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Salvamento y rescate en A-IV-1 y A-IV-2; una revisita al pasado arqueológico de Kaminaljuyu
Desde mediados del Siglo XX el sitio arqueológico Kaminaljuyu ha sido afectado por la rápida urbanización de la Ciudad de Guatemala. De 200 montículos con los que contaba la antigua ciudad solo se preservan 35, y las zonas sin arquitectura monumental pero con una ocupación doméstica extensa han sido arrasadas o han quedado bajo el pavimento y los edificios modernos sin haber sido investigadas.
Uno de los sectores más intervenidos por la expansión urbana ha sido el que se ubica entre los Montículos A-IV-1, A-IV-2 y A-IV-3 (Fig.1), en el suroeste del sitio y en la ribera oeste de la Laguna Miraflores. Aquí, las alteraciones modernas datan desde finales del Siglo XIX y principios del Siglo XX.
A principios de la década de 1980 en este espacio se construyó el Parque de Diversiones Esquilandia, y entre 1985 y 1992 el Centro Comercial Peri Roosevelt. En donde, desde el 2015 volvieron a llevarse a cabo construcciones y remodelaciones que implicarían un intenso movimiento de tierras.
Este artículo abordará los resultados de las investigaciones que se hicieron bajo la orientación de la Zona Arqueológica Kaminaljuyu desde que se iniciaron los trabajos de remodelación en 2015 y 2016, a partir de estos se propondrá una interpretación sobre el uso de los espacios en las áreas al este del Montículo A-IV-1 y al oeste del Montículo A-IV-2.
Antecedentes
Junto a los desarrollos urbanísticos que se han realizado desde la década de 1980 en el área entre los Montículos A-IV-1 y A-IV-2, se llevaron a cabo una serie de investigaciones de rescate, que tuvieron como objetivos principales recuperar toda la información posible de este sector previo a actividades de construcciones modernas para comprender el uso antiguo de este espacio. La primera vez que los montículos A-IV-1, A-IV-2 y A-IV-3 aparecen en la arqueología de Kaminaljuyu fue en el mapa topográfico hecho por Johnson y Shook para la Institución Carnegie en la década de 1950 y modificado en 1973 por Michels y Sanders.
La Universidad Estatal de Pensilvania, en su programa de pozos de sondeo en todo el sitio, excavó 12 unidades alrededor de estos tres montículos con evidencia de ocupación del Preclásico Tardío y Clásico Temprano. Entre los hallazgos se reporta un depósito masivo de cerámica que podría representar al Monte Alto Rojo según se ha documentado en las investigaciones recientes.
En 1985, y antes de la construcción del Centro Comercial Peri Roosevelt, el Inspector de Monumentos del IDAEH Jacinto Cifuentes llevó a cabo una serie excavaciones ubicadas al norte del Montículo A-IV-1. En estos pozos encontró depósitos cerámicos masivos con un diámetro promedio de 2.5 m a 4.00 m, donde resaltaban los tiestos de vasijas Monte Alto Rojo (Popenoe 1997:122).
Entre 1987 y 1988, el Proyecto Majadas II, investigó el Montículo A-IV-3 y el área al norte del mismo. Las excavaciones en este sector estuvieron a cargo de Luis Cruz y Sergio Ericastilla de la Dirección General de Patrimonio Cultural y Natural (Crasborn 2006:17). En una excavación realizada entre el Montículo A-IV-3 y el Montículo A-IV-2, se halló un botellón cuyo material cultural se dató para el Preclásico Medio, y en donde se encontró un entierro primario de un hombre adulto, depositado en decúbito dorsal con las piernas flexionadas, orientado en eje este–oeste, con la vista hacia el sur. Asociado a la osamenta se halló una ofrenda de diez vasijas completas, una piedra de moler fragmentada, un caparazón de tortugas y un total de 33 sellos de barro, por lo cual se le nombró El Señor de los Sellos (Ericastilla 1992).
En mayo y junio de 1990 Carlos Americo Noguera realizó una serie de pozos en el área en donde se construyó el túnel que une el Periférico con el Centro Comercial Peri Roosevelt. En este sector halló una depresión de 0.45 m de grosor con un empedrado desordenado y una escalinata de barro café, además del esqueleto de un perro (Noguera 1990).
Entre 1990 y 1991 se amplió el Centro Comercial Peri Roosevelt en su lado norte, requiriéndose otro proyecto de rescate arqueológico esta vez dirigido por Juan Luis Velázquez. Se realizaron excavaciones de sondeo en cinco sectores del área: al noreste, norte y este del Montículo A-IV-1 además de una serie de pozos sobre este; y al oeste y este del Montículo A-IV-2, el cual fue excavado intensamente debido a que sería destruido en su totalidad. Estas investigaciones de rescate proporcionaron bastantes datos para entender la ocupación doméstica prehispánica de este sector de Kaminaljuyu. En base al análisis cerámico, se definió que el área estuvo ocupada desde finales del Preclásico Medio (fase Providencia), hasta principios del Clásico Temprano (fase Aurora) (Velásquez 1992a).
Estos resultados se basaron en importantes hallazgos como plataformas y estructuras talladas en niveles naturales, botellones, entierros, basureros, ofrendas de vasijas enteras y depósitos cerámicos masivos del tipo Monte Alto Rojo (Velásquez 1992a). Debido a que las excavaciones no fueron extensivas sino penetradoras, quedaron muchos datos enterrados bajo el pavimento y el Centro Comercial.
Luego de estos trabajos de rescate, el 16 de junio de 1992 el terreno fue liberado por una resolución de la Dirección General del Patrimonio Cultural y Natural del Ministerio de Cultura y Deportes de Guatemala, para que se pudiera construir en este terreno.
En agosto del 2009 inició otro Proyecto de Rescate Arqueológico al noreste del Montículo A-IV-1 y al sur de la Calzada San Juan. Este proyecto fue dirigido por José Luis Garrido y Juan Luis Velásquez y tuvo una duración de un mes. Tuvo como objetivo investigar el área en donde no se excavó en el rescate de 1990-1991. Se excavaron dos trincheras con orientación Norte-Sur, además de una serie de 33 pozos de dimensiones variables en el área al centro de las dos trincheras (Garrido y Velásquez 2009:7). Este recate mostró que el área se ocupó desde la fase Las Charcas hasta Aurora. Las actividades culturales que se llevaron a cabo en este sector fueron de carácter doméstico, evidenciados por plataformas, basureros y entierros sin ofrendas suntuosas. Además construyeron grandes nivelaciones en el Preclásico Tardío y posteriormente se levantó una plataforma de talpetate y arena de pómez a principios del Clásico Temprano, en donde se realizaron varios rituales, evidenciados por una gran cantidad de ofrendas asociadas a esta (Garrido y Velásquez 2009:8).
El 21 de octubre de 2009 la Dirección General del Patrimonio Cultural y Natural del Ministerio de Cultura y Deportes de Guatemala, ratificó la resolución de liberación del terreno.
El área ya no fue investigada, hasta agosto del 2015 cuando la coordinadora de la Zona Arqueológica Kaminaljuyu notó que se estaban iniciando los movimientos de tierra en el sector al noreste del Montículo A-IV-1, exponiendo una gran cantidad de material cultural, debido a que se construiría una torre de parqueos como parte de las remodelaciones del Centro Comercial Peri Roosevelt. Antes de iniciar con las investigaciones de rescate se llegó a un acuerdo entre el Departamento de Monumentos Prehispánicos, la Zona Arqueológica Kaminaljuyu, los representantes del Centro Comercial y la Constructora Nabla para que la obra tuviera acompañamiento arqueológico mientras la construcción continuaba.
El sector al noreste del Montículo A-IV-1 se investigó desde agosto hasta diciembre de 2015; mientras que desde enero de 2016 se continúa trabajando el área al oeste del destruido Montículo A-IV-2, en donde se está construyendo la Torre de Parqueos II.
Investigaciones de Salvamento al este del Montículo A-IV-1
El sector investigado al este del Montículo A-IV-1 tuvo un área de 6081.92 m2, en este se construyó la Torre de Parqueos I. A pesar de que el terreno ya se encontraba liberado desde 1992 aún quedaba una enorme cantidad de contextos arqueológicos que no habían sido investigados con anterioridad.
Se abrieron 91 zapatas divididas en 12 ejes para la construcción del parqueo para poder colocar pedestales que sostendrían las plataformas donde se estacionarían los automóviles (Fig.2). Estas se comenzaron a excavar a partir del día 12 de agosto y se finalizaron el 09 de noviembre de 2015. Paralelo a estas se excavaron una serie de zanjas y se aplanó el terreno con una Moto Niveladora.
Para poder investigar y rescatar la información sobre la ocupación humana de este sector se acompañaron los movimientos de tierra para que estas se realizaran de manera controlada, luego se recolectaba el material cultural que se extraía de cada unidad excavada. Posteriormente se estudiaba la estratigrafía y se dibujaban los perfiles más importantes que pudieran proporcionar información sobre las actividades humanas prehispánicas que se llevaron a cabo en esta área.
Si había un rasgo importante que mereciera una mayor atención (entierros, botellones, o depósitos) se detenía el trabajo en la zapata para poder estudiarlo a profundidad, excavando estratigráficamente y por completo el espacio o abriendo ventanas hacia donde se extendían o bien mediante pozos arqueológicos de dimensiones variables, según la exigencia del hallazgo.
Según los hallazgos de las investigaciones realizadas en el sector al este del Montículo A-IV-1, se pudo aseverar que esta área tuvo actividades culturales desde el Preclásico Medio hasta el Clásico Temprano.
Preclásico Medio (Fases Las Charcas y Providencia)
En el Salvamento al este del Montículo A-IV-1 los rasgos datados para el Preclásico Medio se reducen al entierro de un niño (Entierro 1) orientado de sur a norte, con la cabeza en el sur, el cual fue depositado en un relleno de barro café muy obscuro arcilloso entre la arena de pómez natural, como ofrenda tuvo un cuenco con engobe blanco, un mortero pequeño y alisado; y una orejera de piedra negra pulida.
Los programas de rescate anteriores (Velásquez, 1992a y Garrido y Velásquez, 2009) hallaron bastantes evidencias de ocupación para el Preclásico Medio en el espacio investigado. En 1990-1991 se encontró en el área una plataforma de barro con arena fina datada para la fase Providencia. Dentro de esta se hallaron 12 entierros (Velásquez 1992b:1-11). Para esta época data también un basurero de 2.00 m de profundidad, con un diámetro de más de 4.00 m (Suasnávar 1992:77), ubicado al noroeste. Y 14 depósitos de materiales en todo el espacio al este del Montículo A-IV-1 (Flores 1992:13).
En el eje de zapatas A, en el norte, se concentraron las investigaciones de 2009 (Garrido y Velásquez 2009), en las cuales también se encontró evidencia del Preclásico Medio, hallándose varias concentraciones cerámicas de la fase Las Charcas (Ibíd.:145) y nivelaciones de barro al este, oeste y centro del área investigada, fechadas para la fase Providencia (Ibíd.:146).
Se puede inferir que, para el Preclásico Medio, principalmente de la fase Providencia, se tallaron estructuras en la arena de pómez y se construyó una plataforma de barro y arena fina en donde se llevaron a cabo varias actividades rituales y funerarias.
Al norte del área investigada en 2015 se halló una plataforma de barro café muy obscuro arcilloso y compacto, sobre la arena de pómez natural, con una dimensión de aproximadamente 59.00 m (oeste-este) x 28.00 m (norte-sur). Sobre esta se hallaron algunos pisos compuestos por arena de pómez y barro café grisáceo.
En el relleno de esta estructura se halló una gran cantidad de material cultural, concentrándose en algunos sectores de la plataforma. Algunas de estas concentraciones parecieran ser solo parte del relleno, otras podrían ser fogones o basureros asociados a las actividades realizadas en la plataforma.
Los demás depósitos poseen arreglos más formales, que sugieren un carácter ritual. Quizá fueron ofrendas dedicadas a la construcción de la plataforma y a las actividades que sobre ella se realizaban. Como ejemplo de estos rasgos se pueden mencionar dos depósitos con cántaros completos cubiertos por tiestos, una concentración cerámica con huellas de quema cubierta por dos lajas, y un depósito relacionado posiblemente con la industria lítica ya que se encontraron percutores, núcleos gastados, navajas prismáticas y raspadores en forma de “concha”, pudiendo tratarse de una dedicatoria al gremio de los fabricantes de artefactos de obsidiana o bien el entierro de un artesano.
En el centro de la plataforma se halló una concentración de cerámica sobre el relleno de barro café muy obscuro y debajo de una plataforma de talpetate, siendo quizá un evento de terminación del uso de la plataforma de barro café muy obscuro o bien del inicio de la construcción de la estructura superior.
Pareciera que sobre esta se asentaron varias unidades habitacionales ya que el carácter de las ofrendas es distinto en cada área de la plataforma.
Preclásico Tardío (Fases Verbena y Arenal)
Para el Preclásico Tardío la ocupación en el sector al noreste del Montículo A-IV-1 fue intensa, debido a la gran cantidad de rasgos culturales y materiales hallados en todo el espacio investigado.
Coincidiendo con el crecimiento demográfico y el apogeo sociocultural que Kaminaljuyu experimentó para este periodo.
En el oeste y debajo de esta plataforma se encontró un entierro (Entierro 2) dentro de un botellón tallado en la arena de pómez (Botellón 3). Los restos óseos de este entierro se encontraban muy erosionados, por lo que fue difícil definir la posición del individuo, pero se pudo observar que llevaba una orientación sur-norte, con la cabeza en el sur y al parecer las piernas extendidas y ligeramente flexionadas hacia el noreste (Fig.3).
Este entierro se encontraba dentro de un arreglo formal que consistía en una posible cista hecha con lajas. Debajo del entierro se encontró fibra vegetal teñida de rojo (¿cinabrio?) que luego de observaciones con microscopio se determinó que podría ser un petate debido a se podían ver fibras entrelazadas. Poseía una ofrenda suntuosa que consistía en seis vasijas completas, todas ellas correspondían a cuencos, con huellas de quema y de humedad. También se encontró un collar o pulsera de cuentas de jaspe, cinabrio, un basalto columnar pequeño, tres cuentas jade y dos navajas completas y sin uso de obsidiana. El Entierro 2 se pudo fechar mediante radiocarbono para la fase Arenal del Preclásico Tardío, entre el año 195 y 40 AC.Por lo especial de este entierro se puede inferir que la persona enterrada aquí tuvo un rango elevado, quizá una autoridad local, que supervisaba las actividades productivas en este sector. Esta teoría se sustenta por la presencia del petate, que según la etnohistoria Postclásica representa el poder máximo, bajo el título de Ajpop (el de la estera o petate) (Colop 2008:195).
Hacia el sur del área al este del Montículo A-IV-1 se descubrieron siete depósitos cerámicos masivos Monte Alto Rojo colocado en hondonadas profundas y extensas talladas en la arena de pómez natural. Los más pequeños tenían de 0.70 m a 3.00 m de largo, mientras que los más extensos tuvieron de 12.00 m x 9.00 m hasta 28.00 m x 16.00 m. El grosor mínimo de estos rasgos fue de 0.30 m y el máximo de 1.64 m. Los depósitos masivos Monte Alto Rojo en el sur sugieren que en el sector se llevó a cabo actividades especializadas, quizá de carácter económico, asociadas a la producción o comercialización de vasijas Monte Alto Rojo, o bien al cacao, como sugiere Marion Popenoe de Hatch (Popenoe 1997:90), al interpretar los cántaros de este tipo como contenedores para guardar esta semilla. Estas actividades pudieron haber sido reguladas por entes administrativos que ocupaban el Montículo A-IV-1 hacia el oeste y la plataforma de barro café muy obscuro al norte.
Otro rasgo fechado para el Preclásico Tardío, fue un depósito de vasijas completas dentro de la arena de pómez natural. Se localizó al sureste del área investigada, muy cerca de la ribera de la Laguna Miraflores. Fue descubierta bajo un depósito Monte Alto Rojo, teniendo un patrón muy similar a los depósitos hallados al oeste del Montículo A-IV-2 en el año 2016.
Fase Santa Clara
Para la fase Santa Clara se hallaron en el sur del área investigada nueve depósitos masivos de cerámica, agrupados en tríos, colocados en agujeros circulares tallados en la arena de pómez natural, en forma de Botellones. Tuvieron un diámetro de 1.64 m a 2.00 m, y un grosor de 0.84 a 1.64 m. En estos se halló una inmensa cantidad de fragmentos de cántaros Samayoa Micácea de cuellos altos, cuerpos alargados y asas largas del borde al cuerpo, con pintura roja y naranja sobre un baño crema. Junto a esta se hallaron huellas de quema, bastantes figurillas muy bien cocidas, representando mujeres, perros y monos; orejeras de barro con estuco, esquisto, piedra verde y un posible cetro cilíndrico con engobe naranja (Fig.4).
Estos masivos depósitos cerámicos sugieren que en la fase Santa Clara la vasijas Monte Alto Rojo deja de ser la principal vajilla de uso, sustituyéndose por los cántaros Samayoa, los cuales parecen estar mejor adaptados para acarrear agua, quizá debido a que en esta fase la laguna Miraflores disminuyó su nivel, siendo más difícil encontrar agua, por lo que el almacenamiento de este líquido fue un asunto muy importante para la sociedad.
Clásico Temprano (Fase Aurora)
En el Clásico Temprano también se construyó una plataforma masiva en el norte del área investigada, esta se compuso por talpetate y arena de pómez, tuvo una dimensión de 52.00 m x 32.00 m aproximadamente y un grosor promedio de 0.30 m. Sobre ésta quizá hubo varias unidades habitacionales pero debido a que no se pudo excavar en su totalidad no se hallaron agujeros de poste que permitieran delimitar los espacios. Los hallazgos de concentraciones masivas de cerámica encima de la plataforma sugieren que la misma tuvo un carácter doméstico. Esta estructura fue reportada en las investigaciones de 1990-1991 (Flores 1992:12 y Martínez 1992:59) y en 2009 (Garrido y Velásquez 2009:149).
Al sur de la plataforma se encontraron tres entierros en botellones que quizá fueron excavados en el Preclásico y reutilizados en el Clásico Temprano, estos eran de carácter doméstico, debido a la simplicidad de las ofrendas y a los tiestos de cerámica utilitaria asociados a los individuos. En medio de ambos se encontró una plataforma hecha de barro arenoso con un piso de talpetate que pudo ser el basamento de una vivienda en donde posiblemente vivieron los individuos enterrados, siendo quizá familiares (Fig.5).
El Entierro 3 correspondía a un individuo de sexo masculino, en posición decúbito dorsal extendido, con las extremidades abiertas hacia los lados. Se encontraba orientado de sureste a noreste a 29°-30° NE, con la cabeza en el sur y posiblemente viendo hacia el este. Según la osificación de los huesos y la conservación de los dientes se cree que el individuo tenía entre 25 y 40 años de edad. A este entierro se le asociaron solo algunas piedras sin talla, una piedra dona en el hombro izquierdo, un mortero, una piedra de moler y algunos tiestos (cuellos de cántaros y un soporte mamiforme). Sobre este entierro se hallaron los fragmentos de un cántaro muy grande utilitario los cuales pudieron haber sido, junto a un conjunto de bloques de talpetate, parte de un arreglo funerario. Otro de los hallazgos importantes en el Botellón 4 fue la presencia de mazorcas de maíz carbonizadas que aún tenían la tuza, así como huesos de fauna, pudiendo ser quizá una ofrenda de comida para el individuo enterrado (Fig.5, izquierda).
El Entierro 4 correspondió a un individuo de sexo femenino, joven, con una estatura aproximada de 1.30 m. Se encontraba en decúbito lateral derecho y semiflexionado. Orientada de noroeste a sureste con la cabeza en el oeste y mirando hacia el sur, a 342° N.
Este entierro tuvo un arreglo formal, consistente en un conjunto de piedras colocadas debajo del individuo a modo de camilla. Como ofrendas se pudieron observar solo fragmentos de vasijas de la fase Aurora como por ejemplo dos cuencos de base anular Esperanza Flesh, un cuenco tetrápode Berlín, el cuello de un cántaro con el rostro de un mamífero moldeado, posiblemente un tacuazin (Didelphis marsupialis o virginiana) y el cuello de un cántaro Prisma. Además se encontraron dos cuentas de esquisto verde a la altura del cráneo (¿aretes?). Debajo de la Pelvis del entierro se encontró una concentración de barro rosáceo muy arcilloso que podrían ser restos orgánicos, posiblemente los remanentes de una falda (Fig.5, derecha).
El Entierro 5 se encontró al sur del área investigada) y en el centro del eje K. El individuo se encontraba en decúbito lateral izquierdo flexionado, orientado de sur a norte, con el cráneo en el sur y boca abajo. Se cree que podría ser un adulto mayor. Como ofrendas tenía una vasija Rofino con soportes mamiformes y decoración negativa, además se encontró un fragmento de cuenco de esquisto con un filete, algunas piedras y tiestos, entre ellos un asa vertedera y los fragmentos de un cántaro probablemente Prisma. Debajo de este entierro a una altura de 1.23 m se encontraron huesos largos de un animal, posiblemente un venado cola blanca (Odocoielus virginianus), además de un fragmento de asta del mismo (Fig.5, arriba).
Para la fase Aurora se puede notar que las actividades de especialización cerámica (fabricación o comercialización) cesan, siendo un área exclusivamente habitacional. Con un espacio público hacia el norte evidenciado por la plataforma de talpetate y arena de pómez.
Investigaciones de Rescate al oeste del Montículo A-IV-2
Desde el 05 de enero de 2016 se llevaron a cabo una serie de investigaciones de rescate en el área al oeste del Montículo A-IV-2 de Kaminaljuyu (el cual fue destruido en la década de 1990) en donde se ubicaba el parqueo oeste del Centro Comercial Peri Roosevelt, debido a que en el sector se construiría un sótano para parqueos (Torre II). El área que se investigó tenía una dimensión de 45.00 m x 62.00 m aproximadamente (2,790 m2) (Fig.6).
Para los propósitos de la investigación el espacio se dividió de sur a norte en cuatro cuadrantes de dimensiones variables, que correspondían a los segmentos de los parqueos, cada uno separado por un arriate.
Las excavaciones en esta área fueron extensivas e intensivas. En cada cuadrante primero se excavó una serie de trincheras de 0.45 m x 0.60 m que corrían de oeste a este en el sur, centro y norte; y luego dos trincheras de norte a sur en el oeste y este del cuadrante. Éstas tuvieron el objetivo de proporcionar información estratigráfica y determinar en qué sectores se tenían que extender las excavaciones.
Se utilizó la retroexcavadora para quitar el estrato moderno colocado en la base del parqueo original y se expusieron los contextos arqueológicos ubicados debajo de 1.00 m a 1.50 m. Estos consistieron en la parte inferior de depósitos arqueológicos excavados inicialmente en la década de 1990, sin haber llegado a la arena natural.
Al exponerse los contextos prehispánicos se trazó una serie de pozos de 3.00 m x 3.00 m, para exponer horizontalmente los hallazgos arqueológicos de manera completa.
Gracias a la excavación horizontal en este sector se pudo tener una panorámica total de las actividades culturales que se llevaron a cabo al oeste del Montículo A-IV-2. Definiéndose una extensa ocupación desde la fase Las Charcas hasta el Clásico Tardío.
Preclásico Medio (Fases Las Charcas y Providencia)
En el área oeste investigada se halló un botellón de 2.15 m x 1.80 m, con huellas de quema, bastantes fragmentos de paredes de barro quemado y cerámica de carácter doméstico. Este se compuso por un agujero tallado en la arena de pómez natural y rellenada por barro café muy obscuro arcilloso. Tuvo una profundidad de 0.46 m, y en la parte inferior se halló una piedra de moler muy desgastada. La cerámica hallada en este botellón pertenece a la fase las Charcas del Preclásico Medio.
Al este del sector investigado se descubrió una plataforma de barro café muy obscuro con huellas de quema que corría de sur a norte, con una longitud aproximada de 70.00 m. Tenía bastante cerámica fina, como Naranja Zinc, Xuc, Sumpango y Café-Negro acanalado, diagnósticos de la fase Providencia. Bajo esta construcción se hallaba una nivelación de arena de pómez sin material cultural, pero removida en la época prehispánica. Que desciende de norte a sur hasta llegar al talpetate natural, el cual se encuentra cortado, siendo producto quizá de la extracción de talpetate para la construcción del montículo A-IV-2 en el Preclásico Medio.
En la esquina noreste de esta plataforma se hallaron dos entierros que se encontraban asociados a un estrato quemado con bastante cerámica. El primero (Entierro 5), se hallaba en decúbito dorsal extendido y orientado de sur a norte y correspondía a un adulto, poseía dos cuencos finos y un monumento cuadrado con una hondonada en el centro. El segundo entierro (Entierro 6) se hallaba a un metro sobre el anterior, en el norte y correspondía a un niño en decúbito dorsal extendido y orientado de este a oeste. Posiblemente era parte de la ofrenda del Entierro 5.
Preclásico Tardío (Fases Verbena y Arenal)
En el centro de los cuadrantes 3 y 4 se identificarondos grandes depósitos de cerámica, el Depósito 1 abarcó un área de más de 250 m cuadrados, y el Depósito 2 tuvo 87.35 m cuadrados. Estos depósitos pudieron formar parte de alguna actividad constructiva, durante las fases Verbena-Arenal, con el objetivo de realizar una gran plataforma de nivelación entre los montículos A-IV-1 y A-IV-2. La cerámica en un 60% estaba representada por fragmentos de cántaros Monte Alto Rojo, reportándose más de 200 vasijas de ese tipo en el Depósito 1. Las investigaciones de principios de la década de 1990 en el sector habían reportado el hallazgo de estos depósitos pero no se habían expuesto por completo para determinar su amplitud (Popenoe de Hatch 1997, Velásquez 1991) (Fig.7).
La historia constructiva de este espacio indica que existieron plataformas talladas en la arena de pómez natural, y durante las fases Verbena-Arenal actividades rituales de terminación y de inicio de una nueva era. Esto se sugiere según la colocación de vasijas completas (Arenal, Izote, Sumpanguito, Kaminaljuyu Café Negro (inciso fino), Rofino, Usulután, Sumpango, Corinto Daub, Guaque) que fueron cubiertas por un relleno constructivo de barro, arena, talpetate y cerámica, nivelando el área entre los montículos A-IV-1 y A-IV-2. Sobre éstas se colocaron de forma masiva los fragmentos de cántaros Monte Alto Rojo.
El hallazgo de vasijas utilitarias bajo el depósito Monte Alto Rojo dispuestas a manera de ofrenda no necesariamente determinan que el lugar funcionó como un espacio doméstico de preparación de alimentos, más bien pudo ser un lugar donde la especialización era la conservación y preservación de semillas a gran escala, y posiblemente de su intercambio.
En el oeste de los Cuadrantes 1 y 2 se halló un depósito de 24 vasijas completas, en donde resaltaban los cántaros globulares y semiglobulares, principalmente de los tipos Izote y Samayoa con cuello corto. Se hallaban entre el relleno de una plataforma de barro café obscuro con arena de pómez frente a donde se encontraba el Montículo A-IV-2, siendo una plaza en donde posiblemente se llevaban a cabo actividades públicas muy importantes para la comunidad que habitaba en este sector. A diferencia de los Depósitos Monte Alto Rojo, estas vasijas no tenían una nivelación de tiestos encima, ni se encontró mucha cerámica en el relleno, quizá porque la estructura era limpiada frecuentemente.
Este depósito parece corresponder a una ofrenda dedicada a la construcción de la plataforma por parte de un grupo de personas pertenecientes a la clase productora, debido primero a que la mayoría de las piezas depositadas son de carácter utilitario, aunque hay una minoría de vasijas finas, (dos vasos Morfino, un cuenco Izote con efigie y algunos platos Rofino). Segundo, los cántaros, cuencos y platos depositados se encuentran en un perfecto estado de conservación, esto se debería a que las personas que participaron de esta actividad, al no tener un gran poder adquisitivo, colocaron las vasijas que tenían con especial cuidado ya que sacrificaban los pocos utensilios que tenían para ofrendarlas a la estructura que se levantaría de frente al Montículo (Fig.8).
Otro rasgo importante de estos depósitos es que se han encontrado asociados a cántaros Corinto Daub y Sumpango, sin embargo, la cantidad de Corinto Daub con respecto a Sumpango es predominante, cuestión que no es común en el resto de Kaminaljuyu. Al respecto se ha sugerido que Corinto Daub y Samayoa provienen del área de El Progreso o Baja Verapaz (Popenoe de Hatch 1997), aunque dada la cantidad recuperada recientemente sugieren una producción local, aun así puede indicar filiaciones étnicas de los grupos culturales que se asientan en este espacio.
Fase Santa Clara
Para la fase Santa Clara se reportaron dos depósitos masivos de cerámica, en su mayoría del tipo Samayoa, como ocurrió también en el sur del área al este del Montículo A-IV-1. El primero se halló al noroeste del área investigada, se hallaba dentro de un agujero tallado en la arena de pómez con 1.50 m de grosor y un diámetro de 2.00 m. El segundo se encontró en el noreste, tuvo una dimensión de 5.00 m x 6.00 m, y un grosor de 0.56 m. Además de la cerámica Samayoa, se hallaron varios fragmentos de figurillas, siendo muy comunes los rostros y cuerpos femeninos, y silbatos en forma de perros. En el extremo este del depósito se encontró un pequeño depósito de lascas y navajas prismáticas de obsidiana (Fig.9).
Al oeste del depósito de cántaros entre la plataforma de barro café obscuro con arena de pómez, se encontraron concavidades talladas en la arena de pómez en donde se hallaron tiestos con los bordes redondeados que quizá se reutilizaron como pequeñas palas para tallar el terreno natural.
En el centro del Cuadrante 2 se encontró una hondonada de 1.10 m x 4.50 m tallado en el talpetate, con bastante material cultural en el relleno, perteneciente a la fase Santa Clara. Este agujero de grandes dimensiones posiblemente sirvió para almacenar agua, aprovechando la impermeabilidad del talpetate, y coincidiendo con el periodo en que disminuyó el nivel de la Laguna Miraflores.
Clásico Temprano (Fases Aurora y Esperanza)
En el Clásico Temprano, la población se concentró hacia el oeste, cerca de donde actualmente se encuentra el Periférico, y alejados de la Laguna Miraflores, pero se siguen usando los botellones para fines funerarios y como depósitos cerámicos, e incluso algunos botellones del Preclásico Tardío dentro del depósito Monte Alto Rojo 1 son reutilizados para colocar entierros.
En el oeste de los Cuadrantes 1, 2 y 3 se hallaron siete botellones, de aproximadamente 1.50 m a 2.00 m de diámetro, con un grosor promedio de 0.20 m a 0.50 m. Estos se conformaron por agujeros tallados en la arena de pómez con depósitos de vasijas completas y semicompletas, entre las que destacan los comales Prisma, cuencos Berlín e Incensarios; además de figurillas de estilo teotihuacano, “candeleros” y bastante material cultural.
Para este periodo se dataron cuatro entierros, estos se encontraban dentro de botellones tallados en la arena de pómez natural, al igual que los hallados en el este del Montículo A-IV-1. Los Entierros 1 y 2 se hallaron en el oeste y se asocian a los depósitos cerámicos. El Entierro 1 consistía en dos cráneos colocados en la arena de pómez natural junto a bastantes fragmentos de cerámica. Y el Entierro 2, consistió en un individuo adulto en posición sedente en los primeros metros del botellón. En el este se hallaron los Entierros 3 y 4, los cuales se encontraban entre el depósito Monte Alto Rojo 1 por lo que se cree que los botellones en donde fueron depositados se tallaron en el Preclásico y luego fueron reutilizados en el Clásico Temprano. El Entierro 3 correspondió a un individuo adulto enterrado en posición sedente, con un cuenco Esperanza Flesh como ofrenda y un arreglo de piedras como cista. El entierro 4 se hallaba muy erosionado, teniendo solo el cráneo y una extremidad superior. Se encontraba en un botellón al este del Cuadrante 3 y muy próximo a la fachada oeste del Centro Comercial Peri Roosevelt (Fig.10).
Clásico Tardío (fases Amatle y Pamplona)
En el noroeste del Cuadrante 4 se encontró un depósito cerámico colocado en un agujero tallado en la arena de pómez natural, y rellenado con barro. Entre la cerámica que se recuperó se encontraron tiestos de los tipos Amatle, Alegría, Perdido con hematita especular y Tiquisate, sugiriendo que el contexto es Clásico Tardío.
En el noroeste se halló una hondonada tallada en el talpetate de aproximadamente 10.00 m x 5.00 m, con dos escalones en el este cortados en la arena de pómez natural. Este se hallaba rellenado por barro café obscuro arenoso, con bastante material cultural, resaltando cerámica del Preclásico, Clásico Temprano y Clásico Tardío; además de varios fragmentos de silbatos.
Superficie monumental de barro y talpetate
En el extremo este del área investigada, desde el sector donde se ubicaba Carrousel hasta el área verde al oeste del Montículo A-IV-1, se encontró una superficie monumental de barro café amarillento con talpetate, de 1.09 m de grosor. No se encontró material cultural, por lo que fue difícil datarla, aunque podría ser de las fases más tempranas de ocupación en el área. Este rasgo quizá corresponda a una nivelación hecha antes de construir los montículos A-IV-1 y A-IV-2, siendo el espacio en medio de estos una plaza que conectaba ambas estructuras, lo cual explicaría también la falta de material cultural en esta, pues se requería mantener limpio el espacio. No se sabe que otras estructuras hubieron sobre esta ya que en la década de 1990 se cortaron los estratos superiores en esta área.
Conclusiones
Esta investigación de rescate demostró que en áreas en donde no se encuentra arquitectura visible hay una enorme cantidad de información que puede proporcionar datos sobre las relaciones de producción, la economía del sitio, la vida de las entidades domésticas, patrones de asentamientos, materiales culturales que pueden resolver problemas de cronología e iconografía, aprovechamiento de los recursos naturales, entre otros. Lamentablemente estos sectores son los más vulnerables a la destrucción debido a que al no poseer un carácter monumental muchas veces no se les da la importancia que merecen para su conservación o bien no hay un acompañamiento al momento de llevarse a cabo obras de infraestructura.
Con este trabajo se muestra que en estas áreas es necesaria una investigación extensiva para poder entender completamente las actividades y el uso de los espacios de los grupos habitacionales en los sitios y principalmente en los sectores que serán alteradas para la urbanización. Otro dato relevante de esta investigación es que a pesar de haber tenido dos programas de rescate y otras excavaciones en el lugar, todavía había muchísima información por rescatar. A pesar de haber tenido liberación, se probó que se requiere de acompañamiento arqueológico diario y en el sitio en persona, para poder rescatar la mayor cantidad de información. En este caso, fue posible gracias al entendimiento y la voluntad que deben de tener los arqueólogos, las instituciones y las empresas urbanizadoras y comerciales involucradas en los rescates para juntos preservar el patrimonio y desarrollar la arqueología del país.
Referencias
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Fig. 1: Localización de los Montículos A-IV-1 y A-IV-1 y del Centro Comercial Peri Roosevelt en Kaminaljuyu.
Fig. 2: Excavaciones al noreste del Montículo A-IV-1.
Fig. 3: Entierro 2 en el Botellón 3 y las ofrendas asociadas a este.
Fig. 4: Depósito Samayoa junto con artefactos especiales hallados en este.
Fig. 5: Entierros Clásico Temprano al noreste del Montículo A-IV-1.
Fig. 6: Excavaciones al oeste del Montículo A-IV-2.
Fig. 7: Depósito Monte Alto Rojo y vasijas completas bajo este.
Fig. 8: Cántaros hallados en depósito frente al Montículo A-IV-2.
Fig. 9: Depósito Santa Clara al norte del Montículo A-IV-2.
Fig. 10: Entierros Clásico Temprano al oeste del Montículo A-IV-2.