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Desde sal y cacao hasta petróleo y palma africana: 3,000 años de explotación económica de la Franja Transversal del Norte
Introducción
La Franja Transversal del Norte se ubica en el extremo sur de las Tierras Bajas de Guatemala en los actuales departamentos de Huehuetenango, Quiche, Alta Verapaz y Petén. Aunque hoy en día es conocida más por el petróleo y el tráfico ilícito de drogas destinadas a los mercados negros de Norte América y Europa, estos bienes son solamente los últimos de una larga historia de explotación y comercialización que ha durado varios milenios.
Hay varias razones de importancia a través de tantos cambios culturales. La franja está ubicada en un punto clave geográfica y culturalmente siendo un nexo entre las Tierras Altas y Bajas Mayas. Es atravesada por varios ríos caudalosos que bajan del Altiplano, como el Chixoy, Pasión y Cahabón, por lo que representa una ruta fácil para el tráfico norte-sur entre las ambas zonas. Además tiene de una topografía relativamente plana que corre entre el Caribe y México en contraste con el terreno más al sur, por lo cual es también la mejor ruta para viajar este-oeste.
Además de la facilidad de tráfico, cuenta con un alto nivel de fertilidad debido al suelo volcánico que arrastran los ríos. Por estar en la sombra del Altiplano, también es una de las regiones más lluviosas del mundo Maya, recibiendo un promedio de 4,300 mm por año. Por eso siempre ha sido un centro agricultor, siendo el cacao, vainilla y achiote en el pasado (van Akkeren 2012, Demarest 2013, Woodfill et al. 2015) y la palma africana y cardamomo hoy en día. Finalmente, cuenta con varios recursos naturales no comunes –dentro de sus límites se encuentra la única fuente de sal no marina de las Tierras Bajas Mayas (Dillon 1979, Woodfill et al. 2015) y una fuente de petróleo de relativamente buena calidad.
Hasta la fecha los grandes proyectos en la región se han enfocado en dos sitios y sus alrededores –Cancuen (Demarest y Barrientos 2002, Demarest et al. 2007, Woodfill 2010, Demarest 2013) y Salinas de los Nueve Cerros (Dillon 1977, 1979; Arroyo 1993; Garrido López 2008, Woodfill et al. 2015, Wölfel y Castillo 2015), aunque varios arqueólogos han hecho investigaciones en otros asentamientos y sitios sagrados (Seler 1908, Carot 1987, Pope y Sibberenson 1981, Brady et al. 2009, Woodfill 2010). Los resultados de estas investigaciones revelan una imagen de la Franja Transversal del Norte como un lugar estratégico de mayor importancia a través de una larga historia de colonización y explotación por los imperios y estados poderosos vecinos desde la época Clásica hasta hoy. En esta ponencia, se hace un intento en documentar y explicar esta historia, y se espera inspirar a otros científicos sociales a tomarla en cuenta y trabajar para el avance del conocimiento del área.
La Franja Transversal del Norte durante la época Clásica
La evidencia arqueológica más antigua de la región se recuperó en cuevas cerca del Río La Pasión y alrededor de las salinas de los Nueve Cerros y fecha al Preclásico Medio. Es probable que durante el Preclásico tuviera un patrón de asentamiento disperso con excepción de Nueve Cerros, donde había varios pueblos interesados en producir y comercializar la sal. La evidencia de cuevas es ritual, en contraste, lo que hace probable que fueron usadas esporádicamente por la población local tanto como por viajeros que estaban tomando las rutas antes descritas. Varios asentamientos suficientemente grandes para ser descubiertos fueron fundados durante el Clásico Temprano, incluyendo un caserío donde fue fundado Cancuen además de otros cerca del Río La Pasión y sus tributarios (Tomasic et al. 2005, Woodfill 2010).
Nueve Cerros continuó creciendo durante el Preclásico Tardío y Clásico Temprano, con al menos dos pueblos uniéndose antes de 200 DC (Woodfill et al. 2015). La producción de sal fue un proceso intensivo que involucró dos métodos: raspando las salinas en las orillas del arroyo salado y la evaporación solar y/o hervida del agua. Los residentes construyeron una plataforma en la falda del domo de sal al centro del asentamiento en cada lado del arroyo, encima de la que pusieron múltiples talleres para hervir el agua asociados con edificios administrativos. Estos talleres necesitaron grandes cantidades de leña para mantener el fuego, además de la leña y barro para la fabricación de moldes y ollas cerámicas, todo de lo cual fue posible a través de la alta fertilidad de la región. Según el cálculo más reciente (Woodfill et al. 2015), podían producir fácilmente 14,500 toneladas métricas por año –suficiente para al menos cuatro millones de personas aún con las limitaciones de leña. La riqueza de los residentes a través de esta comercialización de sal está reflejada en la cantidad de jade y otras ofrendas funerarias (incluyendo múltiples ofrendas de dedos humanos mutilados [Dillon et al. 1985]).
Todo cambió alrededor de 460 AC, con el ascenso de Tikal y sus gestiones para extender su poder hasta una gran parte del centro de Petén (Demarest 2006, Martin y Grube 2008, Woodfill y Andrieu 2012). Sus residentes empezaron a importar grandes cantidades de jade y obsidiana cruda para trabajar en sus talleres; al mismo tiempo hubo una explosión de actividades rituales en los sitios sagrados cercanos a la ruta norte-sur. Además hubo un cambio de estilo de parafernalia ritual, lo que empezó a reflejar tradiciones lejanas en vez de los estilos locales. En las cuevas de Candelaria, la cerámica fue elaborada en un estilo parecido al del centro de Petén, mientras que en la cueva de Hun Nal Ye al sur, las vasijas muestran un fuerte lazo con el Altiplano Central, cerca las fuentes de los materiales que fueron intercambiados (Woodfill 2010, Woodfill et al. 2012, Woodfill y Andrieu 2012). Hubo además escultura, petrograbados y aplicaciones cerámicas fuertemente relacionadas con el centro de Petén en las cuevas de Candelaria y Tres Islas igual que el cofre de piedra de Hun Nal Ye (Graham 1965, Woodfill 2010, 2013). Sin embargo, la cerámica fue hecha localmente (Woodfill 2010), sugiriendo que la población local estaba manufacturando bienes rituales para vender a los visitantes. Nueve Cerros, en contraste, parecen haber logrado mantener su independencia. Su ensamblaje cerámico muestra interacciones fuertes río abajo pero con un interés también en entrar al mercado del Altiplano (Woodfill et al. 2015).
Después de la captura del señor de Tikal por la coalición de Calakmul y Caracol en 562 DC (Martin y Grube 2008), el paisaje político de las Tierras Bajas del Sur cambió drásticamente y estos cambios llegaron hasta la Franja Transversal. Calakmul tomó control del Río La Pasión en el Siglo VII a través de su alianza con Dos Pilas y la fundación de Cancuen. Entre estos dos poderes regionales y la fundación de múltiples asentamientos, el tráfico entre las Tierras Altas y Bajas fue más segmentado con los mercaderes viajando distancias más y más cortas. Los centros rituales entonces tenían menos importancia para los viajeros, y las ceremonias para pedir paso libre y seguro de los dioses y dueños de la región a lo largo de la ruta posiblemente fueron reemplazadas por rituales basados en intereses locales, incluyendo la siembra, la cosecha y el mantenimiento de poder elitista. Eso se muestra claramente en la evidencia ritual en las cuevas de tres maneras –una fuerte reducción en la cantidad de restos, un cambio de estilos en la cerámica para reflejar modas locales y una marcada preferencia para los escenarios públicos naturales en las entradas altas de cuevas (Woodfill 2011, Woodfill y Andrieu 2012, Woodfill et al. Bajo revisión).
Cancuen empezó como un punto de control de la ruta de intercambio, primerio para Calakmul y después para Dos Pilas, pero al colapsar el reino Petexbatun en el año 760 DC empezó a tener su propia hegemonía regional (Demarest 2006). Mientras que la ruta ribereña fue caótica y violenta, el reinado de Taj Chan Ahk se enfocó en tomar control de la ruta Transversal, logrando mover artefactos de jade producidos localmente y núcleos de obsidiana hacia centros más adentro de las Tierras Bajas (Demarest 2013; Woodfill et al. 2014 En Prep; Andrieu et al. 2014).
Nueve Cerros continuó extendiéndose, llegando a sus límites mayores (más que 30 km2) alrededor de 800 DC (Woodfill et al. 2015). Aunque parece que al principio se estaba comercializando la sal principalmente río abajo y más al centro de las Tierras Bajas, abrió relaciones económicas con las Tierras Altas a más tardar en el Clásico Temprano. Durante el Clásico Tardío estos lazos se volvieron los más importantes, con la cuarta parte de todo el material cerámico de la ciudad hecho al estilo de dicha región (Woodfill et al. 2015). Las excavaciones en el norte del sitio a orillas del Chixoy también muestran que ampliaron sus actividades económicas para incluir la talla de jade y obsidiana además de la producción de bienes agrícolas y piscicultura (Woodfill et al. 2015).
Hasta la fecha, se tiene evidencia indirecta que Cancuen y Nueve Cerros tenían un lazo económico fuerte –las dos ciudades se ubican en la misma ruta Transversal; y la ruta entre Cancuen y México pasó por territorio de Nueve Cerros. También se sabe que hubo intercambio de figurillas y cerámica entre las dos ciudades (E. Sears, comunicación personal 2014) y piedras de moler y manos de una forma especial para moler sal en Cancuen –son del mismo estilo que Nueve Cerros y seguramente acompañadas con sal (B. Mijangos, comunicación personal 2015).
Cancuen colapsó y fue abandonado tras una invasión dramática alrededor de 800 DC (Demarest 2006, 2013), aunque los pueblos al sur parecen haber logrado sobrevivir algunas generaciones más (Woodfill 2010). La última evidencia arqueológica de esta parte de la Franja Transversal fecha alrededor de 1000 DC y consiste de un tiesto y una vasija parcial del Posclásico Temprano al estilo del Altiplano del Norte (Woodfill 2010). No se sabe si los actores rituales venían de un asentamiento local o estaban pasando por la región, pero tras el colapso de la época Clásica, no solo quedó abandonada la región sino también la ruta de intercambio por falta de mercado tras el colapso del centro de Petén. Nueve Cerros, sin embargo, logró sobrevivir varios siglos más por la estrategia de sus líderes al enfocarse en vender sal y posiblemente otros bienes en el mercado del Altiplano del norte.
Entre el colapso y la conquista
Aunque falta aún mucha evidencia ritual y de habitación en la región que feche para el Posclásico fuera de unos barrios y una cueva en Nueve Cerros (Woodfill et al. 2015, Woodfill et al. Bajo revisión), según los cronistas hubo una población significante al llegar los españoles (King 1974, Feldman 2000, van Akkeren 2012). Habían convertido la región otra vez en un centro de exportación de múltiples bienes, los más importantes parecen haber sido el cacao, el achiote, el algodón y la sal (Caso y Aliphat 2006, van Akkeren 2012).
Precisamente por su importancia económica, la región fue otra vez el enfoque de varios estados foráneos después del colapso. Mientras que hubo florecimiento en el Altiplano y la costa del golfo de México (Thompson 1970, Ichon y Hatch 1980, Arnauld 1986, Carot 1987, van Akkeren 2012) ellos expandieron su influencia hacia la Franja. Al llegar los españoles, los Mayas akalaha ya habían subido al Río Chixoy desde Tabasco para tomar control de las salinas (Thompson 1970, van Akkeren 2012, Woodfill et al. 2015), aunque la presencia de cerámica exclusivamente Altiplano del Posclásico en una cueva cerca de las salinas puede mostrar que posiblemente el control fue menos firme y a corto plazo de lo que se había pensado (Woodfill et al. Bajo Revisión).
Durante la época colonial, los españoles que visitaron la región comentaron de su fertilidad. Sin embargo, la Franja junto con Petén fue de las últimas regiones por ser conquistadas, y mientras que mantuvo su independencia, fue un refugio para los Mayas que no querían formar parte del imperio (Caso y Aliphat 2006). Sin embargo, estaban atacados por los dos lados –hubo varias intentos de pacificar la región por los españoles basados en Verapaz durante el Siglo XVII (Feldman 2000, Bassie-Sweet et al. 2015), incluyendo un masacre llevada a cabo por fray Morán río arriba de Cancuen en 1631 (Feldman 2000). Los itza también invadieron la región, conquistando la aldea cristiana de San Miguel en 1630 y sacrificando a su alcalde indígena (Tovilla 1960, Caso 2006). Según van Akkeren (2010) esta es una de las razones principales por la cual los Q’eqchi’ se aliaron con los españoles y se convirtieron al cristianismo, fue para utilizarlos en la conquista la Franja y apoderarse de las salinas. Por eso, no es sorprendente que la región fuera reconocida por los españoles como un lugar con mucha rebeldía.
Afortunadamente para los residentes de la Franja, hubo una guerra civil en España a mediados del Siglo XVII, por lo cual se enfocaron más en Portugal y Cataluña que en las zonas no conquistadas por unos 60 años (Feldman 2000). En 1676, el Fray Francisco Gallego mandó una carta al gobernador Don Fernando Francisco de Escobedo detallando un argumento fundamentalmente económico para la conquista de la Franja Transversal, mencionando un gran mercado de achiote y las riquezas agrícolas –cacao, achiote, madera y cera, todo de lo cual podían vender en España (Feldman 2000). La región fue conquistada en 1692, poco antes de la conquista de Noj Petén, y la mayor parte de la población fue trasladada a la región de Rabinal (Thompson 1938, King 1974), donde habría sido más fácil suprimir una rebelión.
Después de la conquista
Aunque el mayor parte de la población fue trasladada por fuerza al Altiplano, la Franja Transversal no fue completamente abandonada. El Fray Francisco Ximénez pasó por la región en 1695 y visitó dos asentamientos fundados unas décadas antes y encontró docenas de ch’oles nuevos que no reconocieron los nombres antiguos (Feldman 2000:194). Cuando el gobernador de Yucatán ordenó la construcción de un camino nuevo entre Mérida y Guatemala, las autoridades escogieron una ruta que pasó entre Nueve Cerros y Cancuen, y aunque jamás fue terminada, la expedición para ver la ruta encontró varias aldeas ocupadas por los ch’ol y akalaha todavía involucrados en el intercambio de cacao y achiote (Sapper 1985).
Durante la época colonial, era difícil para la gente no indígena obtener permiso para vivir en las verapaces por influencia de la iglesia (King 1974), pero con la independencia de Guatemala en 1821, quedó libre la entrada. Sin embargo, Alta Verapaz y la Franja Transversal fueron demasiado aisladas para atraer muchas personas hasta la década de 1860 cuando fue colonizado por los alemanes por el cultivo de café (King 1974). A partir del Siglo XX, tuvieron suficiente poder político para cambiar las leyes para tener colonos quienes trabajaron gratis en sus fincas a cambio del l privilegio de quedarse allí.
Aunque la producción de café fue restringida al Altiplano al sur de la Franja Transversal, las fincas alemanas incluyeron partes de ellas con el interés de explotar la caoba y el chicle. Mientras que las salinas en Nueve Cerros estaban ocupadas por los Mayas sin interrupción y Habel (1878) había descrito una fábrica de sal bajo la autoridad de la municipalidad de Cobán en 1862, un guatemalteco llamado Juan María Guerra intentó declararlo baldío para fundar una finca de hule y cacao en 1882. La municipalidad oficialmente tomó control de 1530 hectáreas alrededor de las salinas en 1889 que incluyó el domo se sal, el arroyo salino y la parte más salina del Río Chixoy o Salinas (nombrado por Nueve Cerros). De igual forma Cancuen tenía un campamento de leñadores trabajando para el Mahogany Export Co., quienes invitaron Maler a visitar el sitio en 1905 (Maler 1908).
Al principio del Siglo XX, los alemanes eran dueños de 20% de Alta Verapaz (Grandia 2006) y en 1921, aproximadamente 40% de los Q’eqchi’ del departamento trabajaron en fincas que tenían otros dueños (Grandin 2004, Grandia 2006). Todo cambió en julio de 1944, cuando el gobierno de Guatemala expropió las tierras alemanas por presión estadounidense y nacionalizó un gran parte de la producción de café (King 1974), aunque muchas de las fincas fueron abandonadas poco después (Wilson 1995).
Desde el conflicto armado hasta la llegada de palma y los narcos
Al principio de los años 1950, el Instituto Nacional de Transformación Agraria (INTA) empezó varios programas para llevar gente pobre sin terreno a ocupar los baldíos y las fincas abandonadas de los alemanes (Grandia 2006). Después del golpe de estado en contra de Arbenz, sin embargo, una gran parte de esta tierra fue regalada a generales, guardaespaldas y otras personas aliadas con los gobiernos militares durante el conflicto armado, por lo cual recibió el apodo “La Franja de los Generales” (Grandia 2006). Con el apoyo de USAID, se siguió el proyecto original de atraer a los pobres a la región, aunque cambió el enfoque a la gente de la costa sur, quienes tenían una tendencia de ser más conservadora y evangélica (Grandia 2006; Manz 2004; Dillon comm. pers. 2011). Junto con este cambio el gobierno empezó a dar concesiones petroleras a compañías extranjeras. Los primeros establecieron campamentos en Rubelsanto en 1957 y Chinaha en 1962 (Solano 2007). El petróleo fue encontrado en 1964 debajo del domo de sal y desde 1970 múltiples compañías petroleras pequeñas han entrado y salido de la región (Chocooj 2010, Solano 2012).
Durante la década de los 1970, hubo suficiente petróleo producido en las Tierras Bajas de Guatemala por lo que Shennandoah Oil construyó un oleducto que pasó por la región Transversal (Grandia 2006). Construyeron un camino paralelo para dar mantenimiento, lo que ahora es la Carretera Transversal del Norte. La combinación de fertilidad agrícola, petróleo y esta carretera resultó ser una combinación poderosa, atrayendo a corporaciones multinacionales y guatemaltecas de los niveles más altos y bajos de la sociedad. Tanta diversidad trajo conflictos, por lo cual también fue ocupada tanto por la guerrilla como por el ejército, convirtiéndose en uno de los lugares más peligrosos durante los años “calientes” del conflicto, desde Ixcan hasta Fray Bartolomé de las Casas (e.g., Falla 1992, Manz 2005).
En la década de 1980, la región se había convertido en una tela de retazos compuesta por aldeas Q’eqchi’, destacamentos y bases militares, fincas de ganado y pueblos ladinos. Después de los Acuerdos de Paz en 1996, el ejército y la guerrilla se retiraron de la región, lo que resultó en un vacío de poder con resultados inesperados. Volvió el “Corazón de Linchamiento de Centroamérica” según la Prensa Libre alrededor de 2000 personas por la falta de autoridades quienes podían mediar en los conflictos.
Además se volvió un punto clave para los carteles de narcotráfico. Al principio era solamente una puerta a México por su cercanía a la frontera y falta de influencia gubernamental, pero todo cambió cuando Horst Walther Overdick, un hijo de finquero de Alta Verapaz quien ganó su dinero como coyote de cardamomo empezó a trabajar con los carteles de Zacapa y Chiquimula. A partir de 2002, estaba trasladando remesas de hasta 1200 kg de cocaína a México (US Department of Justice 2012) obteniendo el apodo de “El Tigre.” Después de que Juan “Juancho” León le robó unas de sus remesas, Oberdick formó una alianza con los Zetas, resultando en el masacre de los León en el 25 de marzo de 2008 (Dudley 2011), y desde su entrada en la Franja Transversal, los Zeta han tomado control de un gran parte del tráfico ilícito del país (Dudley 2011, Stone y Wells 2013).
En los últimos años, el gobierno guatemalteco ha invertido casi $1 mil millones en la región. Solamente el programa de la Carretera Transversal del Norte resultó con un presupuesto de $672 millones (Peace Brigades International 2012), los gobiernos municipales han expandido el sistema de carreteras a zonas más y más lejanas. En 2011, el gobierno guatemalteco reveló un plan para construir 13 nuevas presas hidroeléctricas poca distancia al sur de la Franja, lo que significaría que el país podría exportar mucha electricidad a México (Peace Brigades International 2012). Un total de 40% de la exploración y explotación mineral de la república se encuentra dentro y alrededor de la Franja Transversal, y 60% de las concesiones dadas por el Ministerio de Energía y Minas son para la misma región (MEM 2012, Peace Brigades International 2012).
Además de su importancia como arteria de tráfico y fuente de recursos geológicos, la Franja Transversal sigue siendo importante como un centro agrícola. La palma africana llegó a la región durante los años 1990 (Castañeda 2011) expandiéndose cada año. En junio de 2010, hubo casi 5000 hectáreas de palma dentro de dos de los municipios de la Franja (Chisec e Ixcan) y todos los pronósticos indican que va a crecer exponencialmente en los próximos años (Alonso-Frajedas et al. 2008, Castro Soto 2009). Eso es parcialmente debido a su importancia como biocombustible (Nájera y Simonetti 2010) y aceite vegetal (Nájera y Simonetti 2010) además de que está considerado como “reforestación”, aunque tiene poco valor nutricional y ha sido relacionado a la reducción de varias especies tropicales en riesgo de extinción (e.g., Donald 2004, Castro Soto 2009, Nájera y Simonetti 2010). Además de que su cultivo daña el suelo y el entorno por no ser una especie nativa de la región, lo que en un futuro no muy lejano provocará daños ecológicos y económicos.
El efecto de estos cambios económicos ha sido catastrófico para la población local. El precio de tierra se multiplicó cinco veces entre 2007 y 2009. Las compañías petroleras, mineras e hidroeléctricas trabajan con poco control ambiental y los pesticidas, fertilizantes y organismos genéticamente modificados –están diseñados a solo rendir fruto el primer año, esta semilla no se puede volver a utilizar por lo que la gente tiene que “alquilar” cada año nueva semilla. Aunque hoy otra vez es un área con riqueza, un gran parte de la región carece de servicios básicos como acceso a la energía eléctrica, a la salud, agua potable o escuelas más allá que primarias (Woodfill 2013).
Para combatir eso, hay varios proyectos de desarrollo que se han enfocado en ingresos sostenibles para las comunidades. Los más exitosos hasta la fecha han sido los relacionados con ecoturismo. El primer parque nacional de la región, Laguna Lachua, fue declarado en 1976 y después han fundado varios bosques nacionales y áreas protegidas. Solo la declaración no es suficiente, sin embargo, mientras que sigue la migración hacia la región. Arthur Demarest inició un programa de turismo manejado localmente en Cancuen y a partir de 2002, coordinó esfuerzos con el Ministerio de Cultura y Deportes, INGUAT, el Cuerpo de Paz y la Agencia de Desarrollo Internacional de los EEUU (US-AID) para crear un programa llamado “Puerta al Mundo Maya” que combinó atracciones arqueológicas y naturales dentro del municipio de Chisec y Sayaxche además de la fundación del Parque Nacional Cuevas de Candelaria ( del Cid y García 2005, Woodfill 2013).
Una década después se puede ver el impacto que estos programas tienen en la economía local y la preservación del patrimonio cultural y natural. Los lugares incluidos en la Puerta del Mundo Maya siguen protegidos y sus residentes han logrado mejorar su estándar de vivencia (Woodfill 2013). Hubo un intento de duplicar este programa en Salinas de los Nueve Cerros por los líderes de la región en 2009, aunque fueron bloqueados por la municipalidad de Cobán y su alcalde (Woodfill 2013). Mientras que ya no hubo clara razón para preservar el ambiente, la finca municipal fue invadida por residentes locales el 13 de febrero de 2015, quienes botaron el bosque para la siembra de milpa. Sin embargo, mientras que existe un proyecto arqueológico, están trabajando para preservar el patrimonio cultural y esperemos poder trabajar en esta parte del sitio en el futuro.
Conclusiones
A través de los últimos tres siglos hubo grandes cambios políticos, tecnológicos y culturales en la Franja Transversal del Norte. Sin embargo, sus residentes siguen repitiendo la misma lucha para controlar su tierra y destino y lograr mantener su independencia de grupos foráneos, así sean de Tikal, España, los Estados Unidos o Zacapa. Esta lucha se muestra en los movimientos del péndulo de control de sus propios recursos y lugares sagrados, lo que hoy en día continua en movimiento aunque todavía no se sabe a cuál lado. Por las rutas de intercambio y recursos que tienen, esta lucha va a seguir para siempre, siempre con nuevos actores y nuevos intereses, aunque siempre será la misma historia.
Agradecimientos
Queremos agradecer a los historiadores Mark Lentz y Ruud van Akkeren; a la familia Tox Tiul; a los residentes de la Franja Transversal del Norte y a los miembros de Proyecto Salinas de los Nueve Cerros, especialmente a la co-directora Judith Valle.
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Fig. 1: Ubicación de la Franja Transversal del Norte
Fig. 2: Mundo maya con la ubicación de los sitios mencionados en este texto