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Davis-Salazar, Karla L.
2003 Las lagunas de Copan: Implicaciones sociales del manejo del agua en el centro urbano. En XVI Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2002 (editado por J.P. Laporte, B. Arroyo, H. Escobedo y H. Mejía), pp.931-947. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.
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LAS LAGUNAS DE COPAN:
IMPLICACIONES SOCIALES DEL MANEJO DEL AGUA
EN EL CENTRO URBANO
Karla L. Davis-Salazar
Durante el reconocimiento del valle de Copan en Honduras en 1975-1978, el Proyecto Arqueológico Copan, Primera Fase (PAC I), identificó dos lagunas grandes en los barrios urbanos alrededor del centro cívico-ceremonial del sitio Maya Clásico de Copan (Fash y Long 1983). Una de las lagunas se ubica en el barrio El Bosque al oeste del Grupo Principal y está equidistante de tres grupos residenciales de elite (Figuras 1 y 2). La otra laguna está rodeada de tres grupos residenciales de elite en el centro de Las Sepulturas, el barrio al este del Grupo Principal (Figura 3).
Tres de estos seis grupos (Grupos 10L-32, 9N-8, y 8N-11) han sido excavados ampliamente (Andrews y Fash 1992; Sanders 1986; Webster et al. 1998). En cada uno de los grupos excavados se halló un edificio adornado de imágenes relacionadas con el agua no corriente, las cuales evocan los vínculos ancestrales y la geografía sagrada (Fash s.f.; Puleston 1976, 1977; Rands 1955; Thompson 1951). En particular, la figuras centrales de la Estructura 10L-32 en el Bosque (Andrews y Fash 1992), y las Estructuras 8N-66S (Webster et al. 1998), y 9N-82 (Fash 1989) en Las Sepulturas, llevan tocados de nenúfar y/o collares de nenúfar – el nenúfar siendo un símbolo de poder común durante los reinos de los últimos dos gobernantes de Copan (Fash s.f.).
Barbara Fash (s.f.) propone que el tocado de nenúfar refiere explícitamente a los papeles administrativos y rituales asociados al uso y manejo de las fuentes de agua en Copan. Dado el hecho de que las lagunas de Copan se ubican en el centro de los barrios urbanos, entre residencias que tienen referencias al agua y a los recursos que viven en las fuentes de agua no corriente, se plantea la pregunta: ¿utilizaban los copanecos las lagunas de Copan como fuentes de agua potable y de otros recursos naturales? Y en este caso, ¿cuáles eran las implicaciones sociales de tal adaptación económica?
Para investigar estas preguntas, en 1994 se llevaron a cabo excavaciones en las dos lagunas grandes en El Bosque y Las Sepulturas. Las excavaciones revelaron indicios de actividad frecuente en las lagunas, correspondiente al periodo Clásico Tardío (600-850 DC; Davis-Salazar 2001). Para entender mejor los tipos de actividades que se realizaban en las lagunas, aquí se presenta un modelo etnográfico del manejo de agua en comunidades Mayas modernas (Vogt 1969), con el cual se evalúan los datos cerámicos recuperados por las excavaciones.
La frecuencia y la distribución de la cerámica (y otros artefactos), sugieren que el consumo comunal de los alimentos y otros ritos tanto como el sacar de agua eran actividades comunes en las lagunas durante el periodo Clásico Tardío. Sobre la base de los datos arqueológicos e iconográficos, se propone que las lagunas de Copan puedan haber sido utilizadas y cuidadas como propiedad comunal por los residentes cercanos en una manera similar a la documentada en la literatura etnográfica.
Tomando en cuenta la situación política en Copan durante el Clásico Tardío, el manejo de fuentes locales de agua puede haber organizado la población urbana en cooperativas residenciales, las cuales creaban identidades de comunidad que se hicieron más y más importantes en el contexto del crecimiento demográfico y jerarquía socio-política creciente que caracterizaban este periodo en la historia de la ciudad.
Figura 1 Mapa del asentamiento en el valle de Copan
Figura 2 Mapa del asentamiento en el Barrio El Bosque
Figura 3 Mapa del asentamiento en el Barrio Las Sepulturas
LAS LAGUNAS DE COPAN
Los objetivos específicos de las excavaciones de las lagunas (Operación 4, Suboperación 180) eran: 1) definir los límites de las lagunas; 2) determinar si las lagunas eran rasgos naturales o culturales; 3) documentar rasgos culturales y arquitectónicos asociados a las mismas; 4) fechar el uso de ellas; y 5) recuperar artefactos que podían indicar los tipos de actividades que se realizaban allí. Se excavaron siete trincheras en la laguna El Bosque (Figura 4), y seis trincheras en la laguna Las Sepulturas (Figura 5).
Figura 4 Estratigrafía de la laguna El Bosque
Las dos lagunas parecen ser rasgos naturales fechados por lo menos para el periodo Clásico. La laguna El Bosque mide aproximadamente 66 m norte al sur, 38 m este al oeste, y hasta 2.20 m de hondo. El relleno de la laguna se acumuló durante siglos de sedimentación y se caracteriza por una capa muy gruesa (hasta 2.20 m) de arcilla de color gris oscuro (Figura 4). Se definen los perfiles de la laguna por aluvión de color café oscuro y el fondo por una capa de arena de color café claro.
Las excavaciones en la laguna El Bosque revelaron que la capa freática está alta en el lugar. Se rompió en las partes noreste y este de la laguna (entre 1.85 y 2.20 m bajo la superficie), sugiriendo que la laguna era pozo artesano (Jay Hall, comunicación personal 1994). Las elevaciones absolutas de las orillas de la laguna (y el grado de declive), sugieren que ésta se modificó en la antigüedad. La corriente natural de agua de lluvia es de norte al sur, es decir de las estribaciones en el norte hacia el río Copan. Sin embargo, la orilla sur de la laguna (585.82 m sobre el nivel del mar), donde el agua habría salido naturalmente, está 1.40 m más arriba que la orilla norte (584.45 m sobre el nivel del mar), donde el agua habría entrado naturalmente. Además, la orilla sur parece haber sido reforzada. Estas condiciones habrían estorbado la corriente natural de agua hacia el río y podrían indicar el intento de detener agua en la laguna.
Figura 5 Estratigrafía de la laguna Las Sepulturas
Un total de 987 tiestos cerámicos fueron recuperados del relleno de la laguna El Bosque con una densidad de 11 tiestos por metro cúbico excavado (94 m3 excavados en total). No se pudieron clasificar 437 tiestos (44%) debido al estado erosionado en que se encontraron. De los demás 550 tiestos (56%) se identificaron el grupo y el tipo de cerámica. La mayoría de los tiestos identificados es cerámica utilitaria (Tradición Zico Utilitario = 61%; Tradición Antonio Utilitario = 28%). Menos del 11% es de pasta fina (Tradiciones Pasta Crema, Negro/Café Pulido, y Policromo Maya). Un 94% de los tiestos identificados pertenecen a la fase cerámica Coner, fechada para el Clásico Tardío (600-850 DC), mientras que sólo 6% pertenece a la fase Acbi, fechada para el Clásico Temprano (400-600 DC). También se recuperaron 11 lascas de obsidiana, dos fragmentos de navaja de obsidiana, una punta de obsidiana, seis lascas de pedernal, un candelero, un fragmento de incensario de mano y un fragmento de mano de moler. En el fondo de la laguna, 5 m al este del perfil oeste, se encontró un depósito de piedras de playa sobre el cual se encontró la pelvis de venado. Al margen norte, se encontró un cráneo humano encima de algunas piedras de playa. Al lado sur de la laguna se encontró un fémur humano en la pura arcilla.
La laguna Las Sepulturas mide aproximadamente 23 m norte al sur, 63 m este al oeste, y hasta 1.30 m de hondo. Se caracteriza el relleno de la laguna por dos capas: una capa inferior de arcilla de color café grisáceo oscuro y una capa superior de arcilla de color gris (Figura 5). Otras capas superiores de arcilla de colores gris a gris oscuro posiblemente representan inundaciones posteriores. Se definen los perfiles de la laguna por aluvión de color café rojizo y el fondo por una capa natural de piedras de playa que se extiende fuera de los límites de la laguna.
Se necesitan investigaciones adicionales para determinar los procesos geo-mórficos que formaron la laguna Las Sepulturas. La capa natural de piedra de playa al fondo de la laguna es un cauce viejo que corría por Las Sepulturas. Las inclinaciones de las orillas este y sur de la laguna son abruptas en comparación a las orillas graduales del oeste y del norte, patrón típico de la deposición del sedimento en el río, posiblemente indicio de que originalmente la laguna Las Sepulturas fuera una curva vieja del río Copan formada por el abandono del cauce. La corriente natural de agua de lluvia es del noroeste al sureste donde al final desemboca en el río Copan. La orilla este de la capa superior del relleno, por la cual el agua de lluvia sale actualmente, tiene la elevación más alta (589.20 m sobre el nivel del mar), y la orilla sur tiene la elevación más baja (588.84 m sobre el nivel del mar), sugiriendo que en antigüedad la corriente de agua salía por la orilla sur y no por la este de la laguna. De hecho, la capa inferior de relleno sugiere que anteriormente sólo la parte sur de la laguna se llenaba de agua. Es interesante notar que una corriente hacia el sur habría descargado agua en un grupo de casas comunes (Tipos 1 y 2), mientras que una corriente hacia el este habría descargado agua directamente en el Grupo 9N-8 (Tipo 4). Es posible que hubiera desagües que no se localizaron.
Un total de 4018 tiestos cerámicos fueron recuperado del relleno de la laguna Las Sepulturas con una densidad de 50 tiestos por metro cúbico excavado (80.34 m3 excavados en total). No se pudieron clasificar 2284 tiestos (57%) debido al estado erosionado en que se encontraron. De los demás 1734 tiestos (43%) se identificaron el grupo y tipo cerámico. La mayoría de los tiestos identificados en la laguna Las Sepulturas es cerámica utilitaria (Tradición Zico Utilitario = 67%; Tradición Antonio Utilitario = 25%). Menos de 8% es de pasta fina (Tradiciones Pasta Crema, Negro/Café Pulido y Policromo Maya). El 97% de los tiestos identificados pertenece a la fase cerámica Coner, fechada para el Clásico Tardío (600-850 DC), mientras que sólo 3% pertenece a la fase Acbi, fechada para el Clásico Temprano (400-600 DC). También se recuperaron 33 lascas de obsidiana, 14 lascas de pedernal, un candelero, y un fragmento de piedra de moler.
MODELO ETNOGRÁFICO DEL MANEJO DEL AGUA EN COMUNIDADES MAYAS
El estudio etnográfico de Evon Vogt (1969) ofrece un modelo con el cual se puede aclarar las actividades que se realizaban en las lagunas residenciales de Copan y empezar a entender las implicaciones sociales del uso local de tales fuentes de agua. Las investigaciones de Vogt de los Maya Tzotzil de Zinacantan indican que el manejo del agua es la base de la organización social de las comunidades modernas en las tierras altas de Chiapas, México. Específicamente, el uso y cuidado común de la fuente de agua compartida entre los habitantes locales organizan a los grupos de linajes (snas) en grupos sociales más grandes, los cuales Vogt llama “grupos de agua” (waterhole groups). Los vínculos sociales del grupo de agua, creados por este sistema económico, son intensificados por los rituales y creencias relacionados a la creación de la fuente de agua y a los espíritus y ancestros quienes la vigilan.
Los miembros del grupo de agua, es decir los que tienen derecho a aprovecharse de la fuente, cooperan en y son responsables de todo el mantenimiento de la fuente (Vogt 1969:147). El mantenimiento incluye la limpieza, la reparación de los altares de cruz asociados con la fuente y la participación en los ritos y ceremonias para el agua. Los ritos para el agua se realizan al altar de cruz a la orilla de la fuente de agua y son parte de un circuito ritual más extenso que se realiza para los dioses ancestrales quienes encontraron la fuente. Las ceremonias incluyen el quemado de velas y de incienso, y “una sesión larga de baile y bebida a la orilla de la fuente, seguida por una comida ceremonial al final” (Vogt 1969:448). Es de notar que el consumo de los alimentos en estos instantes es acto comunal y no competitivo (Hayden 1995, 1996; LeCount 1996; Potter 2000).
Frecuentemente, la fuente de agua misma está repartida entre linajes de manera que los miembros de un linaje usan una parte de la fuente de agua y los miembros de otro linaje usan otra parte (Vogt 1969:174). También a veces se divide la fuente de agua en áreas de actividad separadas. Por ejemplo, el área para sacar el agua puede estar separada del área para lavar la ropa y dar de beber a los animales.
Dada la organización social y espacial alrededor de las fuentes de agua compartidas que existe actualmente en comunidades Mayas, la ubicación central de las dos lagunas entre los barrios urbanos de Copan plantea la posibilidad de que fueran usadas y mantenidas en una manera similar al manejo del agua en Zinacantan. Si el manejo de las lagunas residenciales era enfoque de actividades de las comunidades en Copan, se esperaría que el material cultural en las lagunas reflejaría los mismos tipos de actividades utilitarias y rituales que se realizan en las fuentes de agua en Zinacantan. Específicamente, se puede esperar encontrar en las lagunas de Copan la siguiente:
1. Una frecuencia alta de jarras (en vez de cuencos o platos, por ejemplo), las cuales pueden haber sido utilizadas para traer el agua (Reina y Hill II 1978)
2. Una frecuencia alta de vasijas típicas para cocinar y servir, las cuales pueden sugerir el consumo comunal por la existencia de ellas fuera de contextos domésticos y en cantidades más grandes que era típico en contextos domésticos (Hayden 1996; LeCount 1996; Potter 2000)
3. Una frecuencia baja de vasijas decoradas utilizadas para servir, las cuales se asocian generalmente con el consumo competitivo (Hayden 1996)
4. La presencia de incensarios y/o candeleros, los cuales pueden haber sido utilizados para quemar el copal (Willey et al. 1994)
5. Una distribución desigual de artefactos en las lagunas que puede reflejar las divisiones espaciales de las fuentes de agua por grupo social y/o por actividad
FRECUENCIA Y DISTRIBUCIÓN DE ARTEFACTOS
CERÁMICA
El análisis de los datos cerámicos se basó en el número total de tiestos (cuerpos y bordes) del periodo Clásico Tardío (fase Coner) recuperados por las excavaciones de las lagunas. No se usaron solamente los bordes porque consistieron en menos de 4% de la colección total de cerámica clasificada en las lagunas. Por consecuencia, se infieren las formas de las vasijas presentes en las lagunas a base de las clasificaciones del tipo de cerámica. Esta inferencia no es problemática porque durante el periodo Clásico Tardío había “una asociación casi exclusiva de clases de productos [por ejemplo, jarras, comales, braseros] con particulares tradiciones tecnológicas [por ejemplo, Zico Utilitario, Antonio Utilitario]” (Bill 1997:530). La (Figura 6) resume los tipos de cerámica y sus formas asociadas para el periodo Clásico Tardío en Copan.
Donde es aplicable, se interpretan los datos cerámicos en referencia a las colecciones cerámicas recuperadas en basureros domésticos en el Grupo 10L-2, el grupo residencial de elite justo al este de la laguna El Bosque que fue excavado por E. Wyllys Andrews (Bill 1997). A causa de que parece haber poca variación en las colecciones domésticas entre los grupos residenciales de elite y no-elite, sugiriendo que la mayoría de los residentes del valle de Copan tenían acceso igual a los mismos tipos de cerámica (Bill 1997:542-543), esta comparación no es problemática. De hecho, los datos de Bill (1997) son útiles para hacer comparaciones, en particular con la laguna El Bosque, porque el Grupo 10L-2 es uno de los grupos sociales que pudieron haber participado en el uso y manejo de las fuentes de agua (Fash s.f.).
Se calcularon las frecuencias de tradiciones cerámicas del Clásico Tardío y sus respectivos tipos cerámicos para las dos lagunas usando el número total de tiestos identificados en el relleno de las lagunas. Las frecuencias, o porcentajes, representan la proporción de tiestos en una tradición o tipo cerámico al número total de tiestos identificados en el relleno de la laguna. Se compararon estas frecuencias con las de tradiciones cerámicas y sus tipos respectivos en el Grupo 10L-2. Se calculó la distribución de las densidades cerámicas para las unidades de excavación en las lagunas usando los metros cúbicos de tierra excavada. La densidad representa el número de tiestos en una unidad de excavación por metro cúbico de tierra excavada.
Figura 6 Tipología de cerámica del periodo Clásico Tardío en Copan
El análisis de la cerámica revela una correlación parecida entre las tradiciones cerámicas representadas en las dos lagunas, lo cual indica una semejanza general en las colecciones de la cerámica entre las dos lagunas (Figura 7). Cuando se separan estas tradiciones entre sus respectivos tipos (Figura 8), hay poca diferencia entre las frecuencias de cerámica en las dos lagunas. Esto sugiere que se realizaban los mismos tipos de actividades en ambos lugares.
Cuando se comparan las frecuencias de tradiciones de cerámica en las lagunas con las del Grupo 10L-2 (Figura 7), se hacen tres observaciones:
1. Una alta frecuencia de la tradición Zico Utilitario en las lagunas El Bosque y Las Sepulturas en general (61.1% y 66.9%, respectivamente), pero no en comparación con el Grupo 10L-2 (65.7%)
2. Una frecuencia baja de las tradiciones Jicatuyo Utilitario y Negro/Café Pulido en la laguna El Bosque (0.2% y 0.9%, respectivamente), y la laguna Las Sepulturas (0.5% y 1.8%, respectivamente) en general, y también en comparación con el Grupo 10L-2 (3.8% y 7.6%, respectivamente)
3. Una frecuencia significativamente más alta de la tradición Antonio Utilitario en las lagunas El Bosque y Las Sepulturas (15.5% y 12.1% más alta, respectivamente) que en el Grupo 10L-2
Figura 7 Histograma de las frecuencias de las tradiciones cerámicas en la laguna El Bosque
Figura 8 Histograma de las frecuencias de las tradiciones cerámicas en la laguna Las Sepulturas
Cuando se separan las tradiciones de cerámica que tienen las frecuencias más altas, es decir Zico Utilitario y Antonio Utilitario, entre sus respectivos tipos cerámicos (Figura 8), se encuentran cuatro diferencias importantes entre las lagunas y el Grupo 10L-2:
1. Una frecuencia mucho más alta del tipo Zico Sin Engobe en las lagunas El Bosque y Las Sepulturas (22% y 30% más alta, respectivamente) que en el Grupo 10L-2
2. Una frecuencia más alta del tipo Sepultura Sin Engobe en las lagunas El Bosque y Las Sepulturas (7% y 9.5% más alta, respectivamente) que en el Grupo 10L-2
3. Una frecuencia más alta del tipo Titichón Rojo-sobre-Café en las lagunas El Bosque y Las Sepulturas (5.5% y 2.5% más alta, respectivamente) que en el grupo 10L-2
4. Una frecuencia un poco más alta del tipo Sisero Rojo en las lagunas El Bosque y Las Sepulturas (1% y 3% más alta, respectivamente) que en el Grupo 10L-2
En cuanto a la distribución de las densidades de la cerámica en la laguna Las Sepulturas, se encuentra una concentración muy distinta de cerámica en la parte norte de la laguna (Figura 9). En la laguna El Bosque los datos sugieren tres áreas de concentración de artefactos (aunque menos densas que en la laguna Las Sepulturas; (Figura 10). En las dos lagunas, las concentraciones son densas en las orillas y se reducen hacia abajo las inclinaciones de los perfiles (Figuras 11 y 12).
Figura 9 Distribución de las densidades de cerámica en la laguna Las Sepulturas
Figura 10 Distribución de las densidades de cerámica en la laguna El Bosque
Figura 11 Distribución de las densidades de cerámica en la Trinchera E en la laguna Las Sepulturas
Figura 12 Distribución de las densidades de cerámica en las Trincheras E y A en la laguna El Bosque
HUESO, LÍTICA Y PIEDRA DE MOLER
La información sobre el hueso, lítica y piedra de moler es escasa y algo equívoca, pues es raro que aparezca este tipo de artefactos en las lagunas. Los fragmentos de mano y de piedra de moler sugieren la preparación de comida, así como también lítica, la cual pudo haber sido usada para cortar carne y otra comida. Pero se necesitan análisis de desgaste para confirmar esto. Los incensarios y candeleros que se hallaron en las dos lagunas son evidencia del quemado del copal.
Hay buena evidencia de actividades rituales en la laguna El Bosque. Se recuerda que se descubrió un cráneo humano junto con una navaja larga de obsidiana y una punta de obsidiana, directamente encima de unas piedras de playa en la orilla norte de la laguna. También se descubrió un fémur humano en la orilla sur de la laguna en la misma área donde se encontró el incensario. Se asocian estos dos huesos con dos altas concentraciones de cerámica. En contraste, se descubrió la pelvis de venado en la orilla oeste de la laguna en un área de densidad baja de artefactos. Esta correlación entre restos humanos y concentraciones altas, y entre restos de animal y concentraciones bajas puede indicar que se usara el lado oeste de la laguna para dar de beber a los animales, mientras que se usaran los lados norte y sur (y también este) para otros tipos de actividades como el consumo de la comida y otros ritos de agua. El hecho de que hay poca diferencia entre la composición de las concentraciones (en cuanto a las clases de artefactos) en las orillas norte, este, y sur de la laguna El Bosque, puede indicar que se realizaran las mismas actividades en estas tres áreas.
En contraste, no solamente había menos artefactos no cerámicos en la laguna Las Sepulturas que en la laguna El Bosque, su distribución en la laguna Las Sepulturas no está en correlación con la distribución de cerámica, como en la laguna El Bosque. En la laguna Las Sepulturas, la distribución de artefactos no cerámicos está repartida por la laguna con más igualdad que la cerámica. Esto puede ser el resultado del uso diferencial (por actividad) de la laguna.
En resumen, en un alto grado, los tipos y las proporciones relativas de vasijas de cerámica en las lagunas correspondieron a las esperanzas elaboradas a base del modelo etnográfico. Primero, se encontró en las lagunas una proporción alta de la tradición Zico Utilitario, es decir de jarras, en relación a las otras formas de cerámica. Pero esta proporción no pasó la del Grupo 10L-2, como se esperaría si se usaba esta tradición de jarras para sacar el agua de las lagunas. Pero un análisis de los tipos de cerámica indicó una proporción alta del tipo Zico Sin Engobe, quizá indicando que Zico Sin Engobe fuera la jarra principal para traer agua. Además, se encontraron en las lagunas una proporción baja de vasijas decoradas para servir (por ejemplo, las tradiciones Negro/Café Pulido y Pasta Crema), generalmente consideradas utilizadas para el consumo comunal de la comida en situaciones competitivas (Hayden 1996). También se encontró una proporción alta de vasijas para cocinar (por ejemplo, las tradiciones Titichón Rojo-sobre-Café y Sisero Rojo). Es de notar que la proporción de vasijas para cocinar en las lagunas sobrepasó la proporción encontrada en el Grupo 10L-2. Como es poco probable que esto indique que se realizaban con más frecuencia la cocina diaria y tareas asociadas en las lagunas que en contextos domésticos, esta diferencia sugiere el consumo comunal asociado con los ritos de agua en Zinacantan. En base a una comparación con el Grupo 10L-2, se encontró en las lagunas una proporción relativamente más alta de vasijas rituales, en particular incensarios (i.e., Sepulturas Sin Engobe). Esto también refleja los mismos tipos de actividades rituales que se realizan durante las ceremonias del grupo de agua en Zinacantan.
Como se esperaba en cuanto a la distribución de artefactos, la distribución de artefactos en las lagunas refleja las divisiones documentadas en las fuentes de agua en Zinacantan. La distinta concentración de artefactos en la laguna Las Sepulturas sugiere un área de actividad y tres concentraciones en la laguna El Bosque sugiere tres áreas de actividad. De hecho, en el caso de la laguna El Bosque, las tres concentraciones de artefactos que se hallaron en las partes norte, este y sur de la laguna pueden corresponder con los tres grupos residenciales de Tipo 4 en el barrio, los cuales se sitúan al norte, este y sur de la laguna.
La distribución de otros tipos de artefactos en la laguna El Bosque está en correlación con la distribución de cerámica. Esta correlación puede indicar que los mismos tipos de actividades se realizaran en las tres áreas de la laguna. En la laguna Las Sepulturas, sin embargo, los artefactos no cerámicos parecen estar distribuidos igualmente por la laguna y por eso no está en correlación con la distribución de cerámica. Esta diferencia puede indicar una diferencia en la distribución de los tipos de actividades que se realizaban en partes distintas de la laguna.
INTERPRETACIONES
En base a la evidencia arqueológica e iconográfica, se sugiere que los antiguos copanecos aprovechaban las lagunas en El Bosque y Las Sepulturas de manera similar a la documentada por Vogt (1969) en las comunidades Mayas modernas, y que el uso compartido de las lagunas tenía implicaciones sociales para la organización local de las comunidades de Copan. Igual que en Zinacantan, las lagunas de Copan se situaban en el centro de áreas muy pobladas. La cantidad y calidad de artefactos sugieren que se realizaba el consumo comunal y otros ritos tanto como el sacar del agua en las lagunas durante el periodo Clásico Tardío, actividades relacionadas con el manejo del agua en Zinacantan. Y, la iconografía de las residencias cercanas refiere la importancia del agua y de los recursos acuáticos, lo cual se puede entender en base de la etnografía (Vogt 1969; Chapman 1985), y otros estudios iconográficos (Fash s.f.; Puleston 1976, 1977; Schele y Miller 1986), como referencia a los sitios de origen y comunión ancestrales que las lagunas representan.
En resumen, el manejo utilitario y ritual de las lagunas proporcionó la base económica y religiosa para la integración social y así crear una identidad local de comunidad bien ligada a las creencias y prácticas religiosas y económicas de Copan, con la cual la gente podía relacionarse en el contexto del crecimiento demográfico y jerarquía socio-política inestable del Clásico Tardío (Fash 2001).
AGRADECIMIENTOS
Las investigaciones presentadas aquí fueron financiadas por becas de la Ford Foundation, Dumbarton Oaks Research Library and Collections, la Mellon Foundation, el David Rockefeller Center for Latin American Studies, el Departamento de Antropología de la Universidad de Harvard, y el Departamento de Antropología de la Universidad de Northern Illinois. Deseo agradecer a Barbara W. Fash, a William L. Fash, y a E. Christian Wells por su ayuda y consejos a lo largo del proyecto y al Instituto Hondureño de Antropología e Historia (IHAH), por el permiso de llevar a cabo las excavaciones.
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