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Representaciones zoomorfas y morfología de los silbatos del Sur y Este de Guatemala
La presente ponencia es una continuación de la presentada en el XXVIII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, titulada Motivos de Fauna en Silbatos de la Costa Suroriental de Guatemala, en la cual se analizaron 36 silbatos que mostraban animales naturalizados, entre los que se encontraban ranas, sapos, perros, armadillos, aves, cocodrilos, entre otros; los cuales podrían haber sido representaciones del medio ambiente de la Costa Sur y que pudieron tener usos domésticos y cotidianos. En esta ocasión se estudió una muestra de 18 silbatos zoomorfos y antropozoomorfos con características ceremoniales o de posibles deidades debido al ajuar que portan, a la complejidad de su morfología, a la carga simbólica de los animales presentados y a las características humanas que poseen.
Estos silbatos son muy numerosos (a diferencia del occidente de la Costa Sur, en donde se han hallado menos) y poseen rasgos similares zoomorfos y antropozoomorfos, se encuentran moldeados y se distribuyen por un área entre el suroriente de la Costa Sur, el oriente de Guatemala y el occidente de El Salvador (Boggs 1974); mostrando una tradición cultural e ideológica en común, la cual retrata especies animales que habitan en el medio ambiente imperante en la planicie costera y la bocacosta, con elementos que simbolizan aspectos presentes en la vida de los habitantes prehispánicos de esta zona, como por ejemplo, la fertilidad, la agricultura, los recursos naturales, el agua, etc. Esta tradición se encuentra enmarcada para el Clásico Tardío debido a la similitud de técnicas de manufactura e iconografía con otros ejemplos provenientes de otros sitios de la Costa Sur de Guatemala, relacionándose especialmente con la tradición Tiquisate.
La mayor parte de la muestra proviene de la costa de Santa Rosa, pero para poder hacer comparaciones de estilos y demostrar el alcance de las ideas plasmadas en estos silbatos, se incluyó un ejemplo procedente de Amatitlán y dos de la Cuenca del Río Motagua.
Debido a la destrucción indiscriminada de los sitios arqueológicos por la agricultura intensiva y la lotificación, los silbatos fueron rescatados de la tierra que se removía por lo que el contexto preciso de donde provenían no pudo ser determinado, aunque por las características iconográficas que poseen se puede inferir su función y temporalidad.
Contexto y Temporalidad
Como ya se presentó el año pasado (Mata y Serech 2014) y en 2006 (Mata 2006:189-199), estos artefactos fueron rescatados de las fincas Cerritos, Bonete, La Máquina, Santa Clara, San Francisco Miramar, Nueve Cerros y Covadonga, ubicadas en la Costa Sur de Santa Rosa, que engloba los municipios de Taxisco, Chiquimulilla y Guazacapán, en donde las máquinas agrícolas pasaron destruyendo varios montículos para la siembra de algodón en la década de 1950. Dentro de estos, las personas locales reportan que había entierros y ofrendas de los cuales posiblemente provienen algunos de los silbatos presentados en esta ponencia.
Esta área fue investigada primero por Franz Termer en 1948 y Edwin Shook en 1975, quienes reportaron varios sitios, además de reportar esculturas de estilo Cotzumalguapa y marcadores de juego de pelota; luego en 1974 y 1975 la Universidad de Missouri llevó a cabo una serie de prospecciones enfocadas en la ocupación Postclásica y Colonial de la zona. Entre 1988 y 1989, la Misión Franco-Guatemalteca registró la presencia de sitios mayores en la planicie costera cercana al Río Los Esclavos, reportando una alta densidad ocupacional y complejos tipo Acrópolis fechados para el Clásico (Estrada Belli et al. 1996:507). Posteriormente la zona entre la falda del volcán Tecuamburro y Cerro de la Consulta hacia el Pacífico (Estrada Belli et al. 1997:194) fue ampliamente estudiada por Francisco Estrada Belli y miembros de la Universidad de Boston del año 1995 a 1998, reportando 76 sitios arqueológicos, con una concentración importante de montículos habitacionales y un periodo de ocupación desde el Preclásico Temprano hasta la Conquista, siendo la mayor época de crecimiento ocupacional el periodo Clásico Medio y el Clásico Tardío (Estrada Belli et al. 1998:453-454), estando presente en el 70% de los sitios estudiados (Kosakowsky y Estrada 1997:713).
Además, uno de los silbatos de la muestra proveniente del norte de Amatitlán, cerca del Parque Naciones Unidas; y dos ejemplos provienen del margen sur del Río Motagua, en la aldea Palo Amontonado, municipio de Guastatoya, El Progreso.
La temporalidad de éstos se determinó mediante las características iconográficas y de manufactura y se concluyó que pertenecen al Clásico Tardío, principalmente por la presencia de la técnica de moldeado en todos estos y por tratarse de figurillas huecas, además de poseer características propias de la tradición Tiquisate, como ojos ovalados, rostros bien definidos y realistas, con una similitud con las esculturas de estilo Cotzumalguapa (Gómez 2006: 42 y 43); con características regionales. Otro factor que determinó la temporalidad de estos silbatos fue la gran cantidad de ejemplos en un área condensada, siendo indicador del aumento poblacional de la Costa Sur para el Clásico Tardío (Castillo 2008:23).
Medio natural del área de donde proviene la muestra
El área en donde se hallaron la mayoría de los silbatos de la muestra se encuentra entre la Costa Sur de Santa Rosa y la Bocacosta, presentando dos biomas con especies distintas pero con un clima cálido, húmedo y propenso a numerosas precipitaciones. El primer bioma corresponde a la Selva Subtropical Húmeda que se extiende en la ladera sur de la Cordillera Volcánica hacia la planicie de la Costa Sur (Villar 2003:114), a una altura desde los 1200 msnm a 500 msnm, se caracteriza por sus bosques de neblina frondosos y exuberantes, con especies de plantas latifoliadas; sus numerosas fuentes fluviales de agua que corren hacia el Océano Pacífico, y sus suelos volcánicos profundos, sueltos y fértiles (Ibíd.). Este bioma corresponde a un ecotono en donde convergen especies del altiplano con formas de vida costeras. Mientras tanto la Costa Sur se encuentra dominada por la Sabana Agadofítica Hidroripariana, la cual se extiende por la planicie del Océano Pacífico y que posee una altitud desde los 500 msnm hasta el nivel del mar; y se caracteriza por los innumerables ríos que bajan desde las montañas para llegar al mar; además de suelos con alto potencial agrícola, de origen volcánico y aluvial. Entre los biotopos que forman este bioma se encuentra la playa marina, los matorrales secos, los estuarios, los juncales, los pantanos salobres, los pastizales, la pampa, los bosques de galería y los manglares (Villar 2008:49-50).
La flora particular de la Selva Subtropical Húmeda consiste en árboles latifoliados (de hoja ancha) como el aguacate (Persea americana), volador (Virola), guapinol (Hymenaea), laurel (Cordia), mano de león (Bocconia), jocote (Spondias purpurea), cedro (Cedrela), cedrillo (Brunellia), tucuy (Pithecellobium), ceiba (Ceiba pentandra o aesculifolia) y balasa (Ochroma), paternas y cushines (Inga) (Villar 2003:122), zapote (Pouteria sapota), pacaya (Chamaedorea tepejilote), entre otras. En la Sabana Costera la flora característica consiste en palmeras (Arecaceae), madre cacao (Gliricidia sepium), mangle rojo (Rhizophora mangle) y mangles del género Avicennia y Conacarpus; conacastes (Enterolobium cyclocarpum), leguminosas de troncos gruesos, palo blanco (Cybistaxdonnell-smithii), corozo (Elaeisoleifera), árboles de hormigo (Platymiscium dimorphandrum), jícaros (Crecentia alata), arbustos de la especie Laguncularia recemosa, ixcanal (Acacia collinsi), entre otros.
Y la fauna más común la constituyen serpientes de diversas especies entre las que resaltan la “gushnayera” (Bothriechis bicolor), el cantil de agua (Agkistrodon bilineatus), la mano de piedra (Atropoides occidus), la cascabel (Crotalussimus), la tamagás (Porthidium ophryomegas), etc.; varios tipos de lagartijas, entre ellas los basiliscos (Bassiliscus vitatus); las iguanas (Iguana iguana), los garrobos (Ctenosaura similis); y otros reptiles como lagartos y tortugas marinas, por ejemplo la parlama (Lepidochelys Olivacea) en la Costa Sur; mamíferos como el ocelote (Leopardus pardalis), el jaguarundi (Puma yagouaroundi), venados de cola blanca (Odocoileus virginianus), pecaris (Pecari tajacu), tacuazines (Didelphis marsupialis), armadillos (Dasypus novemcinctus), micoleones (Potos flavus), cacomiztles (Bassarischus sumichrasti), pizotes (Nasua narica), y posiblemente en el pasado también hubieron monos araña (Ateles geoffroyi); además de aves como el pajuil (Crax rubra), la urraca (Calocitta formosa), el aguililla gris (Buteo nitidus plagiatus), orioles de diversas especies (Icterus), chachalacas (Ortalis vetula u Ortalis leucogastra), pavo crestado (Penelope purpurascens) y diversas especies de loros; y en los esteros, playas, manglares y pantanos de la Sabana Costera se pueden observar aves como la espátulas (Platalea ajaja), cigüeñas (Mycteria americana), gaviotas (Laridae), zopilotes de cabeza roja (Cathartes aura), pelicanos (Pelecanidae), jacanas (Jacana spinosa), caracarás (Caracara cheriway), jabirus (Jabiru mycteria) y garzas reales (Egretta alba), garzas azules (Egretta caerulea), entre otras. Además hay bastantes especies de sapos, ranas y salamandras.
Manufactura de los silbatos
La técnica de manufactura que se empleó en los silbatos analizados fue una combinación entre modelado y moldeado, siendo los cuerpos de las piezas y las boquillas modeladas, mientras que para los rostros y algunos detalles como alas, ajuares y manos, se utilizaron moldes; aunque hay unos ejemplos en donde la totalidad de la pieza fue moldeada como las correspondientes al Tipo 1, Silbato 2a, Tipo 4 y Tipo 6. En algunos ejemplos las orejeras, collares y otros aditamentos fueron aplicados mediante el pastillaje de porciones esféricas y cilíndricas de barro en las cuales luego se marcaron los detalles mediante punzonados, acanalados e incisiones.
Todos los silbatos de la muestra fueron hechos en dos partes para poder dejarlos vacíos. En los Tipos 1, 2, 3, 5, 6, 7 y 8, corresponden a las caras posterior y anterior, mientras que en el Tipo 2 pertenecen a los lados izquierdo y derecho. En la mayoría de las piezas se notan protuberancias en la unión entre ambas partes, aunque en otras casi no se percibe. Los silbatos totalmente moldeados se hicieron a base de dos hormas (una posterior y otra anterior, o bien izquierda y derecha, mientras que las parcialmente moldeadas se hicieron mediante dos piezas modeladas a las que luego se les aplicó mediante un molde sencillo, la cara, las manos o algunos aditamentos, notándose un abultamiento entre la parte moldeada con el resto de la pieza.
La mayoría de las piezas estaban recubiertas por engobe en el exterior, notándose los colores crema, naranja, gris, blanco y café; mientras que otras tuvieron pintura de colores, rojizos, negros y blancos.
Muestra
La muestra analizada se compone de 18 silbatos de barro con motivos zoomorfos y antropozoomorfos del periodo Clásico Tardío, los cuales fueron divididos en ocho grupos según las características morfológicas y la iconografía que estos tuvieran en común, para así poder determinar similitudes y diferencias entre las piezas de cada tipo, y conocer el propósito y significado de cada grupo.
Tipo 1 (N=4)
Corresponde a silbatos con representaciones de monos araña (Ateles geoffroyi) que poseen la boquilla y el canal de insuflación en un aditamento rectangular ubicado en la parte posterior del silbato, entre las piernas. El canal finaliza en la espalda baja en donde se encuentra el bisel, el cual rompe la corriente de aire para llevar el sonido por la caja de resonancia, que corresponde a la totalidad de la pieza. Solo un ejemplo de estos silbatos posee un agujero dactilar para el cambio de sonidos, ubicándose debajo de la cabeza en la parte posterior (Fig.1).
Estos poseen entre 6.8 cm y 9.9 cm de alto, 4.2 cm y 5.0 cm de ancho, 4.5 cm y 5.2 cm de largo. Y el sonido que producen va de agudo a medio.
Los silbatos que se engloban en este tipo portan elementos suntuosos como orejeras circulares, collares cilíndricos o planos con incisiones y punzonados, tocados compuestos por tres bandas con incisiones que van desde la nuca hasta la frente. Los cuatro ejemplos se encuentran apoyados en sus patas traseras con la cola levantada y apoyada sobre la cabeza. Los silbatos 1a y 1b poseen las manos sobre el vientre (Figs.1, arriba), el silbato 1c sobre las rodillas (Fig.1, abajo e izq.) y el 1d tiene los brazos cruzados sobre el pecho y las manos en los hombros (Fig.1, abajo y der.); este último posee su miembro viril expuesto y erecto, relacionando esta pieza con la fertilidad y pareciéndose a otros ejemplos de la costa occidental de Guatemala (Castillo et al. 2009:972).
Los silbatos 1a y 1d se encuentran recubiertos por un engobe de color crema, delgado y pulido, mientras que los ejemplos 1b y 1c solo tienen restos de pintura crema o naranja.
Tipo 2 (N=2)
Los silbatos que se engloban en el Tipo 2 representan, como los del tipo anterior, a monos araña (Ateles geoffroyi) pero poseen la boquilla y el canal de insuflación en el costado derecho, detrás del brazo de las piezas. El canal finaliza en la espalda media en donde se encuentra el bisel y el agujero de salida de aire, luego de que circule por la caja de resonancia que corresponde a toda la pieza, a excepción del silbato 2b de este tipo que posee los brazos y piernas aditados y sólidos (Fig.2).
El silbato 2a de este tipo tiene 7.0 cm de alto, 4.4 cm de ancho y 3.8 cm de largo; y el silbato 2b posee 11.5 cm de alto, 6.8 cm de ancho y 6.8 cm de largo. Los sonidos que producen son agudos, siendo el del silbato 2b mucho más profundo por las dimensiones de su caja de resonancia.
Los dos ejemplos difieren tanto en sus dimensiones como en sus rasgos y decoraciones, ya que el silbato 2a se encuentra naturalizado, con las piernas traseras flexionadas y los brazos cruzados en el pecho con las manos en los hombros (recordando al silbato 1d) y los ojos, nariz y boca pequeños (Fig.2, arriba e izq.); mientras que el silbato 2b posee objetos suntuosos como un collar ancho con incisiones, un cinturón cilíndrico y un tocado formado por tres cilindros incisos, con los rasgos de la cara prominentes, recordando al ejemplo del Tipo 3. Solo posee su brazo izquierdo, el cual se encuentra sobre la parte superior de la pantorrilla. Las piernas y el brazo derecho ya no se encuentran, dificultando la comprensión de su postura (Fig.2, arriba y der.).
Solo el silbato 2a se encuentra recubierto por un engobe grisáceo pulido, mientras que el 2b pareciera haber sido solamente alisado.
Tipo 3 (N=1)
En este tipo se incluye un solo ejemplo de silbato que representa a un mono aullador (Alouatta palliata). El silbato posee la boquilla en la parte posterior del cuello y directamente conectada al bisel y el agujero de salida de aire. La caja de resonancia corresponde a toda la pieza a excepción de los brazos y piernas que se encuentran aditados (Fig.3).
Las dimensiones de este silbato son 11.5 cm de alto, 6.8 cm de ancho y 6.8 cm de largo. Debido a su anchura, que proporciona de amplitud a la caja de resonancia, el sonido de esta pieza es muy grave y profundo.
En los rasgos del rostro, este silbato posee un gran parecido con el ejemplo 2b, ya que los ojos la boca y la nariz son muy prominentes. Además posee aditados elementos suntuosos como orejeras tubulares cilíndricas, un tocado hecho por tres cilindros que van desde la nuca hacia la frente con incisiones pequeñas y un collar compuesto por dos cilindros enrollados, bajo los cuales se adicionó una franja ancha con incisiones verticales. Por la falta de brazos y piernas no se puede determinar su posición pero pareciera estar sentado.
El ejemplo del Tipo 3 no parece haber llevado engobe ni pintura y solo haber sido alisado.
Tipo 4 (N=2)
El Tipo 4 posee solo dos silbatos, estos representan aves de estilo naturalista, posiblemente pajuiles (Crax rubra) debido a que poseen una cresta, el cuello alargado y el pico curvo (Fig.4).
El ejemplo 4a (Fig.4, arriba e izq.) posee un mayor detalle en sus facciones, siendo un silbato hecho con una dedicación especial y para una ocasión específica como ceremonias o danzas relacionadas a las aves y a conceptos asociados al cielo; mientras que la pieza 4b (Fig.4, abajo e izq.) pareciera ser una imitación del primero con una calidad mucho menor, quizá hecho para eventos más cotidianos, pero con el mismo significado.
Las piezas englobadas en este tipo poseen una morfología compleja ya que poseen un conducto auxiliar de aire en el vientre, el cual consiste en un cilindro vacío de aproximadamente 6.5 cm de alto en el silbato 4a y 3.3 cm en el silbato 4b por donde se sopla. El aire posteriormente corre por todo el cuerpo para luego entrar en la caja de resonancia que corresponde solo a la cabeza, que posee la boquilla en la parte inferior, y en la nuca se encuentra el bisel y el agujero de salida de aire.
Lo restringido de la caja de resonancia de los silbatos provoca que el sonido sea muy agudo, en el silbato 4a puede volverse más grave mediante un agujero dactilar ubicado en la frente. Esta característica sugiere que el objetivo de estos silbatos era resaltar la imagen y la representación iconográfica antes que el sonido.
Estos silbatos son de gran tamaño teniendo el ejemplo 4a, de alto 18.5 cm, de ancho 0.8 cm y de largo 10.6 cm. Mientras que el silbato 4b posee 15.2 cm de alto, 7.0 cm de ancho y 13.0 cm de largo.
Tipo 5 (N=2)
El Tipo 5 corresponde a silbatos con la representación de mamíferos que poseen la boquilla ubicada en la parte distal del hocico y una caja de resonancia secundaria mediante un agujero ovalado ubicada en el vientre, la cual hace que el sonido cambie según la fuerza con la que se sople el silbato.
El aire que pasa por la boquilla del silbato corre por la cabeza del mismo y luego sale por un agujero ubicado en la parte inferior de la cabeza que conduce hacia la caja de resonancia secundaria en el vientre, ahí el sonido se vuelve más fuerte y grave. Pero para poder lograr esto el aire debe entrar con fuerza a la caja secundaria, sino el sonido solo logra salir del agujero, provocando una resonancia suave y aguda (Fig.5).
En esta muestra solo dos ejemplos pertenecían a este tipo. El silbato 5a representa un tacuazín (Didelphis marsupialis), debido al largo del hocico, las orejas largas y una cresta en la parte superior, que también posee este animal (Fig.5, arriba e izq.). Este ejemplo tiene un alto de 12.6 cm, un ancho de 7.7 cm y un largo de 9.3 cm. Mientras que la caja de resonancia secundaria posee un ancho de 3.1 cm y un alto de 2.7 cm. Este ejemplo fue hallado en el noroeste del lago Amatitlan. El silbato 5a se encuentra recubierto por un engobe naranja a café pulido.
El segundo silbato (5b) representa posiblemente un agutí o cotuza (Dasyprocta punctata), debido a su hocico curvado y ancho, y sus orejas pequeñas, además de la carencia de colmillos visibles (Fig.5, abajo e izq.), este ejemplo además tiene un cinturón cilíndrico. El silbato 5b posee un alto de 15.2 cm, un ancho de 10.00 cm, un largo de 8.6 cm y la caja de resonancia secundaria posee un ancho de 2.7 cm. Este fue hallado en la costa sureste del departamento de Santa Rosa. Este silbato se encuentra erosionado por lo que no se pudo determinar que tratamiento de superficie tuvo.
Tipo 6 (N=4)
El Tipo 6 representa a personajes con máscaras de aves o animales humanizados con tres aditamentos rectangulares, dos en los costados, que podrían representar las alas y uno en el centro, poseen un collar cilíndrico con incisiones verticales, las manos en el vientre y un cinturón con un moño en el frente. El pico de estos silbatos es corto y curvo, pudiendo ser la representación de aves de presa como las águilas y los gavilanes, además en la parte superior de la cabeza se pueden notar pequeñas plumas. El ejemplo 6a (Fig.6, arriba e izq.) posee aditamentos circulares en la parte superior de los pies, pareciéndose a las decoraciones de los silbatos del Tipo 7. Dos silbatos de este tipo se encuentran recubiertos por un engobe café pulido, los restantes se encuentran muy erosionados. Las dimensiones de estos silbatos van de 7.6 cm a 8.1 cm de alto, 7.6 cm a 8.4 cm de ancho y 4.2 cm a 6.2 cm de largo.
Los silbatos que corresponden a este tipo poseen la boquilla en un aditamento ubicado en la espalda, representando la cola del animal, esta es muy delgada, permitiendo solo el acceso de una corriente leve de aire, que recorre la totalidad del cuerpo de las piezas, para luego cortarse y salir por un agujero ubicado en la espalda baja. Esto crea que el sonido de las piezas sea muy agudo y suave (Fig.6).
Tipo 7 (N=1)
Este tipo está representado por un solo ejemplo, el cual corresponde a una figura alada con el rostro de un felino en actitud agresiva, moldeado. Posee un tocado semicircular con un agujero en el centro que lo atraviesa, siendo un colgante; además posee un collar cilíndrico con dos elementos redondeados con un punzonado ancho en el centro en ambos extremos del collar. Las alas, las extremidades inferiores y la cola están hechas por medio de cilindros modelados. Tiene una altura de 8.2 cm, un ancho de 7.0 cm y un largo de 4.2 cm, con un sonido muy agudo (Fig.7).
La boquilla de este silbato se encuentra en un aditamento cilíndrico en la espalda baja que representa la cola; el aire corre por toda la caja de resonancia que corresponde solo al cuerpo y cabeza, para luego salir por un agujero ubicado en la espalda baja.
Posiblemente esta representación pudiera ser un dualismo entre un ser celeste y un animal terrestre. El tema de la dualidad es común en las manifestaciones artísticas, iconográficas y cosmogónicas de los pueblos mesoamericanos, por ejemplo la Serpiente Emplumada, seres antropo-zoomorfos (de la Garza, 1998:124-125), rostros con un lado esqueletizado y otro vivo; y figuras andróginas (Castillo et al. 2009:973).
Tipo 8 (N=2)
Este tipo engloba a dos silbatos similares que corresponden a personajes antropomorfos ataviados como aves posiblemente representando “Guerreros Águila”, comunes en las representaciones iconográficas del Clásico Tardío y Postclásico; o bien a bailarines, parecidos a los danzantes del Baile de las Guacamayas, llevado a cabo en el municipio de Santa Cruz Verapaz, Alta Verapaz (Castro 2014:4). El cuerpo de estos silbatos fue modelado, y los rostros y manos moldeados. La parte superior del traje que ostentan los personajes posee el rostro de un ave de pico grande y curvado (posiblemente una magnificación de un ave de rapiña), con dos aditamentos rectangulares a ambos lados del rostro y uno triangular sobre este con un agujero que traspasa el barro, sirviendo como colgante. En los costados se encuentran dos alas triangulares y en los pies poseen dos aditamentos circulares.
Estos silbatos no poseen engobe pero la pasta se encuentra pulida, con rastros de pintura azul en el área del cuello, probablemente representando un collar; además tienen la particularidad de poseer pintura grisácea a negra muy pulida que cubre por completo los rostros de los personajes y sus manos, además de dibujar los ojos de las aves y dos líneas que rodean el pico. Esta aplicación es muy común en los silbatos y figurillas de la tradición Tiquisate, y generalmente se encuentra delineando elementos del tocado, rostro, manos, collares, brazaletes y faldas (Castillo 2008:34).
Estos silbatos poseen una altura de 11.3 cm, un ancho de 8.5 cm y un largo de 6.8 cm, con un sonido entre medio y agudo. Poseen la boquilla en un aditamento cónico en la espalda baja que representa la cola, la caja de resonancia corresponde a todo el cuerpo de la pieza y el agujero de salida de aire se halla directamente sobre la boquilla.
Los dos ejemplos que contiene esta muestra fueron hallados en el margen sur del Río Motagua, en la aldea Palo Amontonado, del municipio de Guastatoya, departamento de El Progreso. Según fuentes locales, estas provienen de una tumba abovedada que fue destruida al removerse para fines agrícolas el montículo que la contenía.
Interpretaciones
Los silbatos que se presentaron en esta ponencia parecieran ser de una misma tradición del Clásico Tardío en la Costa Sur y quizá fue exportado hacia el Altiplano y el Oriente del país debido a la presencia de figurillas similares en Amatitlán y El Progreso, a su vez estos artefactos eran fabricados en serie; además las características iconográficas sugieren que fueron empleadas en ceremonias y bailes rituales debido a tres factores importantes:
- Los animales, aunque sus rostros parecen naturalizados, se encuentran deidificados mediante ricos ajuares como collares, orejeras, cinturones y pulseras, además de poseer posturas humanas.
- La complejidad de la morfología de algunos silbatos como los del Tipo 4 (Fig.4) y Tipo 5 (Fig.5), sugiere que la figura que representaba y el juego de sonidos que generaba eran planificados para ocasiones especiales y para demostrar una magnificencia de las piezas.
- La cantidad de animales de una misma especie representados no son tan numerosos como los silbatos que posiblemente eran utilizados en actividades domésticas.
Estos silbatos pudieron haber tenido tres significados y propósitos por los cuales fueron hechos y para que se utilizaron:
- Los artefactos del Tipo 8 corresponden a bailarines con traje de águila, aplicándose este concepto hacia los silbatos de los tipos 1, 2, 3, 5 y 6, demostrándose una combinación entre el ser humano y los animales, siendo una representación del “nahualismo”, o la habilidad del hombre para transformarse en un animal. Tema recurrente en leyendas del Altiplano del Área Maya, en donde a las personas con este don se les conoce como Charocoteles, quienes por la noche cambian de forma (Petrich y Ochoa 2003:223). Pero también pueden representar a los participantes de las ceremonias y bailes en los que son empleados estos silbatos.
- Los animales personificados poseían una significación especial para los habitantes de la Costa Sur, siendo símbolos de las fuerzas naturales y de los niveles cósmicos, encarnaciones o epifanías de elementos cotidianos, intercesores entre los dioses y el hombre, protectores de linajes y alter ego de los seres humanos (de la Garza 1998:123). Debido a que estos poseen funciones biológicas más desarrolladas que los hombres, por ejemplo visión nocturna, alas, garras, adaptación al agua, colmillos, agilidad para trepar árboles y rocas, entre otros (Ibíd.). Por lo que los silbatos podrían haber servido para ceremonias relacionadas a los atributos de los animales representados.
Por ejemplo a los monos se les relacionaba, en el Popol Wuh, con las artes debido al parecido con el ser humano, las actitudes gráciles de estos y a sus habilidades manuales (Emery, 200:404); al pajuil se le relacionaba con el cielo nocturno según Mercedes de la Garza (1998: 129) debido a su plumaje obscuro; mientras que a los gavilanes y águilas se les relacionaba quizá con elementos celeste debido a su alto vuelo (Ibíd.); y a los tacuazines se les asociaba con el maíz que según Valadez y Arrellín (2000:329) (citados por Linares 2009:991), roba este alimento del inframundo para dárselo a los mortales; quizá estos mismos atributos los tuvo la taltuza, ya que ambos animales se alimentan de los granos de las milpas por medio de túneles.
- Los silbatos también pudieron ser representaciones de alter ego de los seres humanos, conocidos como wayob en la epigrafía e iconografía de las Tierras Bajas, estos seres son compañeros “espirituales” de cada persona (Houston y Stuart 1989:1-2). Se cree que cuando una persona nace, nacía un animal silvestre (Nájera 2002:131), en vida, el individuo compartía las características del way: la astucia de la serpiente, la agilidad del mono, la rapidez del conejo o la fuerza del jaguar, por ejemplo; ambos seres (el humano y su co-esencia animal), compartían al final el mismo destino (enfermedades, accidentes y muerte), ya que ambos comparten un aliento vital. Actualmente los wayob son conocidos como nahuales (Ruz 2002:338). Tal vez cada persona o familia tenía su propia serie de silbatos, representando a sus animales acompañantes, que utilizaban en rituales relacionados a estos.
- Los sonidos de los silbatos recreaban el medio ambiente que rodeaba los asentamientos en este sector de la Costa Sur, del cual obtenían madera para cocinar y construir, agua, alimento tanto vegetal como animal, artículos suntuosos y para el arreglo personal; y productos para el comercio interior y exterior. Por lo que quizá con ceremonias de música y sonido agradecían los favores que su entorno les regalaba.
Comentario final
La gran cantidad de silbatos en la Costa Sur de Santa Rosa demuestra una tradición local importante para el Clásico Tardío, en donde estos artefactos fueron empleados para ceremonias, bailes, comunicación, cacería y para el deleite personal de los habitantes de este espacio y que representan ideologías, elementos religiosos y apreciaciones del medio ambiente local. Lamentablemente esta área ha sido desde finales del Siglo XIX modificado intensamente por el ser humano principalmente para la agricultura industrial, que ha significado la destrucción de una gran cantidad de sitios arqueológicos, sumándose el saqueo de estos debido a la falta de atención de investigadores y autoridades que han dejado abandonado esta parte de la Costa Sur, perdiéndose el contexto de la mayoría de artefactos que provienen del área, dificultando así la interpretación y la comprensión de las dinámicas sociales y culturales que se llevaron a cabo en estos sitios arqueológicos. Con esta investigación se puede proporcionar importante información sobre las sociedades prehispánicas del suroriente de Guatemala, por lo tanto es de suma urgencia que se realicen estudios serios y extensos de este sector de Santa Rosa antes de que sea casi imposible investigar estos sitios.
Referencias
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Fig. 1. Silbatos del Tipo 1 que representan Monos Arañas (Ateles geoffroyi) con un esquema de la morfología de los ejemplos de este tipo (Fotografías de silbatos y dibujo Emanuel Serech; y fotografía de Mono Araña de M. Sileo).
Fig. 2: Silbatos del Tipo 2 que representan Monos Arañas (Ateles geoffroyi) con un esquema de la morfología de los ejemplos de este tipo (Fotografías de silbatos y dibujo de Emanuel Serech; fotografía de Mono Araña de A. Hernández).
Fig. 3: Silbatos del Tipo 3 que representan Monos Aulladores (Alouatta pigra) con un esquema de la morfología de los ejemplos de este tipo (Fotografías de silbatos y dibujo de Emanuel Serech; fotografía de Mono Aullador de T. Marent).
Fig. 4. Silbatos del Tipo 4 que representan Pajuiles (Crax rubra) con un esquema de la morfología de los ejemplos de este tipo -las flechas simbolizan el curso del aire por el silbato- (Fotografías de silbatos y dibujo de Emanuel Serech; fotografía del Pajuil de R. Siegel).
Fig. 5. Silbatos del Tipo 5. El superior representa a un Tacuazin (Didelphis marsupialis o virginiana) y el inferior representa una Cotuza (Dasyprocta punctata). Con un esquema de la morfología de los ejemplos de este tipo (Fotografías de silbatos y dibujo de Emanuel Serech; fotografía del Tacuazin de G. Kramer y de la Cotuza de P. Nijenhuis).
Fig. 6. Silbatos del Tipo 6, que podrían representar Águilas, posiblemente Harpías (Harpia harpyja), con un esquema de la morfología de los ejemplos de este tipo (Fotografías de silbatos y dibujo de Emanuel Serech; fotografía del Águila Harpía de Zoológico de Miami).
Fig. 7. Silbato del Tipo 7, que representa un ser dual, con cuerpo de ave y cabeza de félido, con un esquema de su morfología (Fotografías de silbatos y dibujo de Emanuel Serech).
Fig. 8. Silbatos del Tipo 8, que representa personajes ataviados con trajes de aves rapaces, con un esquema de su morfología. Los silbatos poseen una pintura grisácea a negra parecida a las figurillas Tiquisate (Tomado de Castillo, 2008 y fotografías de silbatos y dibujo del esquema de Emanuel Serech).