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Muñoz Cosme, Gaspar, Cristina Vidal Lorenzo y Óscar Antonio Quintana Samayoa
2011 Hallazgo de un mascarón en el sitio arqueológico de Chilonche (Petén). (Editado por B. Arroyo, L. Paiz, A. Linares y A. Arroyave), pp. 277-285. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala (versión digital).
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HALLAZGO DE UN MASCARÓN EN EL SITIO ARQUEOLÓGICO DE CHILONCHE (PETÉN)
Gaspar Muñoz Cosme
Cristina Vidal Lorenzo
Óscar Antonio Quintana Samayoa
PALABRAS CLAVE
Tierra Bajas Mayas, Petén, Chilonche, mascarón, arquitectura
ABSTRACT
As part of the documentation of Maya architecture at risk currently being done by the Instituto de Restauración del Patrimonio of the Universidad Politécnica de Valencia, in March of 2009 a stucco mask of large proportions and in a good state of preservation was discovered in a looters’ tunnel in the Acropolis at Chilonché, which undoubtedly forms part of an earlier façade buried during the construction at the Acropolis. Here, we present the relevant data on the mask, as well as the salvage and protective measures for its safekeeping and preservation.
EL PROGRAMA DE DOCUMENTACIÓN DE LA ARQUITECTURA MAYA EN PELIGRO
La conservación y el conocimiento de la arquitectura Maya es el objetivo principal del programa que desarrolla un equipo de investigación del Instituto de Restauración del Patrimonio de la Universidad Politécnica de Valencia, compuesto por investigadores de dicha universidad y de las Universidades de Valencia y San Carlos de Guatemala, financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación de España dentro de su programa de I+D+I. Una de sus principales herramientas son las expediciones científicas para localizar e identificar edificios Mayas en Petén, Guatemala; que muchas veces se encuentran en grave peligro de deterioro, con el fin de documentarlos mediante fotografías y levantamientos arquitectónicos que sirvan para conocer sus características tipológicas, constructivas y arquitectónicas originales, así como su estado de conservación, los peligros de deterioro y destrucción que le amenazan.
Como es sabido, la gran cantidad de ciudades y poblaciones que se generaron en la época del periodo Clásico Maya en la selva de Petén ha producido un amplio patrimonio edificado que, tras la crisis y el abandono en el Clásico Terminal, ha pervivido sepultado y oculto en la espesura de las selvas y bosques tropicales. La mejor arma para la defensa de ese valioso patrimonio cultural es el conocimiento y la identificación del mismo, ya que su desconocimiento y el abandono, ya de por sí, pueden producir el aceleramiento de su destrucción y la pérdida del mismo. Más aún cuando, como en el caso del patrimonio arquitectónico Maya, sus restos arquitectónicos en forma de montículos están sometidos a graves saqueos y depredaciones.
EL SITIO ARQUEOLÓGICO DE CHILONCHE
Dentro de la programación de la expedición realizada en los meses de febrero y marzo de 2009, se incluía el visitar algunos de los sitios arqueológicos de la cuenca del río Mopan que presentaban rasgos arquitectónicos vinculables con la arquitectura que se había podido estudiar en La Blanca. Entre esos sitios figuraba Chilonche o El Chilonche, cuyo nombre proviene de una especie vegetal del mismo nombre que abunda en el lugar, y que está situado a 17 km en dirección sureste de La Blanca (Figura 1).
El sitio fue reportado en el año 1995 por el arqueólogo Julio A. Roldán, como parte de los trabajos realizados por el Proyecto Atlas Arqueológico de Guatemala, si bien ya se tenía noticia de él desde el año 1989, por informe del inspector general del Departamento de Monumentos Prehispánicos (Mejía, et al. 1997:171). En los meses de abril y mayo de 1996 dicho Proyecto llevó a cabo una prospección arqueológica, a partir de la cual se levantaron croquis de campo de los 59 grupos arqueológicos detectados (Quezada, et al. 1996:419-431; Mejía, et al. 1997:182-183), entre los cuales destaca un Grupo E o Complejo de Ritual Público y el Grupo 47.
Según ese croquis, el Grupo 47 consiste en una Acrópolis de unos 7 m de alto, integrada por cinco estructuras principales, dispuestas en torno a una plaza central. De estas estructuras, las situadas al norte y al oeste son las más elevadas (unos 6 m de altura). La ubicada al norte presentaba cinco cámaras expuestas y la oeste, dos (Chocón 1997:309).
En esa plaza se realizaron cuatro pozos de sondeo (Suboperaciones 60, 61, 62 y 63), a partir de los cuales se obtuvieron restos cerámicos y otros materiales de interés arqueológico. Asimismo, se realizaron tres calas de seguimiento de la arquitectura para identificar las esquinas de la estructura Norte (Suboperaciones 70, 71 y 72-73), de las cuales también se extrajo material cerámico (Chocón 1997), dichas investigaciones han permitido determinar evidencias de ocupación en el sitio desde el Preclásico Tardío hasta el Postclásico (Laporte y Mejía 2000).
En el año 2005, el Programa de Rescate del Proyecto de Sitios Arqueológicos en Petén (PROSIAPETEN) realizó nuevos croquis de la Acrópolis de Chilonche, en los que se indicaron los numerosos saqueos de los que ha sido objeto este sitio en las pasadas décadas. Dicha información fue incluida en una ficha técnica publicada en una de las monografías del Proyecto La Blanca (Quintana 2006:156).
El objetivo de la visita al sitio de Chilonche el día 13 de marzo de 2009, era poder documentar la arquitectura visible de la Acrópolis. A la llegada al lugar se observó que en este conjunto monumental existían dos edificios con arquitectura expuesta, uno de ellos en la parte superior oeste y otro en la parte superior norte. A ello había que añadir una sección constructiva de una escalinata que se podía apreciar en el muro lateral de una zanja de saqueo en el centro de la fachada sur de la Acrópolis, así como algunos pequeños restos arquitectónicos que afloraban en las embocaduras de los túneles de saqueo practicados en la parte superior. En total se pudieron contabilizar 16 zanjas o túneles de saqueo visibles en este conjunto monumental.
EL HALLAZGO DEL MASCARÓN
Se iniciaron los trabajos de levantamiento arquitectónico de la arquitectura visible, al mismo tiempo que se realizaban algunas prospecciones en los túneles de saqueo para observar si había también arquitectura expuesta en algunos de ellos. La mayor sorpresa fue que al adentrarse en el túnel de saqueo situado en el centro de la parte baja de la fachada norte de la Acrópolis se encontró una bifurcación que, siguiéndola en el desvío de la derecha y avanzando varios metros en un túnel de escasa altura, se llegaba a un ensanchamiento en el que se contemplaba un gran panel de estuco parcialmente dañado. Al acceder a esta cámara se pudo comprobar que se trataba de un enorme mascarón tallado en piedra caliza y con revestimiento de estuco, que sin duda formaba parte de una subestructura, y que el túnel de saqueo había bordeado, dejándola vista en casi su totalidad.
Recorriendo el túnel hacia la izquierda apareció lo que podía ser el ojo de este personaje sobrenatural en el que aún se conservan restos de color rojo, mientras que más adelante se intuían su hocico o trompa a ras del pavimento (Figuras 2 y 3). En ese punto se estrechaba el túnel, ya que en el lateral, el piso sobre el que se apoyaba el mascarón había sido horadado, dando mayor amplitud a la galería. A partir de allí, el pavimento se conservaba íntegro como límite inferior del paso, dejando un pequeño espacio para acceder al otro lado del mascarón que se podía contemplar también de forma completa. Esta parte del mascarón se apoya sobre el pavimento original, el cual no fue roto, por lo que el túnel era de menor altura, pudiéndose observar que no se trata únicamente de un rostro sino de un ser monstruoso de cuerpo entero (Figura 4). Al final y a la izquierda, aparecía otra salida que prolongaba el túnel hacia otras galerías interiores que, según se supo luego, volvían hacia la entrada inicial.
En el primer acceso se observaba que el túnel tenía una prolongación hacia la derecha, rompiendo el paramento y entrando por la parte interior del mascarón, rodeándolo hasta salir al extremo opuesto, conectando con el túnel del otro lado, es decir, que los saqueadores rodearon completamente el mascarón, quizás en busca de alguna ofrenda u otros objetos que pudiesen encontrar. Ésta es, por tanto, la parte más dañada del mismo, ya que el resto de la pieza se conserva en un buen estado de conservación.
Comprobado el interés del hallazgo, se suspendieron todas las actividades previstas y se procedió a levantar los croquis necesarios del mismo y realizar diversas fotografías para documentarlo completamente. Este trabajo ocupó a los cinco miembros de la expedición durante toda la jornada. Según las mediciones de este primer levantamiento, el mascarón tiene 3.50 m de largo, 2.50 m de ancho en planta, y una altura en su parte más alta de 1.50 m.
Una vez obtenida la información se procedió a poner en conocimiento de las autoridades del Instituto de Antropología e Historia de Guatemala (IDAEH) el descubrimiento, en cumplimiento del Artículo 33 de la Ley para la Protección del Patrimonio Cultural de la Nación de Guatemala, remitiéndole una carta en la que se informaba del hallazgo y se aportaban los datos más importantes junto a una colección de tres fotos y tres croquis acotados para que pudiese ser valorado el hallazgo por los expertos del Ministerio de Cultura y Deportes. Al mismo tiempo se hizo el ofrecimiento de poner a disposición del IDAEH los recursos disponibles de las dos universidades valencianas para realizar la operación de rescate del mascarón, ofrecimiento que fue aceptado por las autoridades del IDAEH, lo que motivó que se preparase una propuesta de intervención de rescate presentada ante el IDAEH para su aprobación y posterior puesta en práctica.
OPERACIÓN DE RESCATE Y PRESERVACIÓN
La operación de rescate se planeó con el objetivo no solamente de preservar el mascarón encontrado sino de obtener información general con el fin de explicar su inserción en el contexto de la Acrópolis de Chilonche. Debido a ello se consideró necesario e imprescindible realizar un levantamiento topográfico de toda el área de la Acrópolis y de las zonas aledañas relevantes.
El trabajo se planificó para realizarse durante la temporada de campo 2009 del Proyecto La Blanca y se contó con el apoyo de un equipo de ingenieros del Departamento de Ingeniería Cartográfica, Geodesia y Fotogrametría de la Universidad Politécnica de Valencia, liderado por el Dr. Víctor Calvo Báguena y el Ingeniero Miguel Sánchez Marco. El trabajo de campo se realizó utilizando una Estación Total Leika.
La superficie objeto del levantamiento se estableció con el criterio de comprender totalmente la Acrópolis de Chilonche y su entorno inmediato, en este sentido se vio procedente incluir la plaza situada al sur con todos los montículos que la delimitan así como la Acrópolis menor que está situada a unos 100 m al suroeste. Así, incluyendo todo el terreno necesario para relacionar estos tres elementos, se obtuvo una superficie aproximada de unas 2.50 ha (Figura 5).
La restitución de los datos tomados en campo se realizó con curvas de nivel cada medio metro para poder percibir perfectamente todos los accidentes del terreno y, especialmente los pozos y zanjas de saqueo. En el suroeste de la Acrópolis se detectaron dos saqueos, en los montículos de la Plaza Sur siete y 16 en la Acrópolis, es decir un total de 25 túneles, pozos o zanjas de saqueo practicados en estos edificios (Figura 6). Con las restituciones se pudieron obtener las secciones y alzados de la Acrópolis para poder incorporarle la información relativa a la arquitectura visible y a los túneles de saqueo.
Posteriormente un equipo de levantamiento arquitectónico formado por los arquitectos Manuel May Castillo, Saray Montalvo López y Beatriz Martín Domínguez, procedió a realizar las labores de campo de toma de datos mediante croquis acotados y auxiliados con diferentes equipos de medidas para obtener la información necesaria para la restitución arquitectónica de los edificios parcialmente visibles, uno en lo alto de la fachada Norte de la Acrópolis y otro en la fachada oeste, así como la información necesaria para la restitución del mascarón de estuco hallado. Se utilizó una técnica de fotogrametría para el estudio y análisis de los paramentos interiores de los edificios visibles (Figura 7).
Con todo ello se pudo obtener la restitución de estas edificaciones en planta y secciones y su incorporación a las fachadas y secciones de la Acrópolis obtenidas mediante el levantamiento topográfico (Muñoz 2010).
De forma paralela, el equipo de arqueología inspeccionó todos los saqueos de la Acrópolis; se dibujaron los perfiles expuestos (Vidal, et al. 2010) y se recogieron muestras de materiales abandonados en su interior, cerámicos principalmente, cuyo análisis ha permitido determinar una amplia cronología de ocupación, desde el Preclásico Tardío al Clásico Terminal, si bien los más representados son el Clásico Temprano y el Clásico Tardío (Salas y Orozco 2010). Asimismo, se tomaron muestras de pigmentos de los cuartos de la Acrópolis que aún conservan abundantes restos pictóricos, destacando principalmente los colores rojo, naranja y azul.
Un equipo de restauración dirigido por la Dra. Begoña Carrascosa Moliner examinó el estado del mascarón y adoptó las primeras medidas de limpieza y consolidación para garantizar su perfecta conservación. Las principales patologías detectadas fueron: concreciones terrosas más o menos adheridas en el estuco, roturas a causa de la excavación del saqueo, acciones antrópicas como el oscurecimiento de zonas sobresalientes del conjunto, debido al aporte de grasa del roce de los propios saqueadores y de gotas de cera, posiblemente por la utilización de velas para alumbrar el paso en el túnel, así como fractura y debilitamiento del estuco en la zona inferior del hocico del mascarón. Los tratamientos aplicados consistieron en una primera limpieza física de toda la pieza, en la eliminación de concreciones biológicas, en tratamientos de refuerzo perimetral en aquellas zonas más dañadas a causa de la acción de los saqueadores y en una protección especial en la parte del hocico por ser la más sobresaliente y por presentar una fractura en el estuco en su parte inferior (Carrascosa y Lorenzo 2010).
Finalmente, el día 4 de diciembre de 2009, una vez finalizados los trabajos de documentación y conservación, se procedió al cierre del túnel que conducía al mascarón, mediante un muro de piedra y mortero de cal para evitar el acceso al mismo, de fauna y personas que pudiesen dañar este hermoso vestigio artístico del pasado.
CONCLUSIONES
El hallazgo del mascarón de Chilonche ha motivado el inicio de una nueva investigación que promete aportar una gran información sobre estos asentamientos de la cuenca del río Mopán, que utilizaron una potente arquitectura y una ornamentación escultórica de indudable calidad y espectacularidad.
Con el trabajo realizado hasta el momento, encaminado a una concienzuda toma de datos de la situación actual de la Acrópolis de Chilonche, tanto en su aspecto formal y topográfico como de los indicios que se pueden percibir de su arquitectura visible, el equipo investigador ha querido establecer una metodología adecuada para cimentar una investigación arqueológica y arquitectónica más profunda que ya está en marcha y se espera poder finalizar en futuras temporadas de campo. Solo a partir de entonces se estará en condiciones de abordar el estudio iconográfico de esta original pieza escultórica.
Los resultados obtenidos permiten tanto el análisis y el planteamiento de hipótesis sobre las características arquitectónicas y volumétricas de la Acrópolis de Chilonche, como el fundamentar una propuesta de investigación arqueológica dirigida a profundizar en el conocimiento de esta magnífica muestra de la cultura Maya.
REFERENCIAS
Carrascosa, B. y F. Lorenzo
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Figura 1 Ubicación del sitio arqueológico de Chilonché con respecto a La Blanca.
Figura 2 Detalle del ojo del mascarón en el momento de su hallazgo.
Figura 3 Vista de uno de los laterales del rostro del mascarón en el que se aprecia los daños sufridos en el piso sobre el que se apoya.
Figura 4 Vista del otro lateral del mascarón (trompa, ojo y orejera). En este lado el piso sobre el cual se apoya no ha sido perforado.
Figura 5 Plano topográfico de la Acrópolis de Chilonché y su entorno inmediato (Levantamiento G. Muñoz, V. Calvo y M. Sánchez Septiembre 2009).
Figura 6 Detalle del plano de la Acrópolis de Chilonché con indicación de sus numerosos saqueos (Levantamiento G. Muñoz, V. Calvo y M. Sánchez Septiembre 2009).
Figura 7 Levantamiento arquitectónico del Edificio 3E1 (Cuartos 2 y 3) de la Acrópolis de Chilonché mediante técnica fotogramétrica, donde es posible apreciar los abundantes restos pictóricos que aún conservan estos cuartos. (Levantamiento: G. Muñoz, M. May y S. Montalvo Noviembre-Diciembre 2009).