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Amaroli, Paul, Bernard Hermes y Juan Luis Velásquez
1994 Recientes investigaciones en Antiguo Cuscatlán, El Salvador. En VII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 1993 (editado por J.P. Laporte y H. Escobedo), pp.527-542. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.
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RECIENTES INVESTIGACIONES EN ANTIGUO CUSCATLÁN,
EL SALVADOR
Paul Amaroli
Bernard Hermes
Juan Luis Velásquez
Durante los años que duró la guerra civil en la República de El Salvador, la investigación arqueológica tuvo un período de paralización casi total, dándose únicamente algunas tareas emergentes de rescate llevadas a cabo por el Departamento de Arqueología de la Dirección del Patrimonio Cultural y trabajos con temporadas de corta duración en lugares específicos, tal el caso del sitio Joya de Cerén.
La firma de los acuerdos de paz en el país trajo consigo el retorno de gran cantidad de capital, lo que ha resultado en un inmenso aumento en la inversión, tomando gran auge el ramo de la construcción, el cual ha producido un fuerte impacto destructivo sobre los vestigios arqueológicos, principalmente en aquellos casos en que estos se encuentran en el área de centros urbanos mayores en expansión debido a procesos de urbanización y, en menor escala, en poblados menores en los que también es un fuerte factor causal de deterioro el avance de las fronteras agrícolas por la necesidad de más tierra para cultivar, siendo considerada la utilidad de estas acciones superior a la que daría la preservación de las obras del pasado.
El patrimonio arqueológico es el resultado material de procesos sociales que al ser interpretados nos ayudan a comprender el pasado y muchas de las características de la sociedad actual, que van marcando pautas para el futuro; o sea que el patrimonio arqueológico debe concebirse como un recurso (teniendo siempre presente que es de tipo no renovable), algo que trae y traerá utilidades (tangibles e intangibles) no solo en el presente sino en el futuro.
Comprender que esta destrucción es nociva no solo para quienes vivimos actualmente, sino también para las generaciones futuras debe ser una fuerte motivación, para que se planifique, legisle y actúe de tal manera que el mejoramiento de la calidad de vida material de la población no presuponga el deterioro irreversible del patrimonio arqueológico de la nación.
Mientras más sectores de la sociedad se involucren en la protección, rescate e investigación del patrimonio arqueológico, más y más personas estarán ayudando a mantener vigente la identidad y fundamento histórico de la nación, llegándose por este medio a la integración de pasado y presente, lo cual al conseguirse dará como resultado generaciones capaces de encontrar un sentido al porvenir colectivo del país.
Un ejemplo dramático de destrucción de un sitio arqueológico debido al crecimiento urbano es Kaminaljuyu en Guatemala, donde cientos de edificaciones, hallazgos, artefactos y rasgos diversos, con todo su cúmulo de información, se han perdido para siempre; estando a punto de ocurrir una catástrofe similar en el sitio Cuscatlán, tal y como ya fue advertido por Amaroli (1986:1; 1992:1).
ANTECEDENTES
Con el fin de exponer los puntos principales sobre Cuscatlán, se han extraído los siguientes párrafos de los planteamientos de Paul Amaroli (1992). Los antepasados de los Pipiles históricos llegaron de México al sureste de Mesoamérica entre los años 900 y 1000 DC, en una de las migraciones prehispánicas mejor documentadas en la arqueología americana, constituyéndose en un tema comentado desde la conquista hasta la actualidad (Amaroli 1992:1).
La cultura material Pipil ha sido comparada en diversas ocasiones con la de sus contemporáneos Toltecas en el centro de México, a nivel cerámico es notoria la ruptura total con las tradiciones del Clásico Tardío y los fuertes nexos con el centro de México que muestran algunas variedades.
Durante el período Protohistórico, existía un estado tributario Pipil dominado desde su capital Cuzcatán (Cuscatlán), teniendo control en el área de Izalco de las huertas de cacao más intensivas de Mesoamérica. Sea como fuere su división interna, el área Pipil cubría casi la mitad del territorio salvadoreño, abarcando sus regiones centro y occidental, así como partes de Guatemala, Honduras y Nicaragua.
La provincia de Cuscatlán abarcaba cerca de 9000 km² y en ella habitaban cerca de 350,000 personas, viviendo en su capital entre 6 y 7 mil habitantes (Figura 1).
«Cuscatlán es un nombre de alta significación para la historia salvadoreña. Se refiere a la provincia nativa de mayor importancia existente en el territorio nacional…, hasta en la vida diaria, cuando se quiere referir a una persona de El Salvador… es común ocupar la palabra cuscatleca» (Amaroli 1986:1).
INVESTIGACIONES RECIENTES
1. PROGRAMA DE RESCATE EN URBANIZACIÓN MADRE SELVA
La urbanización se ubica en la jurisdicción de Antiguo Cuscatlán, justamente al este de la nueva Embajada de los Estados Unidos de América, cubriendo un área aproximada de 120 manzanas, de las que cerca de la mitad se encuentra dentro del sitio arqueológico.
Los trabajos permitieron documentar vestigios de dos épocas de ocupación fechadas entre los años 600 y 1524 DC, lapso de tiempo que abarca los períodos Clásico Tardío y Postclásico.
CLÁSICO TARDÍO (600-900 DC)
Una aldea grande cubría alrededor de 50 hectáreas en las inmediaciones de Plan de la Laguna, habiendo estado conformada por numerosos ranchos de bajareque, alrededor de los cuales los habitantes cavaban agujeros en el terreno y los iban rellenando con basura, la cual, al ser analizada, presenta un amplio testimonio de la forma de vida y relaciones del grupo humano allí asentado.
Los muertos eran enterrados en las inmediaciones de las viviendas, siendo colocados en posición decúbito lateral flexionado, con la cabeza orientada hacia el norte y acompañados de ofrendas consistentes por lo general en vasijas cerámicas (cántaros y platos) y ocasionalmente algún artefacto de piedra o cerámica, como por ejemplo pitos.
La mayor parte de entierros recuperados se localizaron dentro de la tefra Ilopango (comúnmente llamada tierra blanca), la cual es producto de la inmensa erupción del volcán Ilopango que tuvo lugar entre los años 100 y 200 DC; esta tierra, debido a su acidez, destruye los restos óseos, por lo que la mayor parte de entierros consisten únicamente en las piezas componentes de la ofrenda, habiendo desaparecido por completo los huesos o persistiendo como una mancha borrosa en la tierra.
Preliminarmente puede decirse que la población que habitó el área durante este momento, pertenecía al mismo grupo étnico que los habitantes de San Andrés, Joya de Cerén y otras comunidades coetáneas del valle de Zapotitán; este grupo humano estaba estrechamente relacionado con los ocupantes del área de Chalchuapa y Santa Ana (Fase Payu), probablemente hasta el grado de compartir un mismo idioma, que es factible perteneciera a la familia lingüística Maya.
Entre los años 800 y 900 DC, muchas comunidades situadas en el sur de Mesoamérica fueron abandonadas; este fenómeno es conocido como Colapso Maya por haber sido detectado inicialmente en la zona de Tierras Bajas. Posteriormente, a través de los trabajos de investigación efectuados en las últimas décadas, se tiene claramente establecido que este fenómeno abarca un área geográfica mucho más amplia y afectó a diversos grupos étnicos y zonas ecológicas, entre las que se incluye todo el territorio que ocupa en la actualidad la República de El Salvador, manifestándose en sitios monumentales como San Andrés, Quelepa, Cara Sucia y Tazumal.
POSTCLÁSICO (900-1524 DC)
Como se mencionó anteriormente, alrededor del año 900 DC tuvo lugar una migración masiva de México hacia Centroamérica, siendo los grupos humanos que participaron en este movimiento portadores de tradiciones e idioma Nahua similares a los toltecas contemporáneos; estos grupos llegaron a establecer pequeños enclaves en Guatemala, Honduras y Nicaragua, pero su concentración principal fue en el centro y occidente del territorio salvadoreño, en donde ocuparon una extensa región geográfica que abarcaba desde el río Paz hasta el río Lempa.
Uno de los hallazgos más significativos dentro del programa de rescate en Madre Selva fueron dos grupos de estructuras Pipiles, que pueden ser interpretados uno como el centro de un linaje preeminente dentro de la comunidad y el otro como una zona ceremonial (Figura 2).
El primer grupo es una plazuela formada por tres estructuras (Nos. 2, 3, 4), de planta rectangular (5 x 20 m), con apariencia de salas grandes (¿edificios de tipo palacio?), las que pudieron funcionar como residencia de uno de los linajes que gobernaban la comunidad. Durante el proceso de excavación se determinó que estos edificios fueron quemados, encontrándose puntas de flecha en regular cantidad junto a los cimientos (Figura 3).
El segundo grupo está formado por cuatro montículos (Nos. 5, 6, 7, 8), que alcanzan dimensiones máximas de 20 m de diámetro y 2 m de alto (Figura 4).
En vísperas de la llegada europea, la comunidad de Cuscatlán dominaba la mayor parte (si no la totalidad) del área Pipil salvadoreña, recibiendo según la escasa documentación existente, el tributo de más de 50 comunidades.
2. PROGRAMA DE SALVAMENTO EN URBANIZACIÓN CUMBRES DE CUSCATLÁN
Según las pautas del convenio, los trabajos dieron inicio en el Sector III, continuando en su orden los sectores I, II, IV y V. Hay un plazo límite de 45 días calendario para efectuar el muestreo de cada sector, aunque debe mencionarse que cuando ha existido necesidad de ampliar un plazo de tiempo, la compañía urbanizadora ha colaborado sin poner ningún tipo de impedimento.
El área en la actualidad es una finca cafetalera; la urbanización se divide en cinco segmentos (Figura 5) y se ubica inmediatamente al sur de la localidad de Antiguo Cuscatlán, colindando al oeste con la urbanización Madre Selva (Sector V) y al norte con una laguna actualmente extinta que ocupaba el área de un cráter volcánico, zona que actualmente lleva el nombre de Plan de la Laguna.
METODOLOGÍA
1. TRABAJO DE CAMPO
El sistema de trabajo de campo utilizado ha sido definido según las características de cada sector trabajado, siendo siempre el paso inicial un recorrido del área con el fin de conocer su topografía y tratar de localizar cualquier evidencia de ocupación prehispánica superficial.
2. TRABAJO DE GABINETE
Esta fase de trabajo no se ha iniciado formalmente, únicamente se ha lavado y revisado de manera preliminar el material, teniéndose contemplado dentro de la planificación trabajar a nivel tabulación el 100% de la muestra recuperada de todas las industrias y en el caso específico de la cerámica, se utilizará el sistema de análisis Tipo-Variedad-Modal.
SECTOR III
Fue trabajado por medio de un sistema de muestreo de tipo aleatorio que permitió de manera breve y eficaz, obtener una perspectiva general de la estratigrafía del área y de los vestigios culturales existentes en ella.
No se detectó ningún tipo de actividad constructiva; sin embargo, la presencia de tiestos y obsidiana muestran ocupación durante los períodos Clásico Tardío y Postclásico. El material cultural se concentró en la capa de tierra negra (0.50 m aproximado) superficial que se encuentra sobre la tefra Ilopango, que en este sector no fue excavada en su totalidad (Figura 6a).
SECTOR II
Debido a su conformación topográfica, ya que se encuentra ubicado en una cañada y una fuerte pendiente, se decidió utilizar un sistema compuesto por siete ejes, de los que cuatro se orientaron norte-sur, excavándose tres calas de 3 x 1 m en cada uno de ellos, habiendo sido situadas de manera que conformaran tres ejes con orientación este-oeste (Figura 7).
El control estratigráfico se hizo a través de estratos naturales, siendo por lo general la conformación natural del terreno: un estrato de tierra negra orgánica a nivel superficial, inmediatamente debajo se encuentra la tefra Ilopango y debajo de ésta el suelo anterior a la erupción. Fueron detectadas posibles modificaciones antrópicas al terreno consistentes en rellenos constructivos de una plataforma de barro construida durante el Preclásico, lo cual podrá confirmarse al analizar el material cultural recuperado en asociación a este rasgo.
El material cerámico es escaso y se fecha mayormente para los períodos Clásico Tardío y Postclásico, pero existen algunos lotes profundos que mostraron material Preclásico.
SECTOR I
Este sector se encuentra separado de los demás que conforman el área de trabajo, está ubicado más al norte que los restantes y abarca un área de 11,228 m².
Se caracteriza por la presencia de pequeñas terrazas escalonadas que descienden hacia el noreste y una plataforma alargada en forma de L en su extremo este (Figura 8).
Fue investigado por medio de un sistema de tres ejes en los que fueron excavados pozos y trincheras, también se efectuaron pozos de sondeo aislados realizándose en total 33 suboperaciones (Figura 9).
EJE A-A’
Mide 130 m de largo y orientado a 315° (Figura 10a), incluye 12 suboperaciones (Nos. 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 18, 20, 25, 30 y 32), en el se apreció la construcción de una plataforma que debió sostener una o más construcciones de material perecedero, la cual tiene como límite un muro de piedra sin cortar con medidas promedio de 0.30 m de largo x 25 m de alto (Figura 11).
Hacia el noreste de esta plataforma se observó el nivel de un patio indudablemente relacionado a ella, el cual se construyó nivelando la capa de tierra blanca (Subops.3, 32 y 4).
La Subop.5 mostró el descenso y el talle de la tierra blanca y en las Subops.6 y 7 una estratigrafía carente de tierra blanca, la que debió ser removida en tiempos prehispánicos y en su lugar se colocó tierra negra orgánica para conformar un área de cultivo.
La diferencia de altura entre sus extremos norte (Subop.7) y sur (Subop.25) es de 3.70 m, existiendo entre ellas la plataforma mencionada y tres terrazas escalonadas.
EJE B-B’
Mide 50 m de largo y está orientado a 225° (Figura 10b), incluye 6 suboperaciones (Nos. 3, 8, 9, 10, 15, 16) y está amarrado con el eje A-A’ por medio de la Subop.3.
La diferencia de altura entre sus extremos oeste (Subop.16) y este (Subop.10) es de 4.40 m siendo posible notar con ello la configuración del patio frente a la plataforma en L su descenso al oeste y el ascenso a la parte superior de la plataforma mediante un talud.
EJE B-A
Mide 90 m de largo y está orientado a 140° (Figura 10c), incluye 6 suboperaciones (Nos. 10, 21, 23, 24, 28, 29) amarra con el eje B-B’ por medio de la Subop.10 y se localiza en la parte superior de la plataforma en forma de L y con esta excavación fue claramente detectado que sus constructores efectuaron grandes movimientos de tierra blanca con el fin de acondicionar el terreno a sus requerimientos y necesidades.
HALLAZGOS
Además de los rasgos constructivos mencionados, destaca el hallazgo de cuatro ofrendas todas ubicadas en el eje A-A’ que corta longitudinalmente el patio entre las plataformas en su parte central.
OFRENDA NO. 1
Localizada en el extremo norte de la Subop.20, consiste en seis vasijas cerámicas colocadas en una cavidad de 0.5 x 0.5 m a una profundidad de 1.20 m cortando un piso de tierra apisonada (Figura 6).
Las piezas son cinco cuencos y un plato trípode (Figura 12), todos con decoración policroma, cuatro de ellas del grupo cerámico Copador (Figuras 12 a, d, e, f, 13), una del grupo Palmar (Figuras 12 b, 14) y la restante probablemente del grupo Arambala (Figura 12 c) se fecha para el Clásico Tardío.
OFRENDA NO. 2
Localizada en la Subop.32 dentro de un corte en la tierra blanca, consiste en un cántaro de gran diámetro (0.44 m), sin engobe, con el cuello cortado y un tiesto grande a modo de tapadera, que contenía en su interior piezas dentales de un infante y un cántaro miniatura con decoración en rojo/ante. Se fecha para el Clásico Tardío (Figura 15 a, b).
OFRENDA NO.3
Localizada al sur de la Ofrenda 1, tiene como único componente un cántaro globular de 13.5 cm de alto y decoración en rojo/ante, el borde es rojo así como los diseños que son círculos situados en la parte superior del cuerpo, la base ante cubre toda la pieza. Se fecha para el Clásico Tardío (Figura 15c).
OFRENDA NO.4
Situada cerca de 0.75 m al sur de la Ofrenda 2, presentó como componente una piedra de moler cortada por la mitad al que le quedan dos soportes y tres manos de metate. Todas las piezas se encuentran fabricadas sobre piedra volcánica y por su cercanía y asociación estratigráfica con la Ofrenda 2, es factible fecharle para el Clásico Tardío.
SUMARIO
Existe una ocupación Preclásica detectada de manera escasa; para el Clásico Tardío se observa una fuerte actividad constructiva efectuada por personas con relacionadas de alguna manera a centros con filiación a cultura Maya de Tierra Baja.
Esta especulación sobre la filiación de las personas que llegan a repoblar el valle de las Hamacas en algún momento cercano al año 700 DC es factible debido al material cerámico recuperado y particularmente por los materiales que conformaron la Ofrenda 1.
La evidencia Postclásica es notoria, pero se hace difícil describirla debido al mal estado de conservación que presenta sin haberle analizado de manera formal.
BREVES CONSIDERACIONES FINALES
Tomando en cuenta la evidencia obtenida a la fecha en ambos trabajos de rescate, podemos decir que el área estudiada presenta una escasa ocupación Preclásica, aunque la poca evidencia puede deberse a la escasa excavación a niveles muy profundos que ha sido efectuada debido a la presión de tiempo con que ha tenido que trabajarse.
Durante el Clásico Temprano existe un abandono del área provocado por la erupción de Ilopango, la cual convirtió en un área inhabitable el centro del país.
El Clásico Tardío muestra evidencia de fuerte actividad constructiva efectuada por personas que vuelven a poblar el valle de las Hamacas luego de cerca de 400 años de abandono; este o estos grupos muestran nexos al menos a nivel cerámico con centros afiliados a la cultura Maya de Tierra Baja.
La evidencia del periodo Postclásico es abundante y aunque a la fecha no ha sido factible determinar si es únicamente de una parte del periodo o si por el contrario muestra continuidad hasta el momento de contacto (periodo Protohistórico); la evidencia cultural recuperada es de diversa índole, por lo que al estudiarse con mayor profundidad aportará datos de importancia que permitirán ampliar el conocimiento de la sociedad Pipil que habitó el territorio salvadoreño hasta el momento de la invasión europea.
Se recuperó en muy escasa frecuencia cerámica Mayólica, la cual no ha sido posible asignar correctamente a nivel temporal.
REFERENCIAS
Amaroli, Paul
1986 En la búsqueda de cuscatlán: un proyecto etnohistórico y arqueológico. Informe presentado a la Dirección de Patrimonio Cultural, San Salvador.
1992 Resumen de los descubrimientos en el rescate arqueológico que se efectúa en la urbanización Madre Selva ex-finca Santa Elena, Antiguo Cuscatlán. Informe presentado a la Dirección de Patrimonio Cultural, San Salvador.
Figura 1 Límites tentativos de la Provincia de Cuscatlán
Figura 2 Ubicación de estructuras Pipiles en Madre Selva
Figura 3 Plano y reconstrucción ideal de la Estructura 2
Figura 4 Bosquejo reconstructivo de Estructura 5
Figura 5 Plano de la Urbanización Cumbres de Cuscatlán
Figura 6 Rasgos diversos en Secciones I y III
Figura 7 Ejes Sección II
Figura 8 Reconstrucción ideal Sector I
Figura 9 Ubicación de suboperaciones en Sector I
Figura 10 Ejes en Sector I
10a Cara oeste eje A – A’
10b Cara norte eje B – B’
10c Cara este eje C – C’
Figura 11 Elevación frontal muro de sostén (Sección I – Subop.33 – Lote 1)
Figura 12 Vasijas componentes de Ofrenda 1 (Sección I – Subop.20 – Lote 2)
12a Pieza No. 1
12b Pieza No. 2
12c Pieza No. 3
12d Pieza No. 4
12e Pieza No. 5
12f Pieza No. 6
Figura 13 Detalle pieza No. 1, Ofrenda 1
Figura 14 Detalle pieza No. 2, Ofrenda 1
Figura 15 Ofrendas 2 y 3
15a Pieza No. 1 (Ofrenda 2)
15b Pieza No. 2 (Ofrenda 2)
15c Pieza No. 1 (Ofrenda 3)