031. KAMINALJUYU: RESULTADOS DE LA TEMPORADA 2015-2016

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KAMINALJUYU: RESULTADOS DE LA TEMPORADA 2015-2016

Introducción

El programa de investigaciones de la Zona Arqueológica Kaminaljuyu continuó realizando trabajo de campo, laboratorio y acciones varias de supervisión y comunicación al público sobre la importancia del sitio para su conocimiento y protección. En esta ponencia se estarán presentando algunos de los avances de las investigaciones, el trabajo de análisis y las acciones que se vienen haciendo para comunicar los conocimientos al público así como trabajos varios que se hacen desde la Zona Arqueológica Kaminaljuyu y no son tan conocidos por el gremio arqueológico. De alguna manera, estos también son relevantes para el conocimiento del sitio y su protección.

La Palangana y su uso público
Mosaico Empedrado

Las investigaciones continuaron en La Palangana dentro del parque arqueológico. Aquí, se completaron las investigaciones en La Palangana Inferior y se hicieron nuevas en La Palangana Superior. En la misma, se investigó ampliamente el sector noroeste, permitiendo comprender varias acciones ejecutadas allí. En primer lugar, se pudo observar una densa actividad muy cerca de la superficie durante inicios del Clásico Tardío, entre 580 y 600 DC. Esta actividad se enfocó hacia la celebración de rituales particulares que involucraron el uso del fuego en sectores de La Palangana. Todavía no se comprenden muy bien estas acciones pero sugieren, como se mencionara el año pasado (Arroyo et al. 2016), este espacio tuvo una función ritual pública. En estas ceremonias se ofrendaron vasijas y comida ya que se encontraron bastantes restos de carbón.

En este sector llama la atención el hallazgo de varios rasgos. El primero, es la construcción de un pavimento de piedra que cubría la esquina noroeste de La Palanga Superior (Fig.1). Sin embargo, este pavimento no fue construido para cubrir la superficie sino más bien siguió un caprichoso diseño que representa algún tipo de figura especial. Debido a las limitaciones presupuestarias no se pudo exponer completamente pero se pudo conocer una amplia sección de sus límites, sugiriendo algún diseño particular. Como parte de nuestra hipótesis de trabajo y luego de hacer un sistemático sondeo de pruebas de pico, se pudo conocer que la esquina sureste, ubicada en esquina contraria al anterior espacio, también tenía una superficie de piedra. Mientras la esquina sureste no fue expuesta, se hizo un recorrido de radar de penetración al suelo que permitió confirmar la presencia de una anomalía magnética, sugiriendo la presencia de un espacio empedrado. En un futuro se estará considerando exponer el mismo para comprender si de alguna manera funcionó igual al expuesto recientemente.

Es relevante mencionar que otros diseños de empedrados en forma de talud fueron documentados en La Palangana Inferior en 2012 y presentados en este simposio. Los mismos también mostraban cierto tipo de diseño que podría representar una tradición de mosaicos o figuras de piedras elaboradas en el Clásico Tardío. Tanto los trabajos recientes como los del 2012 incorporaron fragmentos de monumentos esculpidos del Preclásico en los empedrados.

¿Qué función tuvo un espacio de esta naturaleza en la Palangana? Estudios anteriores (Cheek 1977; Ivic y Alvarado 2003) habían documentado un enorme esfuerzo constructivo en La Palangana con rellenos que alcanzaron hasta los 6 metros. Próximamente la tesis de Gloria Ajú estará aportando información concreta de la construcción de este espacio pero mientras tanto se puede decir que en la última etapa del uso de este espacio público, existió un esfuerzo colectivo por colocar un empedrado formando un mosaico en la superficie de donde se realizaban rituales públicos.

No se ha logrado documentar esta tradición de empedrados en otros sitios del Altiplano Maya. Es posible que la misma sea una práctica propia de Kaminaljuyu en el afán de los pobladores del Clásico Tardío por vincularse con sus orígenes del Preclásico donde la piedra era un elemento principal en la representación de la identidad de sus pobladores. Al incorporar fragmentos de monumentos esculpidos en el Preclásico (Fig.2) a los diseños de pavimentos, recuerdan sus orígenes del Preclásico. Es posible que de alguna manera, estos fragmentos esculpidos sirvieran como mensajes simbólicos del pasado. Los empedrados sobre donde se hicieron ceremonias y rituales particulares en el Clásico Tardío, debieron encarnar un número de ideas a través del tiempo relacionadas a la permanencia y trascendencia del espacio que unía al cielo (contenidas en las ideas de los fragmentos de monumentos) con la substancia de la tierra (las piedras mismas) (Stuart 2010:297).

Canales y estructuras

En el mismo sector de la esquina noroeste de La Palangana. El espacio de empedrado fue posteriormente cubierto cerca del 655 DC. Allí se encontraron canales hechos con lajas de piedra (Fig.3a) que orientaron el drenaje del agua hacia el norte de La Palangana Superior. Puede ser que en la base norte de La Palangana Superior haya habido una pequeña charca para acumular agua. Este canal se asoció con una estructura construida con barro que incorporó espacios con cuartos. Sin embargo, se pudo documentar una actividad de terminación del uso del canal el cual se asoció con una estructura que se encontraba en malas condiciones debido a su cercanía con la superficie. Esta construcción, un tanto contenida, sugiere la posibilidad de que la misma tuviera una función residencial hacia finales del Clásico, implicando que su objetivo fue para residencia de élite. Se observaron gradas de acceso en mala condición y la elevación de las paredes de barro (Fig.3b). Esta pareciera indicar que a finales del Clásico Tardío La Palangana Superior pierde su función pública, convirtiéndose en espacio para residencia de la élite.

Entre los hallazgos más relevantes en este sector es la presencia de cerca de 50 fragmentos de navajas de obsidiana verde dentro del relleno sobre el empedrado, fechado para el Clásico Tardío, cantidad interesante pues corresponde a un elevado porcentaje de esta obsidiana en comparación con la cantidad general que se ha encontrado en el sector de La Acrópolis y La Palangana previamente (cerca de siete ejemplares). La obsidiana verde tiene su origen en la Sierra de las Navajas y es un claro indicador de los contactos sostenidos entre la élite de Kaminaljuyu y Teotihuacan durante el Clásico Temprano. El encontrarlas desechadas en un contexto Clásico Tardío refleja, al igual que la destrucción de las fachadas arquitectónicas talud/tablero, el énfasis de la población a finales del Clásico de borrar la huella de la vinculación entre Kaminaljuyu y Teotihuacan.

Análisis de materiales

Durante el último año se ha continuado con los análisis de varios materiales. Estos han proporcionado información muy útil para contribuir al entendimiento del sitio. En esta oportunidad, nos enfocaremos en el análisis de cerámica que es el que ha proporcionado la mayor cantidad de información. Estamos reforzando estas interpretaciones con otros datos arqueológicos que serán presentados en otras publicaciones.

Los vecindarios de Kaminaljuyu

Desde los inicios de las investigaciones en el sitio se ha discutido que Kaminaljuyu fue un centro regional de intercambio. Por su ubicación estratégica, se menciona que Kaminaljuyu fue un centro regional que controló el intercambio de por lo menos obsidiana y jade desde tiempos del Preclásico. Algunos investigadores (Love 2011) han propuesto que esta ciudad fue un centro multiétnico, aunque no exista evidencia concreta de la presencia de la convivencia de varias etnias en un mismo lugar. Popenoe de Hatch (1997) ha realizado un extenso estudio cerámico proponiendo movimiento de poblaciones según la cerámica, algunas veces implicando invasiones y reemplazo de poblaciones. Los estudios del análisis cerámico llevado a cabo recientemente por el programa de investigación de la Zona Arqueológica Kaminaljuyu han descubierto varios depósitos que ofrecen información sobre las poblaciones diversas referidas a este centro comercial. Estos análisis, junto a comparaciones con información de programas de investigación y publicaciones anteriores indican que hay concentraciones de materiales que están discretamente distribuidas en sectores del sitio.

Tal es el caso de los ejemplos de cerámica utilitaria de los tipos Corinto Daub, Samayoa, Monte Alto Rojo, Navarro, San Jorge y Sumpango, para lo que se consideró su densidad y distribución. A continuación se hace una propuesta de que algunos de estos tipos podrían representar a vecindarios con grupos de población particular heterogénea, demostrando la diversidad social referida en el pasado por algunos investigadores.

El tipo Corinto Daub (Fig.4) ha sido referido como teniendo su origen en Tulumaje en el Progreso, al oriente de Kaminaljuyu y El Portón en Baja Verapaz (Sharer y Sedat 1987) y Los Encuentros en el valle de Chixoy. Este tipo es común durante el Preclásico Medio y Tardío y su presencia en Kaminaljuyu ha sido interpretada como una cerámica utilitaria no local (Popenoe de Hatch 1982).

Este tipo es común en el sector de A-IV-2 pero muy poco en el vecino montículo de A-IV-1 y ausente en el sector del parque arqueológico Kaminaljuyu. Cuando este tipo se encuentra en los depósitos arqueológicos, se encuentran muy pocos ejemplos de Sumpango asociados al mismo. Sumpango es un tipo común en Kaminaljuyu sugiriendo que la población usando Corinto Daub no está en el mismo sector de la población local. El tipo Samayoa ha sido referido como uno con vínculos a Corinto Daub y con hallazgos relevantes en San Jorge y Quinta Samayoa (Fig.5).

El tipo Monte Alto rojo aparece en el sitio del mismo nombre en la Costa del Pacífico. En Kaminaljuyu la mayor concentración de este material se encontró en el sector de Peri Roosevelt en la última temporada de campo. Ya Popenoe de Hatch (1997) había identificado depósitos importantes en el sector de San Jorge pero ella misma había indicado que en comparación con las cantidades recuperadas en 2015 y 2016 del sector de Peri Roosevelt (Fig.6) lo que ella encontró en San Jorge no parece ser tanto. De igual manera, pocos ejemplos han sido documentados para el sector de Miraflores. Esto ilumina sobre la presencia de otro conjunto poblacional bien contenido asociado a la cerámica Monte Alto rojo.

El tipo Sumpango (Fig.7) es una vajilla que se encuentra desde el Preclásico Medio aunque no se vuelve tan común hasta el Preclásico Tardío en la fase Verbena-Arenal. Este tipo es muy común en la mayoría de contextos del Preclásico en Kaminaljuyu menos en el sector de Peri Roosevelt, nuevamente vinculado al mismo con una población particular interactuando con otras diferentes.

De alguna manera, siendo estos tipos cerámica del tipo utilitario, podrían estar representando poblaciones étnicamente distintas. La distribución de las mismas se observa en la Fig.8, posiblemente mostrando preferencias de asentamientos según los orígenes de las distintas poblaciones co-existiendo en el sitio de Kaminaljuyu durante el Preclásico.

Si bien es difícil establecer que Kaminaljuyu tiene poblaciones co-existiendo, al menos se podría sugerir la existencia de por lo menos tres vecindarios. Cada vecindario podría estar a cargo de actividades particulares. Los vecindarios son espacios que denotan cierta proximidad física entre dos grupos. De alguna manera, ellos representan la idea de pertenencia social e identidad. Los vecinos se encuentran de una manera vinculados más directamente.

El término de vecindario es mejor abordado cuando se hace desde la perspectiva de la gente común. Estudios por Hendon (2012:160) en Honduras han ilustrado que es posible usar este concepto en el registro arqueológico, más que hablar de barrios o distritos impuestos desde la élite. Los distritos o barrios no son los mismos que los vecindarios. La proximidad espacial y las prácticas compartidas en las que la población se involucra son las que permiten el sentido de vecindarios, no las decisiones impuestas desde la élite diseñadas para supuestas obligaciones de tributo o el mantenimiento del orden. Los barrios algunas veces son vistos como núcleos aislados que no necesariamente se relacionan entre sí. La unidad de vecindario es más pequeña y representa una categoría cohesiva que no refleja la composición de un conjunto más grande como el barrio.

La presencia de vecindarios se ha vinculado con estudios del paisaje y la pertenencia de ciertas poblaciones a los arreglos del mismo. Las personas no solo mapean sus relaciones hacia el mundo natural y aquel modificado por el hombre donde habitan, sino que también derivan significado implícito y explícito del paisaje que ellos mismos han construido. Las interacciones intersubjetivas que construyen identidades sociales y reproducen relaciones sociales a través del tiempo están situadas en algunas ubicaciones palpables que se convierten en parte de una contribución parcialmente tácita aunque significativa a la manera como la gente hace sentido de estas interacciones.

Los vecindarios estuvieron compuestos por residentes que formaron una comunidad con un sentido de identidad basada en la genealogía, ubicación y práctica. Definitivamente que los arreglos del paisaje, es decir, el terreno natural fueron determinantes en la manera cómo estos vecindarios se fueron ubicando espacialmente. Mientras el valle de Guatemala se asume como una gran planicie, dentro del mismo existieron plataformas y elevaciones naturales que pudieron haber servido de espacios divisorios entre vecindarios. Por ejemplo, hay sectores dentro del sitio en el Preclásico que contenían abundantes depósitos de agua mientras otros estaban limitados a pequeños canales. Mucho de esta situación dependió de la cercanía de algunos lugares con el Lago Miraflores y otros más retirados que contaron con sistemas constructivos para mantener el agua. El elemento común de la sociedad de Kaminaljuyu fue el agua pero este mismo tema pudo haber estado separado por usos que se hacían de los espacios dependiendo del flujo del vital líquido.

Se está trabajando en un argumento que además de la cerámica presente datos sobre los sistemas constructivos (tipos de plataformas de barro, uso o no de bajareque, patrones de consumo de obsidiana, etc.) y se espera complementar esta información para reforzar la explicación de la existencia de vecindarios en Kaminaljuyu.

Análisis de los depósitos de E-III-3 y sus interpretaciones

El montículo E-III-3 fue excavado en la década de 1950 como parte de los trabajos de rescate para recuperar los bienes de dos tumbas que estaban siendo saqueadas por los fabricantes de adobes y ladrillos modernos. Shook y Kidder (1952) lograron intervenir a tiempo y documentaron las tumbas. Sin embargo, no se hizo una excavación debajo de la superficie del montículo. Como los materiales de las tumbas representaban buenos depósitos del Preclásico Tardío, se quiso profundizar en donde fuera la base del montículo para conocer los orígenes del mismo. Fue así como se logró identificar un restante del edificio de 90 x 70 metros y 21 metros de altura en una jardinera de una división del Ministerio de Salud Pública cerca del cementerio de la Verbena (Fig.9).

Las excavaciones extensivas de 25 metros cuadrados cerca de donde estuviera el eje central del montículo, descubrieron un denso depósito de materiales cerámicos y un botellón con gran cantidad de vasijas fragmentadas, esquirlas (o lágrimas de apache) de obsidiana, madera quemada, ceniza, huesos de tortuga, fragmentos de incensario, figurillas, piedras de moler, piedras calizas, lajas, conchas, etc. Este depósito se encontraba cubierto por una capa de arena que pareciera haber sellado el mismo (Estrada y Alvarez 2015). Es posible que haya habido una tumba al norte de las excavaciones ya que se encontró un cráneo, además de que los edificios funerarios de Kaminaljuyu solían presentar tumbas en todos los ejes y debajo de la superficie. Sin embargo, en ese mismo lado cerca del cráneo se observó un corte moderno que pareciera haber sido una excavación que pudo contener otra tumba. Desafortunadamente la misma debió haberse excavado sin control arqueológico y se desconoce su contenido.

El enorme depósito de cerámica y los restos de carbón y ceniza sugieren actividades rituales con fuego en este espacio. Este depósito ritual podría vincularse a alguna ceremonia relacionada a la dedicación de este espacio como recinto mortuorio o bien como algún otro ritual.

Las ofrendas en este depósito podrían haber servido para definir el espacio de la construcción física del montículo mismo. Las ofrendas rituales pueden ayudar a definir no solo un espacio arquitectónico sino que también pueden formar componentes críticos en la definición del espacio sagrado territorial y pueden incorporarse a los edificios desde su diseño y construcción (Chase y Chase 1998).

Los depósitos de E-III-3 podrían haber sido colocados en este lugar como parte de rituales hacia el paisaje. De alguna manera, una pirámide de 21 metros, la más alta de Kaminaljuyu, pudo haber sido concebida como la réplica de una montaña sagrada donde descansarían en su interior los jefes supremos del sitio. Estos jefes deberían haber sido colocados en los ejes del edificio con ofrendas que representaban los niveles del mundo de los antiguos habitantes de Kaminaljuyu. Las ofrendas dedicatorias tuvieron como intención primordial darle vida y poder a una estructura. Desafortunadamente por la naturaleza del rescate de las tumbas en la parte superior, no se conoce si existieron acciones de perpetuación del edificio. Esto ayudaría a comprender el nacimiento y muerte del montículo y la trayectoria de su vida. La diversidad de las ofrendas contenidas en los depósitos dedicatorios de E-III-3 representan tanto los mundos terrenales, acuáticos y el inframundo y la otra vida interpretado en base a la presencia de restos de carbón y ceniza que debieron provocar enormes cantidades de humo que unían el mundo terrenal con el cielo.

Otros trabajos

Como parte de los trabajos de supervisión de rescates se lograron dos programas importantes que siguieron una metodología distinta de lo acostumbrado. A falta de tener un departamento de rescates en la Dirección General del Patrimonio Cultural y Natural, la institución depende de investigadores independientes que realizan trabajos de rescates supervisados por el Departamento de Monumentos Prehispánicos y Coloniales. Siguiendo la legislación actual no se puede cambiar el modelo pero se logró un involucramiento de la institución en cuanto al modelo de la investigación a seguir en dos casos: el montículo C-V-9 y los alrededores de los montículos A-IV-1, A-IV-2 y A-IV-3.

Los resultados de los trabajos de investigación se estarán presentando parcialmente en otra ponencia del simposio y en los informes finales de la Zona Arqueológica Kaminaljuyu ya que la misma se involucró en el diseño y supervisión de la investigación. Los resultados de estos trabajos permiten mostrar que las colaboraciones son posibles entre el DEMOPRE y los desarrolladores siempre y cuando se establezcan leyes claras. En el caso del montículo C-V-9, el objetivo principal involucró el desalojo de un vivero que estaba sobre el edificio y constantemente impactaba a la estructura prehispánica y la puesta de valor del mismo por parte de la empresa Lanmark (Fig.10). La responsabilidad de ofrecer un lugar digno para los vecinos de un edificio de oficinas a la vecindad del espacio favoreció para que esta empresa cubriera los gastos de investigación y puesta en valor. Esta semana se estará inaugurando el parque de la Colonia Mirador con el montículo C-V-9 como elemento primordial. Esta puesta en valor siguió todos los lineamientos establecidos por el IDAEH además de permitir conocer sobre la arquitectura prehispánica y función de este edificio del Clásico Temprano. Ejemplos de este tipo deben replicarse siempre y cuando se establezcan las reglas claras. Es de destacar que en este parque también colaboró activamente la Alcaldía Auxiliar de la zona 11. Ellos estuvieron a cargo del desalojo y promovieron la protección de este importante bien que es uno de los pocos que van quedando del sitio.

Con este ejemplo se observa una oportunidad para aplicar este modelo en otros casos donde hay edificios que se encuentran en propiedad privada y existe desarrollo urbano o comercial a su vecindad. Poner en valor edificios del pasado, educando a los vecinos sobre la importancia de nuestra historia es una obligación de todos. No respetar las leyes de protección de Kaminaljuyu y más bien desvalorar los edificios antiguos es un delito que debe ser penado por la ley como se está haciendo en otros ámbitos de las prácticas del pasado. Los pocos edificios que quedan deben ser protegidos y respetados, al hacerlo, planes comprensibles de puesta en valor como el ejemplo de C-V-9 son ejemplos a seguir.

Además se continuaron los talleres comunitarios. En noviembre se realizaron dos talleres de barriletes en el parque arqueológico y en 2016 se han llevado a cabo cuatro talleres de escultura en colaboración con la Escuela de Escultura de la Municipalidad de Guatemala. Se esperan tener otros talleres de barriletes en noviembre del 2016 para celebrar las tradiciones nacionales en el parque arqueológico donde se acostumbra volar barriletes en la época de vientos.

Se sigue trabajando con las señoras del vecindario que formaron la empresa Artesanías Urbanas y elaboran productos Wakami inspirados en Kaminaljuyu. Ellas reciben un ingreso mensual por su trabajo al hacer pulseras y collares que son exportados y se inspiraron en Kaminaljuyu

La Zona Arqueológica también acude a supervisiones y visitas a múltiples lotes donde se construyen casas, negocios o se hacen movimientos de tierras en zona 7 y zona 11. La cercana colaboración entre las alcaldías auxiliares nos ha permitido estar al tanto de trabajos modernos que se hacen que pueden impactar a los restos de Kaminaljuyu.

Se está trabajando en la puesta en valor de dos edificios ubicados en contextos de violencia en la zona 7 en la colonia castillo Lara de la zona 7. Estos montículos incluyendo el D-III-2 han sido espacios donde se reúnen personas a delinquir y se espera que con los planes de ponerlos en valor se obtenga información sobre la función de los edificios en la antigüedad (ninguno ha sido investigado) además de ofrecer un espacio a la comunidad para que sirva de aglutinante entre los vecinos y contribuya a la limpieza de los vecindarios.

Otros trabajos que no son tan visibles también incluyen el mantenimiento de la conservación de la Acrópolis. La conservación de la arquitectura de barro va avanzando y ya se tiene una metodología que contribuye a su conservación. La tesis de Josué Alvarez servirá de manual para futuros trabajos que se quieran llevar a cabo. Asimismo, se están buscando fondos para la conservación de La Palangana pues la misma requiere de urgente intervención.

En fin, a pesar de los escasos presupuestos asignados a nuestra institución, los trabajos en la Zona Arqueológica Kaminaljuyu continúan. Los investigadores de la misma tienen como único objetivo conocer más sobre la historia del sitio y trabajar hacia su protección, divulgación y cuidado.

Referencias

Arroyo, Bárbara; Gloria Ajú, Javier Estrada y Andrea Rojas

2016   Kaminaljuyu y las investigaciones cinco años después: síntesis e interpretaciones. En XXIX Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2015 (editado por B. Arroyo, L. Méndez Salinas y G. Ajú), pp. 507-516. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.

 

Chase, Diane Z. y A. Chase

1998   The Architectural Context of Caches, Burials, and Other Ritual Activities for the Classic Period Maya (As Reflected at Caracol, Belize). En Function and Meaning, in Classic Maya Architecture (edited por S. D. Houston). Dumbarton Oaks, Washington, DC.

 

Cheek, Charles

1977   Excavations at the Palangana and the Acropolis, Kaminaljuyu. En Teotihuacan and Kaminaljuyu: A study in Prehistoric culture contact (editado por William T. Sanders y Joseph W. Michels), pp. 1-204, The Pennsylvania State University Press, Penn.

 

Estrada, Javier y Josué Alvarez

2015   Excavaciones en el Montículo E-III-3. En Informe Final Zona Arqueológica Kaminaljuyu Temporada 2015 (editado por B. Arroyo y G. Ajú), pp. 196-258. Informe presentado al Instituto de Antropología e Historia de Guatemala.

 

Hendon, Julia

2012   Neighborhoods in Pre-Hispanic Honduras: Settlement Patterns and Social Groupings within Sities or Regions. En The Neighborhood as a Social and Spatial Unit in Mesoamerican Cities (editado por M. C. Arnauld, L. R. Manzanilla y M. E. Smith), pp. 159-180. University of Arizona Press.

 

Ivic de Monterroso, Matilde y Carlos Alvarado (eds.)

2004   Kaminaljuyu. Informe de las Excavaciones realizadas en el Parque Kaminaljuyu, Guatemala, de Julio 2003 a Febrero 2004. Guatemala: Centro Editorial Vile.

 

Love, Michael W.

2011   Cities, States, and City-State Culture in the Late Preclassic Southern Maya Region. En The Southern Maya in the Late Preclassic. The Rise and Fall of an Early Mesoamerican Civilization (editado por M. Love y J. Kaplan), pp. 47-76, University Press of Colorado, Boulder, Colorado.

 

Popenoe de Hatch, Marion

1982   The ceramics of Los Encuentros. En Archaeologie de Sauvetage dans la Vallée du Río Chixoy (editado por A. Ichon). Paris: Centre National de la Recherche Scientifique R.C.P. 500, Institut D’Ethnologie.

1997   Kaminaljuyu/San Jorge. Evidencia Arqueológica de la Actividad Económica en el Valle de Guatemala 300 AC a 300 DC Universidad del Valle de Guatemala. Guatemala.

 

Sharer, Robert y David Sedat

1987   Archaeological investigations in the northern Maya Highlands, Guatemala: interaction and the development of Maya civilization. The University Museum, University of Pennsylvania, Philadelphia.

 

Shook, Edwin M. y Alfred V. Kidder

1952   Mound E-III-3, Kaminaljuyu, Guatemala. Contributions to American Anthropology and History 11 (53) Carnegie Institution of Washington, Publication 596. Washington DC.

 

Stuart, David

2010   Shining Stones: Observations on the Ritual Meaning of Early Maya Stelae. En The place of Stone Monuments: Context, Use, and Meaning in Mesoamerica’s Preclassic Transition (editado por J. Guernsey, J. Clark, y B. Arroyo), pp. 283-298. Washington, D. C; Dumbarton Oaks.

 

Figura 1: Fotografía del empedrado encontrado en la Palangana Superior. Fotografía T.Haraguchi.

Figura 2: Foto de empedrado con monumento integrado. Fotografías J. Estrada.

Figura 3: Arriba: Canales con piedras en la Palangana Superior. Fotografía E. Serech. Abajo: Fotografía de la estructura de barro en la Palangana Superior. Fotografía E. Serech.

Figura 4: Cerámica Corinto Daub. Dibujo de H. Rodríguez.

Figura 5: Cerámica Samayoa. Fotografía H. Rodríguez.

Figura 6: Vista general de las excavaciones de Peri Roosevelt con vista de Montículo A-IV-1. Fotografía H. Rodríguez.

Figura 7: Cerámica Sumpango. Fotografía H. Rodríguez.

Figura 8: Mapa con la ubicación de posibles vecindarios.

Figura 9: Fotografía de la jardinera en proceso de excavación en la base de E-III-3. Fotografía J. Estrada.

Figura 10: Vista de cómo quedó el Montículo C-V-9 con la puesta en valor como parque. Fotografía G. Ajú.