaso cilíndrico trípode (75): tiene borde directo y labio redondeado, pared recta y base ligeramente cóncava. Los soportes son rectangulares y no tienen decoración. El vaso (Fig.3) puede dividirse en dos, el área superior es de color café negro y está bien pulida. Son evidentes las huellas de pulimiento. El área inferior es una banda de aproximadamente 3.5 cm de alto, la cual no está pulida y tiene aplicaciones circulares equidistantes (cada 6 cm aproximadamente) que tienen una línea incisa horizontal que las divide en dos (“granos de café”). Está casi completo, son 3 fragmentos adicionales y uno de los soportes que también está separado. El motivo de “grano de café”, no es exclusivo para la región de Escuintla, también está presente en Teotihuacán y Kaminaljuyu (Berlo 1980:226).
Fragmentos (7) del cuerpo de un vaso cilíndrico (66): presenta color negro con leves manchas café y posiblemente tuvo soporte pedestal. El interior es café veteado. La decoración es impresa y posiblemente estaba cubierta con pintura roja. La escena (Fig.4) representa a un personaje antropomorfo visto de perfil y posición de acecho. Lleva una máscara zoomorfa, posiblemente de un felino, y un tocado de plumas. Con una de las manos sostiene una serpiente con el rostro visto de perfil. La escena se repite, por lo menos, una vez más.
Fragmentos (9) de vaso cilíndrico trípode con decoración impresa (82): los soportes pudieron ser rectangulares o de almena, pero no se recuperó ninguno de ellos. La decoración (Fig.5) consiste en, por lo menos, 3 paneles impresos que representan personajes antropomorfos vistos de frente y de pie. Visten y llevan elementos teotihuacanos. Cabe destacar que la impresión no es de buena calidad. J. Berlo (1989:157) identificó este personaje como un guerrero o la “Deidad Escudo” (Shield Deity) de Teotihuacan, que a su vez parece haber tenido relación con Tlaloc B o Tlaloc Jaguar (Pasztory 1974). Este es el mismo personaje que el representado en el cuenco trípode proveniente de Escuintla que actualmente se encuentra en el Museo Popol Vuh (0201) y a los representados en un vaso trípode, muy posiblemente proveniente de la región de Río Seco, que actualmente se encuentra en el Museo de las Culturas de la Costa Sur (56, 1.2.118.370). Un fragmento de la Vajilla Tiquisate, encontrado en las excavaciones del Montículo 5 (Operación J-163), incluye la representación de un quetzal (Fig.6) que es similar a los que aparecen en los vasos anteriormente mencionados.
Fragmentos (4) de soporte rectangular con decoración impresa (57): la escena central está delimitada, en uno de sus lados, por una franja con elementos de tres picos. La franja inferior consiste en motivos en forma de media luna sobre motivos dentados. La escena (Fig.7) representa a un jugador de pelota, ya que es visible un personaje visto de frente, con la cara de perfil, las piernas flexionadas y los brazos posiblemente extendidos. Lleva un tocado zoomorfo, ya que son visibles los dientes, un ojo y una oreja. De la boca emerge una prolongación que es difícil identificar. El tocado del jugador es similar al tocado “jaguar-nenúfar” que llevan los gobernantes en varios monumentos de las Tierras Bajas Mayas, como ejemplo, se puede citar el Panel 3 de Cancuen. El jaguar-nenúfar es considerado un personaje del inframundo y se le relaciona con el sacrificio (Torres 2005:123-129). El personaje principal lleva una orejera circular y en la cintura un yugo tallado. La mano que es visible se encuentra extendida y debajo de ella emerge un elemento abstracto que se prolonga hacia la base y se extiende en otras direcciones. La mano extendida bien pudiera llevar un cuchillo, esto debido a que la imagen impresa en el soporte es similar a la de un vaso que se encuentra en el Museo Popo Vuh (0223). La escena del posible jugador de pelota está girada 90°. Las representaciones de jugadores de pelota, en algunos de los casos asociados con sacrificios, eran bastante comunes (Hellmuth 1975:18-19; Berlo 1980:228; Berlo 1989:160). Según O. Chichilla (2013):
“El elemento con múltiples volutas y doble línea detrás del personaje recuerda algunos motivos de la Costa del Golfo, que también aparecen en Teotihuacan, por ejemplo en el “marcador” de La Ventilla. Sin embargo, el conjunto no tiene paralelo en el arte teotihuacano, que yo sepa. Es un diseño costeño en todo caso.”
J. Berlo menciona que los soportes decorados es algo común en Teotihuacán y la región de Escuintla, contrario a lo que pasa en Kaminaljuyu donde los soportes son generalmente lisos. Los soportes de la región de Escuintla son más expresivos que los de Teotihuacán y fueron elaborados a partir de moldes con diseños que pueden relacionarse o no con la iconografía plasmada en las paredes de los vasos, en otros casos, los soportes eran los únicos que presentaban decoración. En raras ocasiones, los vasos con mayor circunferencia presentan soportes de gran tamaño y que pueden llegar a ocupar la mitad de la altura de toda la pieza, aspecto que no es común en Teotihuacán (Berlo 1980: 226-227). Este último caso puede aplicarse a un soporte encontrado en el sector del basurero de la Plataforma 1 (Operación J-143j/J-161c) y al vaso que se encuentra en el Museo Popol Vuh (0201).
Vajilla Esperanza Flesh: la cocción es dura, tiene un sonido que la caracteriza y se rompe uniformemente (Kidder, Jennings y Shook 1946:174) y el color es fácilmente reconocible. Las formas más comunes son los cuencos de paredes curvo-convergentes con borde evertido, cuencos de paredes curvo-divergentes con base anular y cántaros. En menor cantidad se encuentran los vasos. Los cántaros pueden presentar decoración punzonada en la base del cuello y decoración modelada en el cuello. El caso especial consiste en un cuello que incluye un personaje antropomorfo.
Vajilla Corteza: las formas más comunes son los cuencos de paredes curvo-divergentes con base anular y cuencos de paredes curvo-convergentes con borde evertido. En menor cantidad se encuentran los cántaros y los incensarios de cucharón. Los cuencos de paredes curvo-divergentes pueden o no presentar una banda blanca que rodea la vasija justo debajo del borde, en el interior de la misma. Los incensarios de cucharón presentan al final del mango decoración con elementos fitomorfos, especialmente pochas de cacao.
Vajilla RISECA (Río Seco Café): las formas comunes son los cuencos profundos de borde evertido y los cántaros. La base de los cuencos puede ser plana o cóncava. Los cántaros presentan cuello corto y borde evertido.
Vajilla Tiquisate, pasta roja: las formas comunes son los cuencos de paredes divergentes, cuencos de paredes curvo-divergentes, cuencos de paredes curvo-convergentes y, en menor cantidad, cuencos de silueta compuesta, cuencos globulares, cántaros y vasos. Los cuencos pueden presentar decoración acanalada o incisa.
Vajilla Tiquisate, pasta blanca: las formas comunes son los cuencos de paredes divergentes, cuencos de paredes curvo-divergentes y, en menor medida, cántaros y vasos. Los vasos pueden presentar decoración acanalada.
Vajilla Nahualate: las formas más comunes son los incensarios compuestos por cuencos de paredes curvo-convergentes, borde evertido y labio aplanado, presentan base pedestal con el mismo tipo de borde y labio. Como decoración pueden presentar aplicaciones hechas con molde o modeladas. La Vajilla Nahualate empezó a ser utilizada durante el Preclásico Tardío, cuando predominaron los cántaros de cuerpo globular, cuello curvado hacia afuera y un borde redondeado grueso. Durante la primera parte del Clásico Temprano, el borde se volvió más divergente y el labio aplanado. También se identifican los cuencos de silueta simple con base pedestal y los incensarios. Para la segunda mitad del Clásico Temprano, los incensarios tipo teatro, relacionados con Teotihuacan, “…fueron fabricados dentro de la Vajilla Nahualate local” (Popenoe de Hatch et al. 1993: 19). Los fragmentos de incensarios recuperados corresponden a formas que se desarrollaron durante ese momento.
Cerámica Anaranjado Delgado: se identificaron únicamente dos fragmentos. Presentan color naranja claro, grosor muy delgado y superficie lisa y pulida.
Vajillas representativas del Clásico Tardío
Vajilla Plomizo San Juan: la pasta es naranja y la superficie es del mismo color, pero con nubes grisáceas debido a la concentración de plomo en el barro. La cocción es muy buena, gracias a ello la dureza es muy característica.
Vajilla ROHSPEC (Rojo Hematita Especular): presenta engobe crema y tiene decoración con pintura roja hematita especular. Las formas comunes son los cuencos de paredes divergentes, cuencos de paredes curvo-convergentes, vasos y platos. Los cuencos de paredes divergentes y los platos pueden presentar soportes El vaso cilíndrico encontrado en el Rasgo #3 también corresponde a esta vajilla.
Vajilla San Andrés: presenta como decoración elementos geométricos o abstractos con pintura blanca o negra. La forma más común son los vasos cilíndricos.
Vajilla Tarros: la forma más común son los platos semi-cóncavos con borde reforzado (la función de estos platos era de comales). Como decoración pueden presentar un filete modelado e impreso en el borde.
Materiales especiales
Incensarios: los incensarios de cucharón y los de tipo teatro aparecieron durante el Clásico Temprano. En las excavaciones de Río Seco se encontraron algunos fragmentos de incensarios tipo teatro que consistieron principalmente en bases y adornos de estilo teotihuacano. Sin embargo, se sabe que E. M. Shook recuperó una gran cantidad de fragmentos de adornos de este tipo en la recolección de superficie que realizó en 1969. Hasta el momento, el único ejemplo que se ha recuperado completo e in situ fue en 1992, durante las excavaciones en el Montículo 2 (Operación LC13) de Los Chatos, un sector residencial ubicado al sur de Montana (Bove y Medrano 2003:56, Medrano 1994:107).
Tres fragmentos de cerámica que se nombraron como “pichachas”. Matilde Ivic de Monterroso (2013) cree que también estos pudieron haber sido utilizados como incensarios, ya que presentan el baño blanco característico y huellas de humo. Estos fragmentos fueron encontrados en el basurero de la Plataforma 1 (Rasgo #10). Sin embargo, estos deberán ser estudiados a profundidad para poder comprobarlo (Sánchez, González y Cruz 2014:268).
Candeleros: durante las excavaciones en Río Seco se recuperaron 19 candeleros (4 completos y 15 fragmentos). Es probable que estos fueron manufacturados localmente, pero similares a los reportados en Teotihuacan. Al igual que en Teotihuacan, en Río Seco y en los sitios cercanos de Montana y Manantial (Bove y Medrano 2003:63-66), fueron encontrados en contextos domésticos (Plataforma 1).
Según los investigadores de Teotihuacan, los candeleros probablemente eran objetos para rituales domésticos ya que han sido localizados principalmente dentro de basureros u otros contextos domésticos (Manzanilla 2002). Según Cowgill, eran pequeños incensarios asociados con rituales personales más humildes, ya que no son comunes en contextos de la élite (Cowgill 2002:70).
En Teotihuacán, al parecer, los candeleros más tempranos eran de una sola cámara; luego consistieron en dos vasijas pequeñas unidas y por último un solo objeto, pero con dos cámaras. Hay ejemplos con más de dos cámaras, pero estos son escasos (ídem). Para Cowgill, la presencia de dos cámaras podría haber implicado que se quemaba incienso a dos deidades o se podrían haber quemado dos materiales diferentes de forma simultánea (Cowgill 2002:71). La principal justificación para interpretar la función de los candeleros como incensarios se debe a que se han identificado residuos de carbón en las cámaras de algunos y que la mayor parte tienen una o varias perforaciones en los lados de las cámaras, permitiendo la circulación de aire y conduciendo la combustión de las sustancias colocadas en sus interiores (ídem).
Obsidiana
El análisis de la obsidiana mostró que la Plataforma 1 podría haber estado habitada por familias de artesanos de tiempo completo, expertos en la talla de artefactos de obsidiana. Por el análisis estadístico fue posible establecer que hubo un mayor aprovechamiento de la obsidiana y una alta especialización. Sin embargo, es importante mencionar que A. Roche Recinos (2014:189) es de la idea que también había un “…mayor rango de libertad de talla” y que “…no existía presión para la creación de artefactos específicos como navajas prismáticas.” En la Plataforma 1 se encontraron 35 artefactos de obsidiana verde, considerada de gran valor, lo que también respaldaría la idea de que se trataba de un “…contexto doméstico de élite.”
En la Plataforma 1 la muestra fue de 1,238 artefactos. La distribución de las fuentes fue: 61.47% provenían de la fuente El Chayal, el 35.7% de San Martín Jilotepeque y un 2.83% de la Sierra de las Navajas en México. El artefacto predominante fue la navaja prismática, siendo un 68.22% de la muestra, seguido por lascas (11.34%); de manera seguida se encontraban las navajas irregulares (10.38%), el desecho de talla (6.11%), 1.77% de núcleos agotados y 1.77% de bifaciales. De todos los artefactos, el 2.26% presentaba retoques, posiblemente para rejuvenecimiento del filo. La mayor parte de los artefactos (64.62%) presentó un uso delicado, lo que nos indica que había una relativa abundancia del material, por lo que no era necesario desgastar de manera extrema los artefactos; esto también coincide con la poca incidencia de artefactos con uso extremo, dado que estos últimos fueron sólo el 2.10% de la muestra (Roche 2014:175-177).
Los artefactos de obsidiana del Montículo 5 muestran que hubo “…un menor aprovechamiento de la obsidiana, posiblemente porque había una mayor disponibilidad de la misma para las actividades que se realizaban en el Montículo 5” (Roche 2014:190). Asimismo se encontraron algunos ejemplos de obsidiana verde y algunos de obsidiana dorada. En cuanto al uso de las navajas prismáticas del Montículo 5, estas presentan mayor uso que las de la Plataforma 1.
En el Montículo 5 la muestra fue de 375 artefactos. La distribución de las fuentes siguió la tendencia aproximada a la encontrada en la Plataforma 1, dónde la mayoría del material proviene de la fuente de El Chayal (67.20%), seguida de la fuente de San Martín Jilotepeque (29.87%) y con una minoría de artefactos de la Sierra de las Navajas (2.93%). De igual manera las proporciones de los artefactos parecen mantener la misma tendencia, siendo en su mayoría navajas prismáticas, luego lascas, navajas irregulares, desechos de talla, núcleos agotados y bifaciales. En el montículo, el 11.20% de los artefactos presentaban retoques. De la misma manera, la mayoría de artefactos presentó un uso delicado, por lo que igualmente indica que hubo una afluencia suficiente de materia prima para la fabricación de artefactos en el sitio o una fácil obtención de los artefactos ya terminados (Roche 2014:180-183).
Dentro de las navajas prismáticas de la fuente de Sierra de las Navajas recuperadas de las excavaciones en el Montículo 5 se encontró una de color dorado; dicho color es indicador de la procedencia de la navaja prismática de mejor calidad de dicha fuente (Chloe Andrieu, comunicación personal 2013). Así también se detectaron algunos artefactos que posiblemente provienen de otras fuentes mexicanas como Otumba.
En la recolección de superficie (J-148) se recuperaron 7 artefactos de obsidiana con retoque bifacial. Los artefactos predominantes son puntas de proyectil, ya sean fragmentos, preformas o puntas completas con espiga y sólo hay un ejemplo de raspador. Se recuperaron dos puntas completas con espiga, dos fragmentos de punta y dos preformas de punta. Entre las puntas la fuente es El Chayal, a excepción de una punta de proyectil con espiga que posiblemente es de la fuente Otumba (México) o alguna otra fuente mexicana no identificada. Así también se recuperó un raspador proveniente de El Chayal.
Lítica mayor
La muestra de lítica mayor recolectada contiene diecisiete (17) fragmentos de mano de moler, doce (12) fragmentos de metate, cuatro (4) fragmentos de dona, una (1) mano de moler reutilizada como mortero y una (1) herramienta indeterminada. De las 39 piezas obtenidas, únicamente una mano de moler no fue encontrada en la Plataforma 1. Esta pertenece a la operación J-152, en la zona de los montículos 4 y 5. Como se dijo anteriormente, esto apoya la hipótesis de que la Plataforma 1 era la zona doméstica y el resto la ritual o administrativa.
Conclusiones
El soporte del jugador de pelota, encontrado en el basurero de la Plataforma 1 (Rasgo # 10), coincide con un aspecto que J. Berlo dio a conocer en su tesis doctoral; las imágenes plasmadas en los vasos de la región de Escuintla, incluyen elementos no solo de Teotihuacán, sino que además se encuentran elementos iconográficos de las Tierras Bajas Mayas, la Costa del Golfo y locales, es decir, los vasos son multilingües en su expresión simbólica. Es bastante probable que en Río Seco y en otras regiones de la Costa Baja de Escuintla existieran talleres donde se elaboraban vasos trípodes. Estos talleres podían variar dependiendo la comunidad, donde cada alfarero trabajaba en la interpretación de las ideas religiosas cosmopolitas que estaban de moda. Para J. Berlo, la variedad de elementos, aunado al amplio rango en el diámetro y alto de lo vasos, es un reflejo de que alfareros locales y otros entrenados en Teotihuacan fueron empleados en los talleres para la elaboración de los mismos (Berlo 1980:228-229).
Los datos de Río Seco serán importantes para mejorar el entendimiento de la relación que este sitio tuvo con Teotihuacán y el cercano sitio de Los Chatos/Montana, localizado aproximadamente a 10.2 Km al Sureste. En publicaciones anteriores, F. Bove y S. Medrano indicaron que los contactos entre Teotihuacan y la Costa Sur de Guatemala se iniciaron mediante una relación económica-comercial con el sitio de Balberta (19 AC a 427 DC), evidente por la cantidad de obsidiana verde y cerámica Anaranjado Delgado. La relación cambió durante la segunda mitad del Clásico Temprano, por el surgimiento de Los Chatos/Montana como capital regional entre 260 y 685 DC (Medrano 1994; Bove 2000 y 2002; Bove y Medrano 2003). Aunque en Los Chatos/Montana se encontraron únicamente dos fragmentos de obsidiana verde y los ejemplos de Anaranjado Delgado estuvieron ausentes, la presencia de un incensario completo tipo “teatro” y grandes cantidades de figurillas “retrato”, candeleros de dos cámaras y otros artefactos encontrados en contextos no rituales, sugieren que en Los Chatos/Montana se asentó una gran “colonia” de teotihuacanos. En este escenario, los teotihuacanos pudieron haber llegado a la Costa Sur en grandes grupos y se interrelacionaron con las élites locales (Bove y Medrano 2003:76).
Es importante resaltar que las investigaciones en Río Seco realizadas Edwin M. Shook y las de la primera temporada, se recuperaron 46 ejemplares de obsidiana verde (la segunda más alta en la región de Escuintla) y cerámica Anaranjado Delgado, además de cantidades considerables de fragmentos de incensarios tipo “teatro”, varios ejemplos de figurillas “retrato”, candeleros de dos cámaras y otros artefactos asociados a Teotihuacán. Aunque todavía es muy temprano para comprobar que en Río Seco residía una colonia de teotihuacanos, es importante continuar con las investigaciones para poder establecer su relación con Los Chatos/Montana y la naturaleza de su relación con aquel sitio.
Agradecimientos
La primera temporada de campo del Proyecto Arqueológico Río Seco fue gracias al financiamiento del Departamento de Arqueología y el Centro de Investigaciones Arqueológicas y Antropológicas (CIAA) de la Universidad del Valle de Guatemala, la autorización del Instituto de Antropología e Historia y del Ing. Oscar Molina, presidente de Las Palmas S.A., propietarios de la finca. Se agradece profundamente la colaboración de Tomás Barrientos, la Dra. Marion Popenoe de Hatch, Luisa Escobar Galo y Oswaldo Chinchilla; y la participación de Ernesto Arredondo, Rodrigo Guzmán, Gilberto Cruz, Alejandra Roche, Ana Barth, Leticia Miguel Ros, Alejandro González Córdova, Silvia Agustín, María Belén García, Marissa López, Rubén Morales y Ricardo Rueda.
Referencias
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1980 Teotihuacan art abroad: A study of metropolitan style and transformation in incensario workshop, vol. I y II. Tesis de Doctorado, Universidad de Yale, New Haven.
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Fig.1: Croquis original de la parte central de Río Seco realizado por E. M. Shook (1971)
y croquis modificado que incluye elementos actuales. Croquis original en Archivo Edwin M. Shook
(CDS-UVG) y modificación realizada por E. Arredondo.
Fig.2: Mapa de curvas de nivel a 0.25 metros mostrando la forma del terreno
y la ubicación de los montículos de Río Seco, Temporada 2014. Elaborado por R. Guzmán.
Fig.3: Vaso trípode fragmentado de la Vajilla Las Palmas (75) encontrado en el basurero (Rasgo #10)
en la Plataforma 1. Foto por M. Sánchez y dibujo por A. Román.
Fig.4: Fragmentos de vaso cilíndrico de la Vajilla Las Palmas (66) encontrado en el basurero (Rasgo #10)
en la Plataforma 1. Foto por M. Sánchez y dibujos por A. Román.
Fig.5: Fragmentos de vaso cilíndrico trípode con decoración impresa de la Vajilla Las Palmas (82)
encontrado en el basurero (Rasgo #10) en la Plataforma 1. Fotos por M. Sánchez.
Fig.6: Fragmento de vaso (50) con decoración impresa/incisa encontrado en la Operación J-163, Montículo 5.
Foto por M. Sánchez y dibujo por A. Román.
Fig.7: Fragmentos de soporte con decoración impresa de la Vajilla Las Palmas (57)
encontrado en el basurero (Rasgo #10) en la Plataforma 1. Dibujos por A. Román.